La historia de Francisco Boix, el fotógrafo de Mauthausen, llega al cine
Ayer se presentó la nueva película de Mario Casas ‘El fotógrafo de Mauthuasen’. Aprovechamos para recordar la figura de Francisco Boix que ayudó a condenar la barbarie nazi gracias a las fotografías que sacó del campo de concentración y que sirvieron de prueba durante los juicios de Nuremberg.
Ya hemos podido ver el primer tráiler de la esperada película de Mario Casas, una de las últimas estrellas del cine español. Es verdad que podemos apreciar los abdominales del actor y que parece que hay escenas de cama, pero seguro que aprenderemos historia y se convertirá en una habitual de las típicas listas de las películas que los fotógrafos no nos podemos perder. Y esperamos que se convierta en una imprescindible, a la altura de ‘Ciudad de dios’ o ‘Bajo el fuego’.
La vida de Francisco Boix bien merece ser conocida y respetada. El año pasado se le rindió homenaje en París. Su cuerpo se trasladó al principal cementerio de la ciudad. Un acto al que asistieron pocas autoridades públicas. Al menos sí leyó unas palabras la alcaldesa parisina Anne Hidalgo:
Hoy honramos a un hombre, Francisco Boix, que marcó la historia con su valor, con su lucha contra el franquismo y contra el fascismo. Vivimos en un momento distinto del que conoció Boix. Pero también observamos con preocupación la forma en que la intolerancia y la desigualdad se expanden en toda Europa. Estamos aquí para mantener la promesa siempre inacabada de la libertad, la igualdad y la fraternidad, una promesa por la que Boix luchó toda su vida.
Vamos a conocer la vida y obra de un personaje clave en la historia del siglo XX. Y ya veremos cómo cuentan su historia en la película ‘El fotógrafo de Mauthausen’.
El fotógrafo que guardó las fotografías del horror del campo de concentración de Mauthausen
Su vida empezó a ser conocida para el gran público gracias al documental ‘Francisco Boix: un fotógrafo en el infierno’ de Llorenç Soler. Él descubrió su historia y su archivo en 1974 peor no pudo rodar el documental hasta el año 2000. Quedará en la historia como el único testigo español que participó en el juicio de Nuremberg. Las fotografías que logró esconder fueron una prueba irrefutable de los horrores nazis.
Empezó en la fotografía gracias a su padre, un sastre de Poble Sec aficionado a la fotografía. Con 17 años fue como voluntario al frente para luchar contra los golpistas. Como colaboraba con el periódico ‘Juliol’, más que empuñar las armas disparaba con su cámara. Al terminar la guerra civil española se vio obligado a exiliarse y cruzar la frontera francesa, donde lejos de encontrar la paz muchos españoles encontraron la muerte.
Una vez en Francia se vieron confinados en campos de trabajo en muy malas condiciones. Pero lo peor estaba por llegar. Las tropas de Hitler avanzaban y entraron en París. Los refugiados de los campos de trabajo pasaron a ser prisioneros de los nazis en agosto de 1940. Todo se complicó para los españoles el 23 de octubre de 1940. En el famoso encuentro en la estación de Hendaya se decidió retirar la nacionalidad a los prisioneros republicanos y fueron llevados al campo de concentración de Mauthausen. Cerca de 8000 españoles perdieron allí toda esperanza.
Francisco Boix llegó al campo el 27 de enero de 1941 marcado como rotspanier (español rojo) con el número 5185. Y lo que le salvó fue saber alemán y ser fotógrafo. Estas dos cosas le permitieron tener ciertos privilegios, si se puede decir así, dentro del campo. Entró en el barracón 2, donde estaban los prisioneros que podían dar algún servicio a los nazis. Empezó como fotógrafo en 1943 gracias a otro fotógrafo español que ya trabajaba para ellos, Antonio García. Fotografiaba todo lo que le ordenaban. Y también revelaba todas las fotografías de los oficiales de las SS.
En un infierno donde todo rastro de vida se borraba en los crematorios quedaba la imagen, la fotografía. De todos los negativos que revelaba Francisco Boix se hacían tres copias: una para la Gestapo, la policia secreta nazi; otra para la Oficina Central de Seguridad del Reich y la última para el propio campo. Esas fotografías contarían al mundo la barbarie de los nazis.
La fotografía ayudó a enjuiciar a los nazis
Francisco Boix formaba parte de la organización del partido comunista dentro del campo. Su idea fue ganarse la confianza de los soldados para poder ayudar a los más desfavorecidos. Y fotografiar y revelar todo lo que acontecía allí, en el infierno.Hasta que tuvo una gran idea: sacar los negativos. Contactó con los miembros de su partido y después del desembarco de Normandía dieron el visto bueno.
Encontraron contactos dentro y fuera del campo para lograr sacar los negativos después de hacer las copias. Parece ser que los escondían entre la ropa sucia y en los marcos de las puertas y ventanas. Para sacarlos del campo contaban con la ayuda de los poschacher, los hijos adolescentes de los presos republicanos. Ellos podían salir del campo para trabajar en empresas fieles al régimen. Y fueron los elegidos para llevar los negativos a Mme. Pointner, una señora del pueblo de Mauthausen.
Ella guardó todo el trabajo de Francisco Boix en su casa. El 5 de mayo de 1945 el campo fue liberado por los soldados americanos. Todos los que se habían organizado secretamente dentro del infierno tomaron las armas para defenderlo ante posibles represalias. Y nuestro protagonista decidió empuñar la Leica de los alemanes para fotografiar la liberación.
Fueron días convulsos. Pudo ir personalmente a casa de Mme. Pointner para recoger todos los negativos. Vivió momentos de felicidad pero también de horrible venganza como documentar el cruel interrogatorio del comandante del campo de concentración, Ziereis. Y sufrió de nuevo la incoherencia de los hombres sin cabeza con poder.
Stalin decidió que los comunistas que habían sobrevivido a los campos de concentración eran poco menos que traidores por no luchar hasta la muerte. Incluso se sugirió fusilar a toda la dirección comunista de Mauthausen. Vivieron la locura de los extremismos. Así que Boix, junto con sus compañeros, decidió guardar los negativos que demostrarían tarde o temprano la barbarie nazi.
El fin de la historia fotográfica de Francisco Boix
Él estaba convencido de la verdad de la fotografía. Y aunque sus compañeros más fieles le dijeron que se olvidara del tema decidió publicarlas en ‘Regards’. Desde esta revista de izquierdas las fotografías conmocionaron al mundo.
Gracias a la publicación le llamaron como testigo de cargo en el Juicio de Nuremberg de octubre de 1945. Gracias a su trabajo y a su testimonio condenaron a muchos responsables de la masacre nazi. Todo parecía tener un final feliz para nuestro protagonista. Se convirtió en un héroe y logró empezar a trabajar como fotógrafo de prensa en el París liberado. Y recorrer el mundo con la cámara al hombro… hasta 1948, cuando cubriendo el Tour de Francia sus riñones dicen basta y le llevan al hospital, donde muere con 30 años el 4 de julio de 1951.
Y desde entonces hasta 1974, cuando lo redescubre Llorenç Soler, no se volvió a saber nada de él. Espero que la película de Mario Casas ayude a conocer su historia y a no olvidar a uno de los fotógrafos más importantes del siglo XX. Ya hablaremos de la película cuando podamos verla…
En Xataka Foto| John G. Morris, el editor gráfico que nos dio la crónica visual del siglo XX
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La noticia
La historia de Francisco Boix, el fotógrafo de Mauthausen, llega al cine
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Xataka Foto
por
Fernando Sánchez
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