Toma de contacto de la Fujifilm X-E3 – Una ‘mirrorless’ compacta pero potente
Porto (Portugal) – La Fujifilm X-E3 es la última mirrorless en incorporarse al catálogo de la Serie X de la compañía. Actualmente es la cámara sin espejo con objetivo intercambiable más pequeña de la firma con visor electrónico integrado y gracias a las mejoras incorporadas, es capaz de rivalizar en muchos aspectos con sus hermanas mayores, más pesadas y onerosas. ¿Qué tal se traducen estas mejoras sobre el terreno?
Una de las actualizaciones más importantes de la nueva X-E3 con respecto al modelo de la generación anterior, la X-E2S, la encontramos en su interior; ahora incorpora el último sensor de la firma, el X-Trans CMOS III de 24 Mpx, el mismo que equipa la X-T20, la X-T2 o la X-Pro2. En combinación con el procesador de imagen X-Processor Pro, esta compacta cámara es capaz de ofrecer una gran calidad de imagen, tal como veremos más adelante cuando analicemos las muestras.
Pero los cambios más evidentes se aprecian en el exterior. Con un peso de solo 330 g es particularmente compacta, sobre todo si la comparamos con los otros modelos de la Serie X equipados con el mismo captor. De hecho, su tamaño es similar a la de la última compacta premium de Fujifilm, la X100F, sobre todo cuando la combinamos con el pequeño pancake Fujinon XF 27 mm f/2,8.
Por supuesto, en combinación con el objetivo de kit Fujinon XF 23 mm f/2 R WR, las diferencias de compacidad son más evidentes, pero aun así se trata de un conjunto muy compacto.
La reducción de tamaño ha sido posible en parte a la reubicación de ciertos elementos en la parte trasera del cuerpo de la cámara. La sustitución de la antigua control multidireccional por el actual joystick ha sido uno de los cambios que ha permitido liberar el espacio necesario para la nueva disposición de los botones, una decisión que nos parece muy acertada.
Además de estos cambios, encontramos también dos ruedas de control –una en la parte trasera y otra en la delantera– que permiten ajustar los parámetros de exposición de forma rápida y conveniente –el tiempo de obturación y la apertura del diafragma, típicamente–, algo que se ha heredado de sus hermanas mayores.
Por supuesto, seguimos contando con el clásico dial de control de tiempos de obturación, que ahora incluye una posición “Auto” que, aunque no la hemos utilizado mucho durante nuestra prueba, permite ajustar, como su nombre indica, todos los parámetros de forma automática para cuando necesitamos “disparar sin pensar”, lo cual puede ser práctico en ciertas ocasiones. Este dial sigue sin disponer de bloqueo, pero gracias a su emplazamiento es difícil moverlo involuntariamente; lo mismo ocurre con el dial de compensación de exposición, suficientemente robusto para evitar accionarlo de forma accidental.
Durante nuestra toma de contacto hicimos un extensivo uso de estos nuevos controles, en particular del nuevo joystick, algo que ya nos había gustado en otros modelos de la compañía que lo incluyen. No solo podemos movernos sencilla y cómodamente por los diferentes ajustes del menú, si no también cambiar rápidamente el punto de enfoque y, en combinación con los nuevos diales, cambiar también el tamaño del área de enfoque.
El punto de enfoque también puede ser seleccionado directamente en la pantalla táctil, que incluye las funciones de Touch AF y Touch Function y que, entre otras posibilidades, permite realizar un zoom del área enfocada haciendo doble clic. Eso sí, cuando utilizamos estas funciones notamos menor agilidad que cuando no hacemos uso de la pantalla táctil.
El botón de función “Fn”, accesible fácilmente con el dedo índice de la mano derecha, permite ajustar rápidamente –por ejemplo– el tipo de medición, lo cual resulta también muy conveniente.
Todo ello le confiere una ergonomía muy convincente que, unido a sus compactas dimensiones, hacen que esta nueva X-E3 resulte muy cómoda de manejar y llevar en la mano. De hecho, gracias a la pequeña protuberancia de la parte trasera de la cámara podemos sujetarla fácilmente con una mano.
Para las imágenes de muestras hemos callejeado por las calles de Porto (Portugal) usando principalmente los dos objetivos que se venden en kit con la Fujifilm X-E3, a saber, el Fujinon XF 23 mm f/2 R WR y el zoom Fujinon XF 18-55 mm f/2,8-4 R LM OIS.
A nivel de la calidad de imagen, si bien no nos fue posible compararla directamente con otros modelos de cámara equipadas con el mismo captor durante la prueba, los resultados obtenidos fueron más que convincentes teniendo en cuenta la dificultad presentada por algunos escenarios.
No obstante, observamos ciertas limitaciones cuando hacíamos uso de la óptica zoom de kit Fujinon XF 18-55 mm f/2,8-4, cuyo rendimiento está seguramente por debajo del potencial de nuevo sensor X-Trans CMOS III. La óptica de zoom Fujinon XF 16-55 mm f/2,8 permitiría seguramente explotar mejor las capacidades del potente captor de la X-E3, pero su peso –y precio– serían desmesurados para esta cámara.
En cuanto a la velocidad de enfoque, aunque no es la más rápida del mercado en este punto, nos parece bastante rápida, similar al de los últimos de los modelos de la Serie X de Fujifilm. Durante la prueba nos hemos encontrado con ningún problema en este aspecto, y la X-E3 ha resuelto satisfactoriamente todas las situaciones a la cual la hemos enfrentado.
Por otro lado, la Fujifilm X-E3 incluye una nueva funcionalidad de “conexión permanente” con nuestro dispositivo móvil gracias a la incorporación de la conectividad inalámbrica Bluetooth. Aunque en el momento de probar la cámara este sistema aún está en fase beta, pudimos realizar un pequeño test para comprobar la conveniencia de esta nueva función, que promete no consumir muchos recursos.
Asimismo, gracias a sus capacidades inalámbricas, la X-E3 es también capaz de comunicarse con las impresoras instax Share de la compañía, e imprimir directamente desde la cámara la imagen seleccionada.
En conclusión, podemos asegurar, sin demasiado miedo a equivocarnos, que la nueva X-E3 de Fujifilm es una de las mejoras cámaras en relación precio/prestaciones de la Serie X de la compañía. Su compacto cuerpo –el más pequeño entre las cámaras con objetivo intercambiable y visor electrónico incorporado de la firma– incorpora el último sensor y procesador disponibles, además de un renovado sistema de autoenfoque por seguimiento, que sus hermanas mayores irán incorporando paulatinamente.
Gracias a los últimos cambios incluidos, su ergonomía y manejabilidad son muy convincentes, y la convierten en una muy buena opción para aquellos usuarios entusiastas o bien aquellos profesionales que necesitan de un segundo cuerpo, tal como les gusta señalar desde Fujifilm. Su precio de 900 € –solo el cuerpo– nos parece adecuado para las prestaciones incluidas, aunque existen en el mercado otros modelos de la competencia con características similares en este rango de precios. El factor diseño, una vez más, será seguramente el que sirva para decantar la balanza hacia uno u otro lado.
