'XX', buscando el cromosoma del terror femenino
‘XX’ tiene una propuesta sin duda acorde a estos tiempos en los que la presencia femenina es reivindicada con justicia delante y detrás de las cámaras: una película de miedo en la tradición episódica de ‘Creepshow’ o las más recientes ‘V/H/S’ o ‘The ABC’s of Terror’, pero dirigida solo por mujeres: Karyn Kusama, Roxanne Benjamin, Jovanka Vuckovic y Annie Clark, más conocida en la escena musical indie como St. Vincent, y arropadas por animaciones de Sofia Carrillo.
El resultado de estas cuatro piezas embutidas en el contenedor ‘XX’ y que acaba de estrenar Netflix es a la vez positivo y negativo. Negativo, porque como casi cualquier otra película episódica, la falta de unidad e irregularidades de tono y ritmo pasan factura al cómputo global. Positivo, porque esos problemas revelan que lo de «t****error hecho por mujeres», algo reduccionista y comercialote, es insuficiente. Estas directoras son más que una etiqueta.
Y eso que muchas de ellas, a la hora de afrontar sus piezas, coinciden en un tema casi inevitable: la maternidad. Tres de los cuatro episodios hablan de ello con ópticas muy distintas, así que la pregunta, de nuevo, queda sin respuesta: ¿tiene sentido el concepto «terror hecho por mujeres»? ¿Es casual la llegada a un tema común u obedece a una sensibilidad colectiva real? Veamos los episodios por separado.
El primero de ellos, ‘The Box’, se basa en un cuento del autor de culto Jack Ketchum, y parece una revisión perversa de un episodio de ‘Twilight Zone’: un niño pide a un desconocido en el metro que le enseñe qué lleva dentro de una caja con un regalo navideño. Cuando lo contempla, pierde radicalmente el apetito, una maldición contagiosa manejada por Vuckovic, editora de la revista especializada ‘Rue Morgue’, con el adecuado halo de misterio y enigma.
Sin ser completamente redonda, lo cierto es que su atmósfera de historia de terror clásica (del ambiente navideño a su estructura, que plantea más preguntas de las que responde), es estupenda. Y regala al espectador una imagen única: la familia, con casi todos sus miembros habiendo perdido varios kilos de peso de forma espectacular, abren regalos como una familia normal en torno al árbol, mientras que la madre los contempla con ternura.
El segundo episodio es un buen ejemplo del desequilibrio entre unos y otros fragmentos: es estupendo y se beneficia de una interpretación extraordinaria de Melanie Lynskey como la madre que descubre muerto a su marido el día del cumpleaños de su hija. Es el fragmento más artie de todos, el que tiene una estética más cuidada y un humor más esquinado, y por eso está en las antípodas de otros episodios, que juegan a un horror más o menos puro.
Habrá quien diga que ese precisamente es el encanto de las películas de episodios, y es indudable que un punto de razón tienen, pero la estética limpia, casi de comentario irónico de la vida suburbial en Estados Unidos, no encaja demasiado con el gore costroso de otros fragmentos. Precisamente por eso, este ‘The Birthday Party’ de St. Vincent es, si no el mejor de todos -le falta algo de brío y mal café-, sí el más original. Es la pieza de autor del conjunto.
Y de un extremo a otro: ‘Don’t Fall’, de Roxanne Benjamin (coguionista de ‘The Birthday Party’ y experta en películas de episodios como coproductora de las ‘V/H/S’ y codirectora de una de las mejores variantes de la fórmula, la extraordinaria ‘Southbound’) juega al género en estado puro. Un grupo de jóvenes, un desierto, una antigua maldición y un viejo body count, que es que nunca se cansa uno.
Del terror convencional a la miniatura satánica
Quizás el más convencional de todos los fragmentos por abrazar sin problemas los tópicos de rigor, ‘Don’t Fall’ sin embargo tiene un mensaje en segundo plano bastante satisfactorio. Precisamente por funcionar como narración de terror al uso, con su gore, su espectáculo, sus tópicos bien llevados y su humor, Benjamin podría estar dirigiendo sin problemas contundentes películas de terror de éxito. A ver si lo consigue en algún momento.
Y lo mejor, para el final: Karyn Kusama, directora de ‘The Invitation’ y de la infravaloradísima ‘Jennifer’s Body‘, firma ‘Her Only Living Son’, una magnífica reformulación del suspense satánico tipo ‘La semilla del diablo’, pero poniendo el acento en la relación entre la madre y el hijo que acaba de cumplir 18 años. Como en ‘The Invitation’, cada nueva conversación aporta información a un puzle que se va tornando retorcido y perverso.
Pese a un final un tanto apresurado, la tensión, las interpretaciones y la enfermiza atmósfera de este punto y final para ‘XX’ dejan un estupendo sabor de boca. Aunque funciona con piezas que ya hemos visto en otras ocasiones, Kusama se las arregla para sonar nueva y brillante, y el formato breve encaja como un guante en una historia que hace bien en dejar más sombras que luces en su exposición.
El resultado (a lo que se suman las animaciones entre capítulos de Sofia Carrillo, artesanales, macabras y que no encajan con la estética ni las historias de absolutamente ningún episodio) es disperso y lleno de irregularidades. Pero siempre hay algo de pureza en las películas episódicas de terror, algo de literario y de devoción por la sorpresa sin adulterar que hace de ‘XX’ una propuesta interesante.
‘XX’ no revoluciona nada, pero tampoco lo necesita: su componente íntegramente femenino es un gimmick más, pero como punto de partida, es tan bueno como cualquier otro. Al fin y al cabo, lo único que necesitamos para que nos cuenten una buena historia de terror es una excusa mínima. A nosotros, esta nos sirve más que de sobra.
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John Tones
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