Lightstream – Exprimiendo el verdadero potencial de la luz reflejada (I)
En esta serie de artículos concentraremos nuestra atención en diferentes aspectos de la luz reflejada, para a continuación analizar las múltiples posibilidades del sistema Lightstream de Dedolight, basado en los desarrollos originales del excelente director de fotografía austríaco Christian Berger.
Introducción
En términos generales, todo el sector cinematográfico es consciente de que la iluminación comprende una enorme variedad de aspectos relativos al carácter mismo de la luz. Del mismo modo que existe una luz natural imperceptible, también podemos crear una iluminación artificial imperceptible. La combinación de esa luz imperceptible con pequeños acentos de carácter sutil destinados a guiar la atención del espectador puede servir como un elemento más de la composición de la imagen.
Pero también debemos contar con las numerosas características de la iluminación perceptible, que puede llegar a ser tan suave como la luz del otoño parisina que baña los cuerpos de los desnudos de Renoir.
Esa misma clase de iluminación es susceptible de variar desde el carácter gentil, amigable y envolvente que provoca que las pieles brillen, hasta el dramático ambiente que abunda en los claroscuros de Caravaggio o en el ascetismo estilizado de El Greco.
No obstante, es esencial ser consciente de que la iluminación en el cine no puede ser considerada como un valor en sí mismo, ya que debe quedar supeditada a la historia que necesitamos contar y al estilo que se elija para hacerlo. De entre este gigantesco campo de posibilidades, vamos a poner la lupa sobre algunos aspectos de la luz reflejada, tanto en su forma pura como en combinación con otros instrumentos de iluminación.
Detendremos nuestra mirada sobre las herramientas, la física y las prácticas aplicables a la iluminación cinematográfica, explorando algunas de las pistas que encontraremos en el camino.
La luz reflejada
El empleo de luz reflejada es constante en la profesión, ya sea por parte de directores de fotografía o de cualquier otra clase de especialistas en la aproximación a la creación de imágenes en movimiento. La naturaleza de esta clase de luz puede proporcionar una multitud de características, muchas de las cuales no son posibles con el uso de ningún método de iluminación directa.
La reflexión pura y dura de la luz tiene unas connotaciones especiales. En ocasiones, podemos interpretarlas como el mero redireccionamiento de los haces de luz. Sin embargo, es de vital importancia entender que, al mismo tiempo, estamos creando una fuente de iluminación virtual a una distancia considerable de los objetos o sujetos que estamos iluminando.
La luz dura reflejada, muy a menudo, resulta ser –asimismo– luz polarizada. Por eso, proporciona una textura diferente en su superficie y –en consecuencia– impresiones diferentes en el espectador. Las reflexiones más suaves son capaces de mostrar gran variedad de extensiones de la luz.
En todos los casos, es sumamente importante considerar el área desde la que se refleja dicha luz. Un error demasiado común es el de considerar que la luz reflejada es suave por naturaleza. No necesariamente. Las reflexiones provenientes de áreas pequeñas siguen proporcionando una luz más dura y unas sombras más marcadas. Las reflexiones provenientes de áreas grandes producirán transiciones mucho más suaves entre las zonas de luz y sombra.
Las superficies reflectivas tienen diversos grados de reflectividad. En general, ofrecen una rica variedad de elementos que influyen en el carácter de la luz utilizada.
Las superficies reflectivas de color agregan sus propias cualidades, desde los tradicionales reflectores dorados brillantes, que se emplean para obtener tonos de piel cálidos y agradables hasta las superficies de madera de tonalidades cálidas, que añaden sutiles tonos de calidez a la imagen.
La combinación de estas superficies con fuentes de iluminación de haces estrechos –o con accesorios de proyección de haces paralelos– hace posible transportar intensidades de luz altísimas a distancias muy considerables. No sólo es factible el empleo de dicha combinación para redirigir la luz. Se puede utilizar de muchas maneras diferentes, aportando un valor añadido a numerosas herramientas creativas y prácticas.
Métodos y prácticas conocidas
A continuación, analizaremos de forma básica una serie de ejemplos de uso de este sistema de luz reflejada en escenas típicas de un rodaje, para que el lector comprenda el principio de funcionamiento del sistema. En posteriores artículos, explicaremos cada uno de los componentes de dicho sistema, sus prestaciones y características
Ejemplo 1
Para iluminar interiores en un edificio de cierta altura, es perfectamente plausible utilizar proyectores de haz en el exterior, al nivel de la misma calle, apuntando directamente hacia el cielo en la posición de un contrapicado de 90º. Colocando reflectores “duros” sobre las ventanas –que, como veremos más adelante, son capaces de reflejar más del 98% de la luz que les llega– se redirige la luz del proyector y se simula a la perfección la entrada de luz día natural, con un consumo de energía mucho menor que por medio de los métodos tradicionales y con un tiempo de instalación de todo el sistema muy inferior. Este método funciona porque estamos creando una fuente de iluminación virtual cuyo punto de foco estaría mucho más arriba en el cielo.
Es decir, que añadimos la distancia de la fuente de iluminación y la distancia de una fuente de iluminación virtual situada mucho más atrás del accesorio de haces paralelos. El efecto resultante es el equivalente al de una luz colocada muy lejos. Es el mismo principio que se aplica a la luz del sol, cuyos haces no son paralelos pero llegan a la superficie de la Tierra como si lo fueran –debido a la distancia astronómica que recorren– y con diferencias de intensidad lumínica muy pequeñas para que el ser humano las perciba.
En consecuencia, se minimiza enormemente el efecto la ley de la inversa del cuadrado. Al ser tan ínfima la pérdida de intensidad de luz, permite que los actores se muevan libremente sin cambios apreciables en la iluminación de la escena –y sin tener que andar esquivando pies, banderas o cables de ninguna clase, por angosta que sea la localización–.
El aspecto es indistinguible del que proporcionaría la luz natural, sólo que nosotros podremos elegir su intensidad y área de cobertura a la perfección, incluyendo dejar zonas en penumbra –por lo que tampoco necesitaremos cortar luz–.
En nuestra próxima entrega, analizaremos ejemplos de cómo se puede emplear este sistema en espacios muy abuhardillados o de transformación de la luz reflejada en luz polarizada.