Hemos comprado seguidores falsos en Twitter, Instagram y Facebook y se nos ha quedado cara de tonto
El mundo de las redes sociales ha explotado en los últimos años. Plataformas como Facebook, Instagram y Twitter cuentan sus usuarios en miles de millones a lo largo y ancho del globo, aunque no todos destacan de la misma forma. Algunos usuarios, los llamados «influencers», mueven masas de miles de personas que ven sus fotos, reproducen sus vídeos, retweetean sus tweets y comentan sus publicaciones. Esto se consigue con esfuerzo, trabajo y calidad, aunque también con dinero.
Tener muchos seguidores en redes sociales es el nuevo «ser el chico popular del colegio». Eres en la medida que aparentas, como apuntan pensadores como Guy Debord, y las redes sociales son el máximo exponente de ello. Una persona con más seguidores es una persona más popular, más cool, un ejemplo a seguir y algo a lo que el resto de usuarios aspiran. Estos seguidores pueden ser verdaderos, legítimos y con personas reales de carne y hueso detrás, o bien pueden ser cuentas falsas y/o bots que solo sirven para engordar una cifra.
En la que para muchas personas es la época del ego y la apariencia, no son pocas las empresas que basan su modelo de negocio en la venta de fake followers para las principales redes sociales. El proceso es sencillo, barato y da lo que promete: más seguidores a cambio de un par de euros. ¿Para qué? Puede que una cuestión de ego personal, puede que para aparenter ser algo que no se es, puede que para atraer con cifras infladas a seguidores verdaderos. Motivos hay mucho, como también páginas para hacerse con ellos.
En Genbeta hemos querido probar cómo es el proceso de comprar seguidores falsos, qué ofrecen, si funciona para algo, si se consigue más interacción o si, directamente, sirven para que la cifra de seguidores pase de cero a cien en un par de minutos. Hemos comprado seguidores para Twitter, Facebook e Instagram, y esta ha sido nuestra experiencia.
Los criterios de selección de webs y precios
Hay un sinfín de webs para comprar seguidores falsos, por lo que, a la hora de elegir una, decidimos dejarnos llevar por Google. Para ello, buscamos los términos «comprar seguidores Twitter», «comprar seguidores Facebook» y «comprar seguidores Instagram» y dejamos que el SEO hiciese el resto de trabajo. Localizadas las webs, compramos 1.000 seguidores para cada red social a los siguientes precios:
- 1.000 seguidores falsos en Twitter en comprar-seguidores.com: 7 dólares.
- 1.000 seguidores falsos («me gusta) en Facebook en BCubeAgency: 7 dólares.
- 1.000 seguidores falsos en Instagram en The Follower Shop: 7,99 euros.
Empecemos por la red social del pajarito. En febrero de 2018 compramos 1.000 seguidores falsos para nuestra cuenta @feikfollowers. Todos ellos, por supuesto, tenían nombres completamente aleatorios, no contaban con una descripción y raro era el perfil que tenía una foto.
Estos tardaron mucho en llegar, así que intentamos ponernos en contacto con la empresa. Nos dijeron que estaban teniendo problemas con Twitter y que en 72 horas tendríamos los seguidores en el perfil. Nunca llegaron. En una segunda tanda que se llevó a cabo en julio de 2018 compramos otros mil para @feikfollowers2, que sí llegaron en 24 horas.
Allí estuvieron semanas, sin hacer nada. Ni una mención, ni un mensaje directo, ni una sola interacción. Lo único que notamos fue que en la primera semana desaparecieron unos 100. Sin embargo, llegó la segunda semana de julio y con ella la conocida como «purga de Twitter«. La red social eliminó millones y millones de cuentas falsas y bots, entre ellos nuestros más de 1.000 seguidores. De las 2.000 cuentas falsas que compramos, solo la cuenta @feikfollowers2 conservó algunos (cuatro, para ser exactos). Twitter ha eliminado nuestras dos cuentas de prueba a día de hoy.
