Los Festivales de música veraniegos, un filón para las marcas
Llega el verano y con él llegan los conciertos al aire libre junto con los cada vez más numerosos, festivales de música. Verano es, para muchos de nosotros, sinónimo de pasar tiempo con los amigos y familiares, de hacer cosas para divertirnos y disfrutar, de aprovechar el buen tiempo y de hacer algunas de aquellas cosas que no podemos hacer durante el resto del año.
Pero antes de continuar con estas líneas permíteme, y perdóname que te corte la lectura, que te haga una pregunta ¿recuerdas algún anuncio que te recuerde/suene a verano? (cierra los ojos y tómate unos segundos intentando recordar el anuncio…).
Si te ha venido alguno en mente quizá también recuerdas la melodía del anuncio que asociarás a una marca concreta y es ahí donde el branding es verdaderamente efectivo. La buena comunicación y la óptima publicidad son aquellas que emocionan, que hacen sentir; que evocan nuestros sentimientos y nos despiertan un sentimiento que agudiza alguno de nuestros sentidos. Entonces, ¿qué mejor manera de sentir una emoción que a través de la música?
A los amantes de la música es fácil encontrarnos en un semáforo conduciendo emocionados y cantando a pulmón un tema que suena en la radio mientras pensamos que podríamos haber sido cantantes… la música nos emociona y puede sacarnos lo más irracional de nosotros mismos, sí, similar a un recién enamorado. Pero volviendo al artículo, la música es por definición una de las herramientas más poderosas que existen para comunicar emociones y las marcas deberían tenerlo muy en cuenta y no solo desde la perspectiva de lanzar un anuncio muy molón y con una melodía pegadiza. Es algo más complejo. La música que nos gusta se instala en nuestras mentes aunque a veces no seamos conscientes de ello. No es necesario localizar un tema o autor de una melodía para que nos haga sentir, basta con que nos haga asociar algo y si este «algo» es positivo mejor que mejor.
Hay muchísimas marcas que ya se han dado cuenta de lo importante que es asociar música con una marca y, a parte de los anuncios clásicos de televisión, radio o internet, explotan esta vía a través de patrocinios de eventos musicales o festivales.
¿Por qué lo hacen?
Seguramente para «cazar» el momento idóneo en el que las personas estamos más abiertas a dar una oportunidad a esas marcas para entrar en nuestro, así llamado en marketing, Top of Mind. Es decir, ganarse un «huequecito» preferente en nuestra mente. No es tan distinto al amor, de hecho habréis escuchado en repetidas ocasiones eso de «para conocer a alguien debes estar abierta/o a hacerlo»; pues el branding va de algo parecido.
Bajo mi punto de vista, los festivales de música son los sitios ideales para que las marcas traten de llegar a las personas y voy a intentarme explicar en pocas líneas:
La mayoría de nosotros acudimos a un festival porque nos motiva la música, el espectáculo o los artistas que actúan. Incluso a veces estamos dispuestos a pagar altas cantidades de dinero, lo que nos indica el grado de motivación del consumidor. Compartir es vivir que dicen, pues en un festival es fácil encontrar multitud de gente afín a tus gustos con las que disfrutar.
Facilidad para reconocer el llamado «público objetivo». Dependiendo del festival podemos saber con relativa facilidad qué tipo de público acude y qué preferencias/gustos tienen. En definitiva, potente herramienta de investigación de mercado y de comportamiento del consumidor.
Oportunidad única para generar engagement. Recuerdo el último festival al que fui y en el que me dieron una bolsita de «chuches»… ¿resultado? Me acuerdo perfectamente de la marca de la dichosa bolsita.
Posibilidad de generar viralidad y de aplicar estrategias de comunicación digital muy efectivas con relativo bajo coste siendo creativos. Ya empezamos a ver marcas que trabajan el marketing digital centrándose en experiencias 360º que implican Off y On y este es el camino.
Cómo veis, son muchas las oportunidades que los festivales de música ofrecen a las marcas pero quizá la más relevante de todas es la de generar engagement que, seguro, repercutirá en mayor volumen de negocio.
Hasta el momento algunas marcas han trabajado muy bien este concepto como Estrella Damm, Heineken o Guinnes. Todas de cerveza ¿verdad? Bueno, hay otras marcas no alcohólicas como Movistar o Kaiku, por poner algunos ejemplos, que también han invertido recientemente en festivales, pero es cierto que, sea por afinidad o investigación, la industria cervecera lleva años invirtiendo en festivales como parte de su estrategia de comunicación. Algunos ejemplos los encontramos en el Festival Cruïlla de Barcelona (Estrella Damm) o el Festival BBK Live (Heineken).
Ahora que los festivales proliferan en todas partes, quizá sería momento que otras marcas de otros campos tomaran ciertos «riesgos» e intentaran acercarse al público mediante este tipo de patrocinios o acciones. Habéis visto que las ventajas son numerosas y ¿por qué no implicarse? Puede ser la oportunidad de marcas de alimentación saludable, de empresas start-up, de pequeñas compañías… en definitiva, cualquier sector es susceptible de entrar en un festival si se estudia y se valora bien, las oportunidades son gigantes.