Mujeres escépticas en ciencia: cómo divulgar en la era del clickbait
Fueron capaces de explicarnos qué era el Bosón de Higgs, qué se cocía dentro del CERN y cuáles han sido los últimos avances en el MIT (Massachusetts Institute of Technology). Ahora explican cómo afecta el cambio climático a nuestro día a día y al entorno natural y nos sitúan en el verdadero foco en los debates entre los antivacunas y los provacunas.
Sin embargo, parece difícil a priori poder compaginar aspectos tan serios y complejos como los ya citados y a la vez suscitar el interés del lector medio. Pero ellas lo han conseguido: son periodistas científicas que cuentan día a día para un lector general los mayores avances científicos.
Todo ello con los datos en contra, ya que según datos de FECYT, solo el 15% de la población está interesada en la ciencia, mientras que el 24,3% no le interese o le interesa muy poco la ciencia. Ángela Bernardo es periodista científica en Hipertextual y recurre al estudio para explicar que «se ve que a una parte no le gusta la ciencia y otro porcentaje importante no le despierta interés porque no la entiende».
¿Cuál es la llave maestra que hace que un tema casi ininteligible para el público medio sea interesante? “La clave es que la gente entienda en qué le toca la noticia que estás dando, por un lado, y por otro apelar a la fascinación que muchos temas científicos generan en cualquiera que tenga un poquito de alma”, reconoce Rocío P. Benavente, de Teknautas (El Confidencial).
Ella acabó especializándose en ciencia por varias razones. La falta de competencia fue una de ellas, «me parecía un área suficientemente compleja como para que la competencia no fuese tan enorme como en otras». Además la ciencia no le sonaba ajena, ya que sus padres son científicos. Todo ello hizo que se planteara «¿qué son las primarias del PSOE o los goles de Cristiano Ronaldo comparado con el descubrimiento de un sistema solar gemelo al nuestro o la investigación sobre las superbacterias?», apunta.
Titular en tiempos del clickbait
Benavente cree que el tradicional abismo que había entre el lenguaje científico y el público general se va perdiendo, en parte, gracias a los mismos científicos: “la corriente divulgadora entre los científicos es cada vez más potente y eso ayuda mucho: ellos mismos están acercándose al público a contarle lo que hacen, y eso nos ayuda mucho a los periodistas”, asegura.
Entre esas científicas convertidas a comunicadoras se encuentra Ángela Bernardo. Ella, biotecnóloga de profesión, prefirió la comunicación. “Creo que es fundamental promover el proceso de difusión de la investigación”. Bernado lo considera “una cadena de eslabones, que van desde la divulgación (hacer amena y acercar la ciencia), la comunicación/marketing (el trabajo que hacen los gabinetes de prensa), la información (desde los medios), para trasladar la ciencia desde la poyata a la sociedad”.
Una historia conmovedora, una enfermedad rarísima y unos tratamientos millonarios en otros países fueron las motivaciones para dar pie a la historia de Nadia, que terminó siendo una estafa. Es un ejemplo «que quizás haya tenido el mayor impacto mediático, en el que los medios cuentan historias personales muy llamativas sin contrastar», apunta Bernardo.
¿Entonces, cómo aunar lo serio y riguroso de un avance científico con la atracción a primera vista? «Pese a los problemas que puede haber con el clickbait o el amarillismo en los titulares, a mi juicio el titular solo es la puerta de entrada a una casa, que es el texto de la noticia», afirma Bernardo. Sin embargo, es capaz de apuntar un caso actual en el que el titular, por ser atractivo, dejó de contar la verdad. «Un ejemplo reciente de esto es la nota de prensa que se envió sobre la posible transmisión del alzheimer, que fue enviada por la UCL, y que al día siguiente apareció en todas las portadas con titulares como que está enfermedad neurodegenerativa era contagiosa».
Posicionarse en tiempos difíciles
Pero los periodistas o divulgadores científicos están en primera línea de combate sobre todo en temas controvertidos. Preguntamos sobre cómo enfrentan el diluvio informativo cuando surgen informaciones sobre homeopatía, movimientos antivacunas y otros debates. La solución, afirma Bernardo, es “informar desde una perspectiva rigurosa, crítica, independiente y honesta. A mi juicio es fundamental dar a conocer la evidencia científica actual”.
Y ante todo, eliminar debates superfluos por el mero espectáculo. Un ejemplo claro ocurrió hace dos años, en Olot o la niña de Manresa, hace apenas unos meses. El menor murió por difteria, la niña, por meningitis. El debate entre los provacunas y los antivacunas se prolongó durante días en ambos casos, cuando la “importancia en nuestro país es residual, anecdótica. La cobertura vacunal aquí es alta, por fortuna, y supera en general el 90%”, apunta Bernardo.
Y mientras se da pábulo a este tipo de debates, se olvida el fondo de la cuestión, a juicio de esta comunicadora, ya que en España “los problemas de acceso a la vacunación no son «ideológicos», sino que los no vacunados suelen ser personas de clase socioeconómica baja o de determinadas minorías étnicas, donde no están accediendo a las vacunas. Eso es una evidencia de salud pública que ignoramos demasiado, por desgracia”.
Un campo ¿dominado por los hombres?
No dejamos pasar la oportunidad de preguntarles por la prevalencia de hombres en los ámbitos científicos y, también, en el lado de la divulgación. Sirva como dato: de los más de 100 colaboradores que Naukas -uno de los medios científicos de cabecera- tiene escribiendo, apenas una treintena son mujeres.
Sin embargo, la visión desde dentro del gremio es otra bien distinta. “Creo que en el mundo del periodismo científico hay excelentes profesionales liderando agencias como SINC [Pampa García Molina] o Dicyt [Ana Victoria Pérez] o secciones/medios como Materia [Patricia F. de Lis]”, apunta Ángela Bernardo, desde Hipertextual.
Rocío P. Benavente coincide con Bernardo y no se atreve a asegurar que la divulgación científica sea un campo de hombres. Y apunta a modo de ejemplos “dos de los grandes referentes del periodismo científico en España, que son Materia y la agencia Sinc, están dirigidos por mujeres”.
“No creo que el problema de la desigualdad y el machismo sea específico de esta profesión, sino más bien de toda la sociedad”, señala Ángela Bernardo, pero deja un recado para el futuro: «nos queda mucho para alcanzar la igualdad, romper el techo de cristal, eliminar la brecha salarial, etc.»
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La noticia
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fue publicada originalmente en
Xataka
por
Ana Isabel Cordobés
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