Intel vuelve a retrasar la llegada de Cannon Lake, su procesador de 10 nanómetros
El procesador, que tendría que haber llegado en 2016, parece que no debutará hasta el próximo año.
La historia de Intel con Cannon Lake empieza a ser desesperante. Con los precedentes de un lanzamiento original programado para 2016 que fue retrasado posteriormente a finales de 2017 y vuelto a aplazar de nuevo a finales de 2018, la compañía anuncia ahora que no será hasta 2019 cuando veamos los primeros procesadores de la firma en incluir los 10 nanómetros. De esta manera, la tecnológica va quedándose poco a poco a la cola de una industria que esperaba ver una novedad por su parte en este campo mucho antes.
Intel asegura, no obstante, que su chip será más potente que la oferta que se puede encontrar actualmente en el mercado por parte de Samsung y TSMC, pero lo cierto es que las dudas ya comienzan a hacerse patentes entre quienes esperan ver anunciada por fin una octava generación de procesadores que no termina de llegar. A pesar de esto, la compañía se atrevió a anunciar que ya trabajan en la novena generación, la cual ha sido bautizada como Ice Lake y cuyos procesadores serán 10nm+.
Esta última tenía un lanzamiento previsto para finales de 2018 o principios de 2019 que, definitivamente, no se verá cumplido debido al retraso que lleva Cannon Lake. Lo que está impidiendo los avances de Intel para lanzar su octava generación es un misterio, ya que según ha indicado la empresa actualmente se encuentra produciendo los mencionado chips de 10nm en pequeñas cantidades. Pro alguna razón, sin embargo, no es posible llevar esa producción a grandes volúmenes.
Méritos para quedarse sin amigos
Mientras que muchos no ven en estos constantes retrasos un problema a corto plazo, otra parte de la industria comienza a darse cuenta que quizá Intel no pueda cumplir con unas expectativas realmente solventes a largo plazo. Los primeros signos de esto vienen por parte unas informaciones filtradas según las cuales Apple llevaría en 2020 un movimiento largamente esperado: usar sus propios microprocesadores.
De esta manera dejarían de depender de Intel y podrían dotar a sus ordenadores de una potencia y eficiencia mejores de las que pudiera proporcionar entonces el fabricante. Apple ya ha demostrado en estos años que sus chips para dispositivos portátiles como el iPhone o el iPad son excepcionales en su campo, trabajando actualmente en el A12, uno de 7 nanómetros que llegaría este año y sería el primero de su categoría. Aunque no todos los fabricantes de productos tienen la capacidad de tomar la decisión que se espera que tome Apple, lo que está claro es que Intel ha de poner solución a sus problemas lo más pronto posible. Un nuevo retraso sería demoledor.