¿Estamos ya en el camino de quejarnos más de los anuncios de internet que de los de la tele?
Durante años, décadas incluso, los anuncios de la tele han sido uno de esos elementos que a los consumidores les encanta odiar y que encabezaban las listas de las cosas que las marcas hacen para llegar a ellos y que los consumidores no acababan de recibir exactamente bien. La publicidad en la tele resultaba molesta porque era larga, insistente y lastraba la experiencia de ver los programas favoritos. Las pausas publicitarias se hacían demasiado largas y los consumidores acaban hastiados de la experiencia publicitaria.
La cuestión no es que haya mejorado mucho. Los espectadores se siguen quejando de la publicidad de la televisión, especialmente ahora que han empezado a acostumbrarse a la experiencia de ver contenidos en plataformas de streaming en las que no hay anuncios (o, en el caso de las de algunas teles de pago, un breve anuncio al principio) y, por lo tanto, no tienen que someterse a las largas pausas de publicidad de la tele.
Pero, aunque los anuncios de la tele siguen logrando respuestas muy negativas entre los consumidores, quizás ya no sean solo los únicos anuncios que los espectadores odian y quizás no sean tampoco los únicos que consiguen despertar sus quejas. La publicidad en internet está empezando a posicionarse en puestos bastante destacados en las listas de odio, lo que invita a preguntarse si no estará cruzando la línea y si no estará a punto de convertirse en un formato mucho más odiado que la publicidad en la televisión.
Además, a medida que se dedica más tiempo a consumir contenidos en internet y a medida que se está expuesto más y más a los anuncios de la red, mayores son las posibilidades de que los internautas se saturen con la publicidad.
Más quejas formales sobre internet
Y, de hecho, los anuncios en internet ya despiertan más quejas y protestas que los de la tele. El último de los estudios que permiten llegar a semejantes conclusiones llega desde Reino Unido, donde los datos de la Advertising Standards Authority (ASA), el regulador de la publicidad.
Las conclusiones del estudio señalan que en 2017 (el año del que acaban de dar datos) no solo recibieron más quejas de los consumidores sobre los anuncios en general (un 14% más de quejas) sino que además los anuncios que protagonizaron más quejas fueron ya los anuncios de internet. Sobre la publicidad online se presentaron 10.932 quejas (sobre 9.951 anuncios), mientras que sobre la televisión se presentaron 9.466 quejas (de 4.666 anuncios).
La mayoría de las quejas son sobre anuncios que invitan a creer cosas que no son ciertas, aunque, como explica un portavoz del organismo a Marketing Week, las quejas también aumentan a medida que dan a conocer más el mecanismo entre los consumidores y a medida que se producen escándalos como el de Cambridge Analytica. De forma periférica, tienen un impacto en que los consumidores sean más abiertos a la hora de quejarse de los anuncios. A todo ello se suma que también estuvieron más alerta ante la publicidad de los influencers y su falta de transparencia.
Los anuncios de internet que nos encanta odiar
La red ha logrado crecer muy rápido, convertirse en muy atractiva para los anunciantes y también lograr un odio creciente sobre ciertos formatos publicitarios. Y se podría decir que la culpa es del propio medio. Los productores de contenidos ponen anuncios en todas partes (no hay más que pensar en el formato de publicidad oculta en el texto) para poder hacer caja sea como sea, lastrados por unos precios demasiado bajos de la publicidad online. Los anunciantes han intentado repicar online lo que hacen en otros medios, lo que obviamente no funciona.
Por ello, han aparecido muchos formatos de anuncios y muchos de ellos son odiados con pasión por los internautas. No hay más que pensar en los anuncios antes de los vídeos. Un 65% de los consumidores se salta los anuncios pre-roll en cuanto puede hacerlo y un 76% de todos ellos reconoce que es algo que han interiorizado. Es decir, cuando empieza el anuncio están ya alerta para ver cuando aparece el botón para saltarlo sin pensar mucho más en ello. Es lo que tienen que hacer.
Y estos solo son una muestra de la situación. Los consumidores también odian los interstititials, los desplegables o los anuncios que ocupan toda la pantalla.