Ante esta desaparición, y dado que habíamos pagado 14 dólares por ellos, hicimos lo que cualquier cliente habría hecho: escribirles por correo. El mail se envío en julio y a día de hoy, en el momento en que se escriben estas líneas, todavía no hemos recibido respuesta. Curiosamente, el correo de atención al cliente acaba en @hotmail.com, por lo que las esperanzas de que obtengamos respuesta son pocas.
Por supuesto, la tienda no se hace responsable de nada:
- No somos responsables de su cuenta comercial o de redes sociales.
- No somos responsables de los daños que pueda sufrir, incluso si son un resultado directo de nuestros servicios.
- No hacemos ninguna garantía con respecto a un aumento en las ventas, la popularidad o cualquier otro beneficio potencial.
Compramos los seguidores usando una cuenta de PayPal en TheFollowerShop, una de las tiendas con mejor posicionamiento SEO. Nos hicimos con ellos el viernes 28 de septiembre a las 9:30 y en un goteo constante de unos tres seguidores por minuto llegamos a 400 en dos horas. A las 13:00 ya íbamos por 700, a las 15:30 teníamos 970 y a las 16:30 habíamos superado la barrera de los mil, llegando a los 1.012. En menos de 10 horas habíamos conseguido nuestros primeros mil seguidores, que ya te adelantamos que no se han quedado ahí.
La cifra fluctuaba constantemente entre los 1.050 y los 900, yendo y viniendo todo el rato, aunque en cierto modo se mantenían estables. El perfil de nuestros recién adquiridos followers era el siguiente:
- País de origen: Indonesia, India, Estados Unidos, Irán y Nigeria.
- Intervalo de edad: mayoritariamente entre los 18 y 24 años.
- Sexo: 75% hombres, 25% mujeres.
Los seguidores, en su inmensa mayoría, parecen medianamente activos. Alguno sube una foto de vez en cuando, aunque ninguno publica historias ni muestra la actividad propia de una persona de entre 18 y 24 años. A esta evidencia ha de sumarse que todos y cada uno de los perfiles tienen unos 200 – 300 seguidores y siguen a más de 5.000 cuentas.
Quisimos ponerlos a prueba para comprobar si eran reales o no, y por supuesto no hubo sorpresas. Al alcanzar los mil seguidores subimos una foto que consiguió 20 «me gusta» y un alcance de 336 cuentas. En primera instancia podríamos pensar que no está mal, es un alcance del 30% aunque el engagement sea nulo. Sin embargo, la cosa cambió con el paso de los días.
A los dos días, y cuando el goteo de seguidores se había calmado, subimos una foto de un atardecer que consiguió 10 «me gusta» y una alcance de 107 personas. En pocas palabras, un 10% de nuestros seguidores falsos habían visto la foto y solo un 1% había interactuado con ella. La cosa fue a peor cuando, dos días más tarde, subimos otra foto cuyo alcance fue de 36 cuentas y los «me gusta» se quedaron en cuatro. Huelga decir que en todo este tiempo ninguna de las fotos ha tenido comentarios y que tampoco hemos recibido un solo mensaje directo.
La purga de seguidores comenzó el dos de octubre. En cuestión de un par de horas, nuestra cifra de seguidores bajó de 1.005 a 848, que se redujo todavía más al día siguiente, quedándose en 650. En el momento en que se escriben estas líneas tenemos 681, aunque lo mismo dentro de una hora tenemos 600 o menos, no se sabe. De momento la cifra es estable, pero es susceptible pensar que de aquí a una semana nos encontremos en 300.
Ante esta pérdida intentamos ponernos en contacto con TheFollowerShop a través del cuestionario que se puede encontrar en su web. Este nos da error 500. En la web no se encuentra ningún correo de contacto y en las redes sociales llevan meses sin mostrar actividad. El último tweet que publicaron fue el 14 de junio, y la última foto que subieron a Instagram es de marzo de 2017. Para más inri no tienen los mensajes directos abiertos, por lo que es imposible ponerse en contacto con ellos. Siete euros tirados a la basura.
En sus términos y condiciones de uso, TheFollowerShop deja claro que se lava las manos. No se hacen responsables de absolutamente nada de lo que ocurra con los seguidores:
«Solo ofrecemos el servicio indicado. En otras palabras, no garantizamos que sus nuevos seguidores interactúen con su cuenta a menos que se indique explícitamente. Si, por ejemplo, compra «me gusta», solo proporcionamos la cantidad de «me gusta» mencionados. No garantizamos que a los usuarios les sigan «gustando» tus publicaciones o fotos.»
