Sony FE 400 mm f/2,8 GM OSS – Toma de contacto y Muestras
La apuesta de Sony por convencer a los fotógrafos más exigentes, que comenzó con el lanzamiento de la α9, necesitaba completarse con un teleobjetivo capaz de cubrir los principales eventos deportivos. Por eso, a su línea de objetivos de alta gama para “formato completo” (24×36 mm) le faltaba este 400 mm f/2,8 anunciado finalmente la semana pasada, y al que hemos tenido acceso durante una breve toma de contacto.
Para ello nos desplazamos hasta el circuito que Mercedes-Benz tiene en Brooklands, a las afueras de Londres, donde Sony había convocado a la prensa europea para demostrar las bondades de este objetivo del que tan orgullosos se sienten. Motivos no les faltan si repasamos la hoja de especificaciones de primer nivel.
Así, no podían ocultar su entusiasmo los máximos responsables de Sony pues la satisfacción por el lanzamiento se complementaba con el optimismo de las cifras de ventas que sitúan a este fabricante como el principal vendedor de cámaras de “formato completo” (24 x 36 mm) de Europa, con una cuota de mercado del 49 %.
No debemos perder de vista que este teleobjetivo está destinado a fotógrafos deportivos, de naturaleza, o de agencias de prensa. Es decir, un segmento estrictamente profesional. El hecho de que sólo se fabrique por encargo a un precio de 12.000 € lo deja claro.
Diseño y manejo
Para cambiar las reglas del juego como pretende Sony, tiene por delante la difícil tarea convencer con argumentos diferentes y sólidos. Uno de ellos, el peso. Si la ficha técnica ya especifica que este teleobjetivo pesa “tan solo” 2,9 kg, al cogerlo entre las manos es lo primero que se agradece.
Sobre todo si se compara con uno de sus principales rivales directos, el Canon EF 400 mm f/2,8 IS II USM que, durante la presentación del Sony, hábilmente se encontraba sobre la mesa montado en una Canon EOS 1DX para que pudiéramos comprobar que este conjunto pesa casi 2 kg más que el equivalente de Sony con una α9 con empuñadura incluida.
Un lastre que no hay que minimizar cuando debemos cargar con un equipo durante toda una jornada o tomar fotos a pulso. Algo que probamos durante nuestra breve toma de contacto con muy buenas impresiones. Aunque, lógicamente, el brazo se cansa tras un tiempo, el peso se soporta bien y, lo que es mejor, se maneja muy bien gracias al equilibrio conseguido.
Se trata de un aspecto que se ha tenido muy en cuenta durante el diseño y desarrollo de esta óptica y para alcanzarlo se ha desplazado el centro de gravedad hacia la cámara todo lo posible. Así, los elementos más pesados se han colocado detrás y en la parte delantera se han ubicado tres lentes de fluorita que aligeran el conjunto.
Lograr este equilibrio resultaba fundamental ya que, a pesar de la buena ergonomía de la α9, su reducido tamaño en comparación con una réflex de alta gama convencional podría haber provocado cabeceos que dificultaran el trabajo u obligaran al uso de trípode o monopié. No es el caso y, como decimos, aunque se agradece un soporte, no resulta imprescindible.
En el tamaño, no obstante, no se han logrado tanta reducción como algunos usuarios podrían esperar. Mide prácticamente lo mismo que el Canon –35,9 x 15,8 cm– pero no hay que olvidar que se trata de fabricar un objetivo luminoso para cubrir un sensor de “formato completo” (24×36 mm) y esto implica una serie de obligaciones físicas de difícil solución si se busca la máxima calidad y definición de imagen.
Claro que, no sólo de reducir peso se trata. Un objetivo pensado para trabajar ha de garantizar la resistencia a todo tipo de situaciones. Para ello está fabricado con una aleación de magnesio recubierta de fibra de carbono que garantizan esta robustez.
Al tomarlo entre las manos se perciben estas sensaciones de firmeza y calidad que se presupone en un objetivo de estas características al que, por supuesto, tampoco podían faltarle las protecciones contra la intemperie con sellado en todas las juntas. Eso sí, con los habituales asteriscos de Sony que advierten de las precauciones a tomar antes de someterlo a condiciones extremas. Para incrementar la seguridad, la montura está reforzada con siete puntos de anclaje.
