Meyer-Optik Görlitz y las fallidas campañas de ‘crowdfunding’
El pasado mes de agosto, la compañía alemana netSE se declaraba insolvente, pocas semanas después de dejar de cotizar en bolsa. Esta compañía es la responsable de los proyectos de micromecenazgo de conocidas marcas como Meyer-Optik Görlitz, Oprema Jena, C.P. Goerz, Emily Busch o Ihagee, que en los últimos años han apostado por este sistema para financiar sus proyectos, muchos ellos “reediciones” de cámaras u objetivos clásicos.
Si por aquel entonces había todavía esperanzas de que la contienda se resolviera favorablemente para los usuarios que habían aportado importantes sumas de dinero, parece que finalmente no será así: la web alemana Photoescala reportaba hace escasos días que los backers no recibirán los productos que financiaron, pero tampoco recibirán el dinero prestado. Kickstarter, la compañía de crowdfunding utilizada habitualmente por la susodicha compañía, tampoco está en la obligación de devolver el dinero, pues la responsabilidad recae únicamente en netSE y sus subsidiarias.
Todo ello supone un serio revés para este tipo de prácticas, al menos dentro del mundo de la fotografía. No cabe duda de que plataformas como Kickstarter o Indiegogo son de gran utilidad –y lo seguirán siendo– para apoyar y financiar todo tipo de proyectos, pero también se ha demostrado que hay espacio para proyectos dudosos que pueden llevar a engaño.
Si bien en muchas ocasiones ya hemos advertido –en el caso concreto de la nueva Meyer-Optik Görlitz, por ejemplo– de los desorbitados precios de algunos de estos productos o de la supuesta viabilidad de ciertos proyectos, no es fácil saber de antemano cuáles de ellos pueden llegar a buen puerto.
Está claro que ciertas prácticas pueden levantar sospechas, como el hecho de lanzar hasta tres campañas/versiones para un mismo producto en un corto espacio de tiempo –a veces solo con leves mejoras–, seguramente para recaudar más dinero de los usuarios. Es el caso del Nocturnus III 50 mm f/0,95 de Meyer-Optik Görlitz, pero especialmente del P75 II de la misma marca –basado en el Primoplan 75 mm f/1.9–, que ya en su momento nos fue imposible encontrar las diferencias de esta supuesta nueva versión. Curiosamente, esta segunda versión se había lanzado en otra plataforma –Indiegogo– mientras que la primera seguía disponible en Kickstarter…
Por otro lado, el conocimiento de los entresijos que la fabricación de algunos de estos productos conlleva permite en ocasiones realizar un análisis contrastado y detectar sus puntos débiles o incluso su viabilidad real.
En este sentido, el último proyecto de Yashica con su nueva Y35 digiFilm, una cámara con emulación digital de carretes de película que recaudó más de 1 millón de euros en pocas semanas, ha levantado muchas críticas negativas en estos últimos días después de que algunos backers hayan recibido las primeras unidades, defraudados por la pésima calidad de los componentes usados –entre otros–. Como ya comentamos en su momento, por muy “vistoso” que resultase este proyecto, esta cámara tenía “el mérito de reunir, en un único producto, los inconvenientes de lo analógico y lo digital“.
Es necesario, pues, seguir analizando concienzudamente estos proyectos para poder aportar la información suficiente que permita discernir entre la paja y el grano en este complejo mundo del crowdfunding. Un compromiso en el cual deberíamos embarcarnos todos los medios de este sector.