«No podemos garantizar que todos los seguidores o seguidores nuevos sigan su cuenta de forma indefinida.»
«Todas las cuentas que siguen, comentan, retweetean o dan favorito en todos los servicios que ofrecemos, excepto el «Paquete de expansión empresarial», son cuentas inactivas o falsas. Estos son sólo para mostrar y dar la percepción de popularidad.»
«No somos responsables de su cuenta empresarial o de redes sociales. No nos hacemos responsables de los daños que pueda sufrir, incluso si son un resultado directo de nuestros servicios.»
«No garantizamos el aumento de ventas, popularidad ni ningún otro beneficio potencial.»
«No podemos garantizar que nuestro sitio web esté en funcionamiento. Si nuestro sitio web no funciona, probablemente se deba a la culpa de un tercero (como una empresa de alojamiento).»
Podríamos pensar que, ante la pérdida tan estrepitosa de seguidores, podríamos solicitar un reembolso, pero no. La única forma de solicitar un reembolso es en el caso de que no te hayan llegado los seguidores (o lo que hayas comprado) en un plazo de siete días. Eso si consigues contactar con ellos por alguno de los canales que ofrece la web, claro está.
Los compañeros de WatMag también hicieron un vídeo sobre su experiencia comprando followers en Instagram:
Los seguidores a la página de Facebook tardaron algo más en llegar, pero el patrón que siguieron fue el mismo que en el caso de Instagram. Los compramos el 28 de septiembre en BCubeAgency, una «agencia» que se autodefine como «especializada en la actividad de marketing en redes sociales». No fue hasta el día 30 que recibimos nuestros primeros 132 seguidores.
Un día más tarde, el 1 de octubre, ya teníamos 994 (no llegamos a los mil). Desde entonces todo han sido pérdidas. La página de Facebook perdió entre 50 y 100 seguidores al día, pasando en una semana de los 994 a 500.
El perfil demográfico de los seguidores falsos era cuanto menos peculiar:
- País de origen: India, China, Filipinas, Pakistán, Egipto, Bangladesh, Argelia y Nepal.
- Edad: mayoritariamente entre 18 y 24 años.
- Sexo: 87% hombres, 13% mujeres.
Desde BCubeAgency afirman que «todos los servicios que ofrecemos, a través de nuestros paquetes, provienen de perfiles reales y de alta calidad», y al menos parece ser así. La mayoría de personas que nos siguen publican de forma periódica, comentan en las publicaciones de sus amigos y reciben comentarios de estos. En primera instancia, parece que sí son verdaderos, pero otra cosa es que sirvan para algo.
Al igual que hicimos en Instagram, subimos algunas fotos para ver si nuestros nuevos followers «100% real no fake» hacían algo, y la respuesta fue un rotundo no. La primera foto que subimos (cuando teníamos 994 fans) consiguió un alcance de 30 cuentas y dos likes. La segunda, que subimos a los pocos días, más de lo mismo: 30 de alcance y ninguna interacción. Teniendo en cuenta que en BCubeAgency hablan de «marketing viral», las cifras son cuanto menos irrisorias.
De todas formas, y dada la pérdida de seguidores que habíamos sufrido, intentamos ponernos en contacto con la agencia a través del chat de soporte que tienen disponible en su web. Todavía seguimos «en cola: 1». Su página de Facebook ha sido eliminada de la plataforma, en su perfil de Twitter llevan desde 2017 sin publicar y en su perfil de Instagram no tienen los mensajes directos abiertos, así que, de nuevo, imposible contactar con la agencia para ver qué ocurre.
No se puede solicitar un reembolso porque los seguidores no «estén vivos». La única opción que nos ofrecen en sus términos y condiciones es que, si hemos comprado mil seguidores y solo hemos recibido una parte pasados diez días, nos devuelven la parte proporcional. Para ello habría que contactar con ellos, algo que ya hemos visto que es complicado.
