LG Watch Sport y Style, primeras impresiones: con uno olvidas que lo llevas, con el otro recuerdas su superioridad
Sabíamos de ellos y de la nueva versión del sistema no hace mucho, en un tímido anuncio por parte de Google y LG, y el MWC 2017 ha sido la ocasión de poder acercarnos a probarlos. Tras un LG G6 que protagonizaba el stand y les acompañaba, pudimos probarlos y tenemos nuestras primeras impresiones de los LG Watch Sport y Style.
El reto esta vez es algo mayor, dado que tras saberse que no veríamos nuevos relojes de varias marcas con Android Wear en 2016 se esperaban tanto nuevos modelos como una nueva versión del sistema con bastantes incorporaciones. Confirmando algunos rumores, finalmente Google estrenó sistema con los relojes y en el MWC pudimos probar Android Wear 2.0 con los nuevos relojes de LG.
Diseño y construcción: acero para los dos, pero en uno más que en otro
La diferencia estética entre ambos relojes salta a la vista más allá del apellido que llevan: la caja del Sport es bastante más gruesa que la del Style. Las líneas del Style son bastante más suavizadas y sólo tiene la corona, mientras que el Sport tiene tres botones (algo que ya deja ver que este modelo tiene algunos pluses sobre el Style).
No obstante, el Sport no resulta pesado, aunque el Style es bastante más cómodo (o «se olvida» más pronto) sobre todo si tampoco estamos habituados a llevar reloj o complementos en la muñeca. Ambos están construidos en acero inoxidable que a parte de tener un acabado estéticamente acertado parece de calidad (el Sport es completamente de acero, el Style tiene la parte trasera de la caja de plástico).
La correa del Sport es de una goma semi-rígida, propia de relojes pensados para la actividad deportiva en seco o en agua. Aparenta tener bastante más aguante que las que estaban expuestas para el Style (las de plástico, porque éste dispone también de correas de cuero), que nos dieron una sensación de un plástico de menor calidad (faltaría ver qué tal aguanta en cuanto a resistencia y limpieza con el uso). Lo bueno es que se intercambian con facilidad (en el Style), de hecho el reloj estaba sin correas y nos lo montaron en pocos segundos.
Pantalla: las diferencias quedan en el papel
A falta de poder someterlas al importante reto de la luz solar directa, las pantallas en interiores se veían bien y ambas tenían una buena respuesta táctil. Si bien es cierto que el Sport tiene una resolución mayor que el Style (480×480 píxeles-348 ppp frente a los 360×360 píxeles-299 ppp del Style), en ambos casos el detalle es suficiente y los elementos se visualizan correctamente, ya sean las distintas watchfaces o el menú de apps y el contenido de las mismas.
Además del detalle, buenos colores (los negros profundos que esperamos de un panel P-OLED) y suficiente contraste en interiores bien iluminados. Y buena respuesta también en ambos casos si activamos que la pantalla se encienda con nuestro movimiento de muñeca, quizás lo único que puede molestarnos a nivel estético es el aro negro en la circunferencia de la esfera.
Un mismo Android Wear 2.0, dos experiencias (probablemente) distintas
Con la presentación de los relojes Google destacó las principales novedades de Android Wear 2: renovación de la interfaz, Google Assistant, Google Play, apps independientes, escritura a mano o respuestas inteligentes. Lo primero es lo que más destacaba a primera vista, aunque una de las cosas que nos despertaba más interés era comprobar esa mayor independencia.
Efectivamente los relojes tenían la Google Play y pudimos descargar alguna app. Una versión adaptada a la navegación del reloj (con menús de listas) y que funcionaba bien (no tanto la conexión). Algo que nos llamó la atención es que los relojes vinculados a smartphones iban algo más lentos que los que estaban funcionando de manera independiente, teniendo éstos últimos mayor fluidez y velocidad al ejecutar tareas o abrir una app.
No pudimos probar la mensajería y algunas opciones que requerían contactos y aspectos de los que no disponíamos, pero sí la comunicación con los smartphones y ésta funcionaba bien (por ejemplo, la reproducción de música remota). Eso sí, al dictado le faltaba aún algo de entrenamiento ya que nos costó bastante lograr que entendiese los recordatorios (recurrimos a comandos sencillos en inglés y no había demasiado ruido, pero aún así costó y no siempre acertaba).
Comentar aquí que dentro del stand las diferencias entre un reloj y otro quedan un poco más disimuladas, pero si somos estrictos con lo que ya incorpora Android Wear 2.0 y lo que permite cada reloj por sus características, el Sport integra NFC, GPS y, sobre todo, 4G (lo cual determinará la independencia con el teléfono). El ritmo cardiaco es otro aspecto que sólo podremos medir con el Sport, lo cual junto con la medición de pasos funcionaba aparentemente bien.
La navegación puede ser algo distinta en los relojes según nuestra dependencia de los botones físicos. Por parte del sistema no hay diferencias y las coronas actúan de la misma manera en ambos relojes (girar para scroll y pulsar para ir a la pantalla de inicio), pero el Sport tiene dos botones físicos para personalizar una acción con su pulsación (esto no es demasiado intuitivo y en un principio parece que tengan una función asignada de fábrica).
La dicotomía: diseño o prestaciones
De momento nos quedamos con ganas de sacarlos a la calle y ponerlos a prueba, sobre todo a nivel de visualización, independencia y autonomía. Lo que nos quedó claro es que la apuesta por la dupla queda clara más allá del apellido de cada reloj y que el Style, más fino y sencillo, busca a ese público que quiere casi la mínima expresión de smartwatch, que sirva como notificador, para responder rápidamente y que resista mínimamente al agua. El Sport, por contra, apunta a un público que quiere lo máximo en smartwatches con Android Wear en cuanto a prestaciones y resistencia.
A falta de exprimirlos bien para ver el rendimiento y la fluidez en el día a día, lo que menos nos ha de importar a la hora de elegir son las diferencias en cuanto a RAM y resolución. En estos aspectos no hemos notado una clara victoria del Sport aunque tenga más de ambas, lo que sí parece inclinar la balanza (además de lo que hemos enumerado antes) es la resistencia al agua (el Sport tiene IP68, frente a IP67 del Style) y la batería (430 mAh frente a los 240 mAh del Style). Y si nuestro plan es ir cambiando el aspecto, necesariamente tendremos que optar por el Style, el único que permite cambiar la correa.
De momento nos quedamos con la sensación de que sí se nota el cambio de la versión de software (aunque haya llegado más tarde de lo esperado) y que en cuanto a diseño y construcción nos dejan bastante buena sensación, con la salvedad de ese lag que notamos en los Sport conectados a smartphone. Veremos qué tal se portan en el día a día cuando podamos probarlos a fondo.
También te recomendamos
Google y LG estrenan en conjunto Android Wear 2.0 con nuevos smartwatches: LG Watch Sport y Style
17 imágenes espectaculares hechas con un móvil con las que aprender los mejores trucos fotográficos
–
La noticia
LG Watch Sport y Style, primeras impresiones: con uno olvidas que lo llevas, con el otro recuerdas su superioridad
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Anna Martí
.