Durante el escaso tiempo que compartimos con este completo objetivo no llegamos a conocerlo tan a fondo como nos hubiera gustado para poder sacar el máximo partido de las múltiples posibilidades que se adivinan con sólo echar un vistazo a la prolija botonería: a los ocho botones de su barrilete y los pulsadores multifunción que ya encontramos en otros objetivos de Sony, hay que añadir un nuevo e interesante anillo multifunción.
Este anillo viene configurado por defecto con una función que, mediante un ligero giro, pasa a modo APS-C para acercar así la imagen y facilitar el enfoque. No obstante, actualizando el firmware de la α9 para optimizar sus posibilidades con el uso de este FE 400, se le pueden asignar otras utilidades.
Este aro –de forma similar a otras ópticas de esta clase– se puede utilizar en conjunción con el pre ajuste de foco, de tal manera que podemos memorizar una distancia de foco determinada (el paso por curva de un coche, por ejemplo) y recuperarla cuando la necesitemos sin necesidad de tener que volver a enfocar. Para establecer estos valores disponemos de dos botones en el propio objetivo que se pueden ampliar con otras posibilidades desde el menú de la cámara.
Siguiendo con posibilidades de control de foco desde el propio objetivo, el botón de mantenimiento de foco –personalizable– se encuentra repartido en cuatro puntos próximos al anillo de enfoque para facilitar su manejo con independencia de la posición en que se encuentre la cámara.
En los botones del barrilete encontramos funciones habituales como el paso de foco automático a manual, el limitador de distancias de enfoque para agilizar el AF o la posibilidad de activar o desactivar el enfoque manual directo (DMF) en cualquier momento.
Al conmutador de estabilización se añade el que permite elegir entre tres posibilidades: modo 1 para sujetos estáticos, modo 2 para barridos y modo 3 para los movimientos inesperados que se producen en la fotografía deportiva. Aunque intentamos experimentar las diferencias entre ellos, el escaso tiempo disponible nos impidió obtener conclusiones determinantes pero el gran porcentaje de fotos acertadas nos lleva a pensar el buen trabajo que realiza.
Para facilitar el cambio rápido de orientación cuando el equipo está montado sobre un trípode o monopié, el anillo del soporte del trípode se puede girar rápidamente 90 grados gracias a dos posiciones preestablecidas pero dispone de seguro de bloqueo para evitar un giro indeseado, así como la posibilidad de desactivar estos topes para lograr un giro continuo si se necesita.
En el mismo compartimento, oculto por una portezuela, donde se puede desactivar este movimiento por pasos, encontramos una ranura para insertar un cable de seguridad que prevenga el robo. Algo de agradecer habida cuenta del precio del aparato.
Para aumentar la protección, en este caso por caída, cuenta con dos ojales anclados a la estructura del objetivo en los que fijar una correa para no confiar el traslado a la bandolera de la cámara.
La lente frontal está recubierta con flúor para repeler el polvo y las manchas de grasa, además se acompaña de un gran parasol fabricado en fibra de carbono con el interior flocado para optimizar el control de la luz. Esto implica una dificultad para colocar y manejar filtros en el lugar más frecuente. Por ello se ha dispuesto un portafiltros de 40,5 mm de diámetro en la parte trasera de la óptica que cuenta con un dial que permite rotar los polarizadores.
Rendimiento y Muestras
Aunque, sin duda, de nada serviría un buen chasis si no fuese acompañado por un buen esquema óptico; en este caso compuesto por 23 elementos distribuidos en 17 grupos que se distingue de otros por incluir tres lentes de fluorita colocadas en la parte frontal. Se trata de la primera vez que se utiliza este material en una óptica de Sony, caracterizado por una alta transmisión de las frecuencias ópticas y un control efectivo de las aberraciones en las distancias focales largas. Incluye además una lente ED. Esta distribución, como decíamos, pretende favorecer el reparto de pesos, pero también reducir la distorsión cromática axial.