Ni tráfico orgánico ni nada de nada
La idea de estas empresas que se dedican a vender seguidores falsos es sencilla: engordar tu cuenta para hacerla más visible, atraer a seguidores legítimos y mejorar la imagen de marca. Nada de esto es cierto. En nuestro experimento no hemos conseguido ni un solo seguidor fiel a nuestro contenido, ninguno que interactúe y, de ser una tienda online, posiblemente no hubiéramos podido conseguir ni una sola venta.
En el mundo de la redes sociales tal y como las conocemos hoy en día no valen los números, sino lo que se conoce como engagement, es decir, la interacción del usuario con el contenido. Hemos hablado con María Infante, directora del área de social media de Social Media SL, que se ha mostrado tajante con respecto a la práctica de comprar seguidores falsos: «no merece la pena y no vale para nada».
«Sigue habiendo muchos clientes que ven el éxito en la cantidad. Si mi competencia tiene 10.000 seguidores yo tengo que tener 15.000 para superarles, pero esa práctica es errónea», afirma Infante. «Lo importante es la interacción», continua. Una comunidad compuesta por seguidores «muertos» convierte a tu cuenta en un desierto, ya que no puedes sacar nada de ellos. «Con una comunidad activa puedes conseguir muchos más insights y muchos más datos. A cualquier empresa le interesa más saber qué opina un seguidor de su producto a que este simplemente le siga», nos cuenta María, por lo que es sensato decir que comprar seguidores va en contra de esta misión.
Hablando sobre la estrategia de comprar seguidores falsos para atraer a seguidores legítimos, María nos cuenta que esta práctica era muy común hace años. «Se compraban 5.000 o 6.000 para que la bola de nieve se hiciera más grande pero a nivel orgánico. Sin embargo, hoy en día esa práctica no está prevista en ninguna campaña».
Según nos cuenta María, «ahora lo que está de moda es llevar a cabo promociones con influencers«. Un perfil con muchos followers hace un concurso de un producto de la marca y el usuario, para acceder a él, debe seguir a la cuenta. «Es una práctica similar a la de comprar seguidores pero más legítima y que asegura que los seguidores sean reales», afirma.
A esto debemos sumarle los cambios en el algoritmo de Facebook, que promueve las publicaciones de las personas y reduce el alcance de las páginas para obligarlas a pagar y promocionar sus contenidos para conseguir visibilidad.
Para Infante, la existencia y auge de este tipo de servicios de compra de seguidores se debe «por un lado, a que sigue habiendo desconocimiento de cómo funcionan las redes sociales y la mayor parte de las empresas piensan que si la competencia tiene esto nosotros tenemos que tener más, ya que la parte numérica sigue pesando mucho». A esto añade que la forma en la que las redes sociales se han desarrollado ha fomentado el aparentar. «Por desgracia, estamos en un mundo de postureo y al final el aparentar es lo que hace que la gente esté como más cómoda».
Comprar seguidores falsos puede, además de perjudicar a tu imagen de marca, tener consecuencias graves para la propia cuenta. Redes como Facebook, Instagram y Twitter velan porque su comunidad sea real y verdadera, por lo que, como dice María, «hacen limpieza de seguidores y pueden llegar a banearte, por no hablar de que la propia competencia te puede denunciar la cuenta, algo que pasaba mucho en los inicios de las redes sociales».
La clave para conseguir visibilidad y seguidores pasa, por tanto, por invertir en contenido y en creatividad. «La idea es que, además de que te vean, se cree un valor de marca que aporte algo al usuario, que comulgue con la comunidad y que haga que esta se sienta involucrada, algo que es difícil de conseguir».
«En vez de invertir en comprar seguidores, es mejor invertir en poner en marcha una estrategia acorde con tus valores y, sobre todo, invertir en creatividad y formato», afirma Infante. «A veces es mejor invertir en un vídeo de un minuto que gastar ese dinero en comprar seguidores. ¿Para qué quiere una empresa, marca o persona tener seguidores falsos si no va a obtener nada de ellos», concluye.
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La noticia
Hemos comprado seguidores falsos en Twitter, Instagram y Facebook y se nos ha quedado cara de tonto
fue publicada originalmente en
Genbeta
por
José García Nieto
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