Un paseo por el Retiro con la Fujifilm X-T2
El Parque del Buen Retiro de Madrid es un pequeño microcosmos en pleno centro de la urbe. Inaugurado en 1631, su construcción se debe a la pretensión del Conde Duque de Olivares de ganarse el favor del rey Felipe IV, al que regaló los terrenos con la intención de que el monarca crease un espacio de esparcimiento personal y recreo para sí mismo. Pero también es el escenario perfecto para la toma de imágenes, y nuestra compañera será la X-T2 de Fujifilm.
A lo largo de la historia han sido muchísimos los usos que se le han dado al parque. De hecho, cuando Napoleón toma Madrid y se da cuenta de que en la ciudad no existe una fortificación militar elevada, decide crearla dentro del propio parque –que coincidía con la zona de mayor altitud de la ciudad por aquel entonces–. Pero aquello no aguantó demasiado, y fue el 13 de agosto de 1812, momento en el que las tropas inglesas entran en Madrid, cuando tuvo lugar la Batalla del Retiro, gracias a la cual los ingleses desalojaron al ejército de Napoleón de la fortaleza militar que L’Enfant Terrible había construido.
El Parque sufrió las consecuencias de la guerra, y muchos de los edificios y árboles que albergaba en su interior fueron calcinados por las tropas inglesas, que arrasaban con cualquier resquicio francés que quedase remanente en la ciudad. Lamentablemente, de esta forma mermaron la potencia de uno de los mayores pulmones de la ciudad, con casi 19.000 árboles en su haber.
Pero, por encima de todo, el Retiro es un entorno natural. Incluso alberga el árbol más longevo de la capital española, con casi 400 años de edad. Se trata de un ahuehuete, un gigantesco árbol de origen mexicano que cuenta con casi 20 metros de altura, y del que se dice que es descendiente del árbol donde Hernán Cortés lloró desconsolado tras la masacre que los aztecas perpetraron contra las tropas españolas en la que pasó a la historia como la “Noche Triste”.
Sin duda, uno de los parques con mayor variedad de flora del país, y también uno de los pocos lugares de Madrid donde aún se puede respirar aire puro con la banda sonora de fondo que ponen los pájaros al piar. Un lugar de reflexión, de acercamiento a la naturaleza y de tranquilidad absoluta, paradójicamente situado en el centro de la metrópoli.
Pasear por el Retiro es una actividad necesaria, capaz de sorprender a propios y extraños. Un lugar idílico para cualquier profesional de la imagen, no sólo por los fantásticos paisajes que se observan sino por la diversidad de gentes que se encuentran. A lo largo y ancho de sus 114 hectáreas se suceden actividades de lo más variopinto y para todos los gustos.
Las comodidades para trabajar con una cámara como la X-T2 son muchas. La más evidente, su versatilidad. Un volumen y peso muy favorables respecto al “kit de superviviencia” típico de una réflex profesional de “formato completo” (24×36 mm) la hacen idónea para trabajos documentales híbridos, como el que nos enfrentamos. Una simple bolsa y un trípode ligero condensan todo nuestro equipo, el set Fujifilm X-T2 + Fujinon XF 16-55 mm f/2,8.
Si bien no es el más pequeño de la Serie X de Fujifilm, se trata de uno de los más adecuados por su polivalencia, y con un tamaña mucho menor, no obstante, al de cualquier conjunto equivalente en calidad videográfica, con sets de trabajo mucho más complejos en elenco de accesorios, peso y volumen total. Esto ayuda a establecer una relación cordial necesaria con el sujeto que va a ser fotografiado, con menor intromisión, un equipo “amable” con la que poder trabajar de manera cercana con las personas, algo muy necesario en trabajos a pie de calle.
Entre tanta y tan variada vegetación, todos los caminos llevan al oasis en el que se ha convertido el estanque central del Retiro. Allí donde los enamorados reman, los patos graznan y el sol resplandece sobre el agua. Lo que otrora fuera escenario de naumaquias para divertimento de los monarcas, del mismo modo que lugar de encuentro para aquellos que encontraban en el suicidio la forma de romanticismo más puro, hoy es un plácido y apacible lugar en el que conseguir un momento de asueto con tan sólo observar el ulular de las aguas. También es escenario de multitud de artistas callejeros que se agolpan alrededor del embarcadero.
Durante nuestro recorrido, encontramos a multitud de pintores que ofrecen su arte a quienquiera que pase por delante, y otros que inmortalizan lugares emblemáticos de la ciudad para posteriormente venderlos como un exótico souvenir, pero también a un grupo perfectamente coreografiado que hacen gala de su talento en esa mezcla entre baile y lucha que es la capoeira. Después de pedir el oportuno permiso, aprovechamos las capacidades de seguimiento de enfoque de la Fujifilm X-T2 para sacar algunas instantáneas; otrora uno de los talones de Aquiles de las cámaras sin espejo, los últimos avances en la materia, en combinación con los potentes algoritmos que corren en el procesador, nos permiten capturar esos momentos precisos.
Quien pasee por el Retiro sabe que, después de ser testigo del espectáculo de los mejores bailarines de breakdance de Madrid, podrá girar la vista y encontrar una banda de jazz dixieland o deportistas demostrando sus pericias en el patinaje. Todos ellos escenarios perfectos para poner a prueba la calidad de imagen de la cámara, a la altura de las expectativas gracias a su especial sensor X-Trans de tercera generación, acompañado de un procesador de última generación, que le confieren una generosa gama tonal y una gran latitud.
Pero nuestra ruta nos lleva de nuevo a probar las habilidades de su sistema de enfoque, cuando nos encontramos con un bartender ejercitando su destreza con los cócteles. Desenfundamos rápidamente nuestra cámara y volvemos a comprobar de nuevo la velocidad y precisión del sistema de AF.
Otra de las ventajas de la Fujifilm X-T2 es su capacidad híbrida; no solo podemos utilizarla como cámara fotográfica convencional, sino como herramienta de grabación de vídeo con resultados profesionales, gracias a su resolución 4K –primicia en la Serie X de la compañía– y sus altas tasas de transferencias, lo que le permite postularse como un serio competidor ante otros equipos de alta gama que le superan en precio. De nuevo, su reducido volumen es una ventaja muy significativa para llevar a cabo un proyecto audiovisual, como el realizado en este reportaje, pues menos barreras físicas suponen más libertades creativas.
En definitiva, la Fujifilm X-T2 combina un más que interesante equilibrio entre peso y prestaciones, que le permite enfrentarse a multitud de situaciones sin necesitar de equipos complementarios, y todo ello a con una de las relaciones calidad/precio más ajustadas del mercado en su segmento.
Este artículo promocional ha sido elaborado como resultado de un acuerdo comercial con Fujifilm España; dicho acuerdo no conlleva ninguna exigencia relativa al contenido del mismo, así como a las opiniones en él incluidas.