La temporada 2 de 'Westworld' es una salvajada: lo mejor del western y la ciencia ficción llevado al extremo
Cuando se anunció la renovación de ‘Westworld’ por una temporada 2, Jonathan Nolan y Lisa Joy, sus showrunners, avisaron que íbamos a tardar en ver los nuevos episodios debido a la complejidad con la que habían dotado la serie. Los espectadores de la serie solo rezábamos porque dicha espera valiera la pena y, os puedo adelantar, que lo vale. Y mucho.
Esta noche (mañana en HBO España) se estrena en EEUU la temporada 2 de ‘Westworld’, el western de ciencia ficción en el que nos adentramos en los entresijos de un parque en el que se usan androides para recrear una zona del salvaje oeste norteamericano. El problema, que los androides no saben lo que son y qué pasa cuando empiezan a darse cuenta de ello.
Nuestro compañero Mikel ya adelantó en su crítica del primer episodio de esta temporada que la serie había vuelto desatada y que había pulido y corregido fallos de la temporada 1. Una vez vistos cinco de los diez episodios de la temporada 2 de ‘Westworld‘ os puedo asegurar que vuelve por todo lo alto.
Gana el caos
El inicio de la temporada 2 de ‘Westworld’ es caótico. No por cómo está escrito, sino porque comienza con ese caos brutal de las primeras horas/días de toda guerra, batalla, revolución… Los humanos no saben qué está pasando y se ven sobrepasados, los anfitriones empiezan a tomar consciencia de que son meros peleles y que no hay nadie al mando y están uniendo fuerzas.
Si a este caos le sumamos el hecho de que a Jonathan Nolan y a Lisa Joy les gusta jugar con la narración y los tiempos, nos encontramos con un doble caos del que solo llegamos a intuir lo que está pasando antes, lo que está pasando después pero no logramos conectar demasiado bien los puntos en el lapso de doce días desde que Dolores disparase a Robert.
El ejemplo lo tenemos en la historia de Bernard (Jeffrey Wright), el jefe de programación que intenta evitar que descubran su verdadera naturaleza a la par que él mismo intenta figurar qué ha pasado y, lo peor, qué ha desencadenado.
La de Bernard es solo una de las cuatro tramas principales de esta temporada junto a la de Dolores (Evan Rachel Wood), la Maeve (Thandie Newton), cada uno con sus propios propósitos y planes, evidenciando que hay más bandos de los que parece en esta revuelta, y la de William/Hombre de Negro (Ed Harris) que sigue profundizando en su propio juego «contra» Robert.
Además durante estos primeros episodios nos detendremos a observar el origen de WestWorld, con el trabajo de Arnold con Dolores (de la que ya sabíamos que era la anfitriona más antigua) y la implicación de William (Jimmi Simpson), Logan (Ben Barnes) y Delos (Peter Mullan) en el parque. Además, si os lo estáis preguntando, sí veremos el prometido Shogunworld así como otros parques.
Una mezcla explosiva de ciencia ficción y western
Tras una primera temporada que quizá era más reflexiva sobre el concepto de inteligencia artificial, libre albedrío, la rebelión de las máquinas, etc., uno de los campos con los que este género más ha profundizado y teorizado, en la temporada dos nos encontramos con el segundo acto: una guerra total en el que las palabras vacías y las teorías ya no valen.
El resultado es, sencillamente, una salvajada que mezcla lo mejor del puro western con la esencia misma de la ciencia ficción. Y lo hace simplemente reduciendo el factor del high concept propio de las series de la factoría de JJ Abrams y dando más peso al juego de poder entre bastidores y a la acción. Todo esto sin sacrificar del todo ese misterio que planea en el parque.
Si nos centramos en el argumento, no puedes evitar meterte de lleno en la historia. Y esto ayuda unos personajes, magistralmente interpretados, que conocemos y con los que estamos ya muy implicados y que visualmente ‘Westworld’ sigue buscando impresionar al espectador: hay más de una escena y plano que se me han quedado grabados en la retina.
Pese a que me encuentre bastante entusiasmado por lo que he visto de esta temporada 2 de ‘Westworld’ no puedo dejar de resaltar un par de puntos que me preocupan: el primero es que tanto Nolan como Joy siguen dando ciertas alas a las grandilocuencias de sus personajes. Un aspecto que hay veces que rechina demasiado al dar vueltas sobre los mismos discursos.
El segundo es la duración de los episodios, que en bastantes casos rozan los setenta minutos. En una serie tan densa como ‘Westworld’ es una duración que puede resultar pesada… sobre todo si es un episodio sin demasiada acción.
En definitiva el regreso de ‘Westworld’ pone el listón muy alto en una serie en la que se viene a jugar y a disfrutar. Técnicamente es sobresaliente, es violenta pero sin excederse, es oscura, no toma por tonto al espectador en sus planteamientos y ofrece un gran equilibrio entre acción, tensión y reflexión.
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La temporada 2 de ‘Westworld’ es una salvajada: lo mejor del western y la ciencia ficción llevado al extremo
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Albertini
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