Por qué Gran Hermano VIP 6 es la primera edición en mucho tiempo que merece la pena seguir
Una vez sorteada la amenaza de muerte (televisiva) que siguió a Gran Hermano Revolution, un fracaso en toda regla para la cadena, algo empezó a cocerse en los despachos con vistas a la carretera Fuencarral-Alcobendas de la comunidad de Madrid. Hoy, Telecinco exprime la gallina de los huevos de oro de Gran Hermano Vip. Otra vez.
Hace casi un año recuperamos la desenfadada ‘Perseguido‘, una peli que se situaba en un hipotético año 2017 donde la economía mundial se ha colapsado, la comida escasea y los recursos naturales y el petróleo empiezan a escasear.
Un estado policial dividido en zonas paramilitares impone su ley con mano de hierro… y la televisión es controlada por el estado, donde un sádico concurso se ha convertido en el programa más popular de la historia. Las artes y los medios de comunicación están censurados, pero la gente tiene su concurso lleno de potenciales víctimas. Esto es Gran Hermano Vip. Seis.
La edición que nos ocupa lleva poco más de un mes en antena, pero todo está tan elevado a la máxima potencia que uno tiene la sensación de haber visto los 245 episodios de ‘Cristal’.
La vida mártir
Es el personaje del momento. Omar Montes, hace apenas un mes, era la flamante nueva pareja de Isa Pantoja. Un chico de barrio que empezó a ganarse la vida con el boxeo, quiero creer que en un gimnasio, y salió de las calles gracias a la música. En algunas de las plataformas de música en streaming uno puede escuchar algunos de sus hits, como ‘TIKI TIKI’ (no confundir con ‘Picky Picky’), ‘Ven junto a mí’ o ‘Me compré un 47’.
El tío ha demostrado tener mucho desparpajo, pero también que no piensa dos veces las palabras que dispara, con lo que sus semanas en la casa terminaron mucho antes de lo deseado. Por lo demás, lo típico: era la pareja de la hermana de su colega, se acostó con la ex de éste y ahora va por ahí jugando a dos bandas, formando el triángulo amoroso más casposo de la televisión nacional. Seguro que de ahí se saca para un par de singles.
Pero ojo, que no solo de triángulos amorosos con vórtices cantorianos vive GH Vip 6. Al otro lado del sofá se instalaban Miriam Saavedra y Mónica Hoyos, dos mujeres de pasados similares, tanto sanguíneos (ambas son peruanas) como pasionales: Carlos Lozano. Solo el presentador de ‘Granjero busca esposa‘ es capaz de provocar semejante torbellino de pasión. Y estos romances imposibles siempre arrasan, y a los más de mil millones de recaudación de las películas de Grey me remito.
Entre el resto de concursantes, porque esto es un concurso (como ‘Persegido’), nos encontramos con viejas glorias descarriadas de la última edad de oro de la televisión nacional (Ángel Garó), Míster Universo (Asraf Beno), una youtuber (Verdeliss) o una leyenda del rock patrio y ejemplo extraordinario de one hit wonder (El koala). Ah, y una señora de 700 años que ha estado en la boda de Drácula y ha mantenido relaciones con Obama o Pacino, la inigualable Aramís Fuster. Entre otros.
Sufre, mamón
Una vez se hizo oficial que Jesús Vázquez no se convertiría en el maestro de ceremonias de la edición, el omnipresente Jorge Javier Vázquez ha vuelto a tomar las riendas del plató y los hilos de los títeres que habitan en esa casa de muñecas de tamaño real. El presentador, que ha perdido 12 kilos, se encuentra en plena forma y en su salsa, mostrándose más severo que nunca con los rebeldes, y dando paz y después gloria a los que se aparten lo más mínimo del guión. ¿Alguien sabe dónde está Oriana?
El público parece encantado, ya que las cifras que están obteniendo en esta edición son un auténtico escándalo, sobrepasando el 31% de cuota en alguna que otra gala. Un golazo de la cadena que demuestra que el público siempre tiene razón, sobre todo cuando se trata de condenar casi en directo a un puñado de almas en pena que han vivido por encima de sus posibilidades. Puede que también por encima de las nuestras. Y ahora se lo haremos pagar, porque no hay mejor venganza que manipular el destino de esta gente encerrada a través del poder del pueblo.
En favor del circo que es Gran Hermano, hay que reconocer que al menos se han esforzado desde la sala de guión, y las pruebas a las que están sometidos esta pandilla de rechazados (del amor, de la tele, de la vida) hacen las delicias del respetable. El concurso ha sabido leer entre líneas y ha optado por una serie de pruebas grupales que dejan en evidencia las escasas luces de la gran mayoría de la casa. No de todos, claro, porque alguno sabrá lo que está haciendo, pero hay mucha maldad en esas pruebas. Y no solo físicas.
Durante estas semanas hemos visto cómo los concursantes se esforzaban (tampoco demasiado) en formar palabras con una serie de letras (creo recordar que únicamente un par fueron capaces de hacer una), cómo estaban obligados a hacerse entender con extensores bucales de esos que destrozarían cualquier ñapa ortodóntica de cualquier personaje catódico de tercera o cómo debían trabajar en grupo para ofrecer un servicio de calidad a un cliente. Y no hacen nada bien. Y nos gusta.
Ya queda prácticamente la mitad de la gente que había entrado, y las peleas son cada vez más sucias y descarnadas, así que habrá que estar atentos a la nueva muestra de escasa catadura moral y educación de cualquiera de los habitantes de la casa. Pero también de los que están fuera adoctrinando.
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Por qué Gran Hermano VIP 6 es la primera edición en mucho tiempo que merece la pena seguir
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Espinof
por
Kiko Vega
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