Como resultado, obtenemos unas imágenes con una gran nitidez en toda el área del fotograma. De hecho, las curvas MTF ofrecidas por el fabricante sorprenden por ser casi completamente planas, aunque dicho comportamiento tiene un explicación: estas curvas se ofrecen bajo patrones de 10 pl/mm –contraste– y 30 pl/mm –resolución–, lo que –en realidad– es un planteamiento poco exigente. Recordemos que cuando Sony introdujo su línea G Master presumió de que estas ópticas estaban preparadas “para al menos 50 pl/mm”. Así pues, unas curvas con patrones de 20 pl/mm y 60 pl/mm –como las que por ejemplo usa Olympus– hubieran sido más idóneas en este caso.
No obstante, pese a que durante la breve toma de contacto no pudimos realizar tantas pruebas como nos hubiese gustado para comprobarlo y las horas centrales del día no favorecían a lograr los mejores resultados, podemos apreciar un excelente detalle y un buen nivel de contraste.
El interior del objetivo está recubierto con un nano revestimiento que ayuda a reducir los destellos e “imágenes fantasma” y así mejorar en nitidez y reproducción del color. En este caso, las malas condiciones de luz de la prueba sí contribuyen a comprobar el buen trabajo de la óptica en este aspecto.
Otro de los puntos fuertes de este 400 mm lo encontramos en el enfoque. La rapidez resulta vital en las circunstancias a las que se va a enfrentar y para ello se le ha dotado con un doble motor lineal que cuando trabaja en conjunto con la α9 realiza un enfoque interno muy rápido y silencioso. Para lograr los mejores resultados también se ha mejorado el algoritmo que controla el objetivo.
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El circuito de conducción de Mercedes que Sony utilizó para mostrarnos las bondades de su nuevo objetivo resultó un escenario ideal en el que pudimos probar la capacidad de seguimiento de enfoque con plena satisfacción. Utilizando el área de enfoque de zona amplio seguimiento, al pulsar el botón AF-ON, la cámara localizaba el sujeto y lo mantenía a foco durante todo el recorrido deseado.
Este doble motor de enfoque busca, no sólo agilizar el enfoque de las tomas estáticas sino lograr un trabajo absolutamente silencioso y sin vibraciones en las capturas de vídeo.
Dotado con un diafragma de 11 palas, consigue un cierre absolutamente circular. En consecuencia, se consigue un bokeh natural y armónico; muy de agradecer en las tomas con teleobjetivo en las que se disfruta de una interesante separación entre el sujeto y el fondo.
El nuevo Sony FE 400 mm f/2,8 es compatible con los multiplicadores 1,4x y 2x que también pudimos probar durante nuestra toma de contacto. Al duplicar la distancia focal de este 400 mm hasta 800 mm, las posibilidades de trabajo aumentan sin que se vea mermada a primera vista la calidad de la imagen y con una pérdida de luz –dos pasos– aceptable, al partir de un valor muy favorable de f/2,8.
Conclusiones
Sony necesitaba este objetivo para competir cara a cara con las marcas establecidas en los eventos deportivos. Pero no se han conformado con ofrecer un 400 mm más, sino que se ha buscado sobresalir para ofrecer a los fotógrafos profesionales argumentos convincentes.
Durante nuestra toma de contacto no pudimos exprimir todas las posibilidades que este nuevo objetivo promete, aunque sí pudimos hacernos una idea de las enormes posibilidades que se abren para los usuarios de cámaras sin espejo de “formato completo”. Lo dejó claro durante la presentación el fotógrafo Bob Martin que ha contribuido al desarrollo de la óptica y que nos mostró algunas de las sorprendentes fotografías que tomó con este objetivo durante los últimos juegos olímpicos de invierno.
Se trata, no obstante, de un objetivo exigente que requiere un tiempo de conocimiento hasta lograr los mejores resultados que los profesionales no tardarán en superar. En realidad, como cualquier otro objetivo de similares características.
A estos mismos profesionales habituados al precio de la calidad tampoco les asustarán los 12.000 € por los que se podrá adquirir a partir de septiembre, fecha en la que estará disponible en el mercado europeo. Eso sí, bajo petición previa pues sólo se fabrica por encargo. Dado que una joya así necesita los máximos mimos, el precio incluye una maleta dedicada con alojamientos específicos para los multiplicadores y los filtros.