Las empresas que crearon grandes comunidades en Facebook, ¿Esclavas de la red social?
Puede que el nombre de Render Media no diga mucho, pero la compañía está ahora mismo protagonizando titulares. La firma es la dueña de dos editores, uno de noticias y política y otro de vídeos de recetas de cocina (Cooking Panda), que tenían bastante éxito en el mercado en inglés (en 2016 fueron la segunda compañía de medios de mayor crecimiento en EEUU) y también el último conglomerado online que ha anunciado su cierre. Su tráfico se ha desplomado (un 68% en febrero) y han dejado de ser rentables. La culpa la tiene Facebook.
No son los primeros – ni posiblemente serán los últimos – que anuncian su cierre. Little Things, mucho más popular y conocida de forma más global, fue una de las primeras en anunciar que cerraba. Facebook era el 75% de su tráfico y el cambio en las normas del juego de la red social impactaba a su línea de negocio. Facebook, no olvidemos, ha cambiado su algoritmo para que dé prioridad en el feed de noticias a las cosas que publican amigos y conocidos y no al contenido de páginas, lo que ha lastrado a los medios de comunicación.
El cambio en las normas del juego en el algoritmo puso, a principios de año, las cosas muy complicadas a muchas empresas que operaban bajo el paraguas de Facebook, esto es, todas aquellas que dependían de ella para llegar a sus consumidores. Si no pagaban y no posicionaban sus links y contenidos vía publicidad, se veían en la tesitura de que no iban a poder llegar a sus potenciales consumidores y que su estructura de negocio se desmoronaba.
Todo ello hizo que el trabajo previo que se había realizado, tanto en los medios como en las marcas, se convirtiese en, en cierto modo, papel mojado. Esto fue un duro golpe para todos estos jugadores, ya que lograr posicionarse donde estaban no había sido una cuestión de casualidad sino más bien el resultado de una inversión. Habían dedicado talento y dinero (había quien tenía equipos o personal específico para esto) a algo que se había quedado en nada. Era casi dinero tirado.
Pero el cambio en el algoritmo no es el único problema que Facebook ha tenido y que ha salpicado a las empresas que dependen de ella para operar. El escándalo Cambridge Analytica también tendrá ramificaciones para compañías que han asentado su modelo de negocio sobre lo que ocurre en Facebook, aunque por razones diferentes.
Depender demasiado de los datos de Facebook
Por ejemplo, no hay más que ver la muestra que ponen en FastCompany. Quip es una startup de cepillos de dientes que logró crecer de forma masiva gracias a Facebook. ¿Por qué? La clave de su éxito está en la minería de información en Facebook. Emplean los anuncios de una forma muy específica, segmentando muy bien a los consumidores para así llegar a quienes realmente van a poder ser sus consumidores. El nivel de segmentado, como apuntan los directivos de la compañía en la revista, son muy elevados, lo que permite llegar a nichos muy específicos de la audiencia.
Pero, además, Facebook le da muchos datos a la empresa, datos muy específicos que le ayudan a ser mucho más efectivos en su estrategia. Les pueden decir que tienen que usar ciertos colores para llegar a cierto nicho de audiencia o que la gente que hace yoga está más interesada en su producto que otras personas. Eso les permite llegar mejor a los consumidores y ser más eficientes.
Eso, sin embargo, también los ha hecho mucho más dependientes de Facebook. El efecto que el escándalo puede tener en ellos no es solo que anunciarse en Facebook se haya convertido en una cuestión resbaladiza con un impacto potencialmente negativo en la imagen de marca, sino que además su información es la clave de su éxito. Si venden cepillos de dientes es porque saben qué consumidores los quieren y lo saben gracias a Facebook. Si Facebook corta el grifo de los datos o si sus usuarios dejan de darle la información relevante que las marcas necesitan, el modelo se cae como un castillo de naipes.
Trabajar mucho en Facebook para ¿nada?
Y por tanto todo lo que se ha hecho hasta ahora se ha quedado en cierto modo convertido en cenizas. Esto vuelve a hacer que sea necesario plantearse los riesgos de depender de forma tan elevada de un tercero para llegar a los propios consumidores. Las marcas y las empresas han visto como esto se iba convirtiendo en un problema recurrente en los tiempos de internet.
No hay más que pensar cómo los cambios en el algoritmo de Google y las nuevas tendencias en SEO encumbraban y hundían a los medios de comunicación, a las páginas de servicios y a las propias empresas en su presentación web en los últimos años. En el caso de los medios, la situación fue muy clara y tuvo protagonistas que crecieron de forma abrumadora y se hundieron luego igualmente rápido por culpa de los cambios en las normas.