¿Es todavía internet una oportunidad perdida para algunas empresas?
¿Se puede hablar todavía de oportunidades perdidas en internet? Lo cierto es que, a primera vista, se puede caer en la tentación de pensar que todo el mundo tiene claro qué es internet y qué valores aporta cuando se habla de cómo aprovecharla para hacer negocio. Que una marca permanezca ajena a la red y que una empresa no cuente con una presencia online parece, a estas alturas de la vida, un error que ya nadie se siente dispuesto a cometer. Internet está por todas partes y todo el mundo, incluso el abuelito que no entiende de qué va eso de los smartphones, parece tener claro que ahí pasa algo.
Pero lo cierto es que no se debe quedar uno para hacer análisis con lo que se cree a primera vista o con lo que se da por hecho que es la realidad, ya que al final las cosas son mucho más complejas de lo que parece y lo que se da por sentado no es una verdad tan clara y consistente como podría parecer. Puede que la sensación generalizada sea la de que internet es un elemento crucial con el que las empresas no deberían perder oportunidades y en el que de hecho se pueden conseguir muchas cosas nuevas, pero a la hora de la verdad aún hay muchas compañías que no están haciendo las cosas como deberían y que no están ni siquiera posicionándose en lo que ya se da por sentado que es el nivel de mínimos a cumplir en la red.
Las redes sociales ‘silenciosas’
Así, por ejemplo, no hay más que mirar la presencia en redes sociales que tienen muchas pequeñas y medianas empresas, cuando es que la tienen. Muchas no cuentan con perfiles ni siquiera en las redes sociales de referencia, lo que hace que estén perdiendo una oportunidad de conectar con sus consumidores y que, muchas veces, no estén presentes cuando estos los buscan.
¿Quién no buscó al restaurante de la esquina en Facebook para comprobar su horario de apertura y se encontró con que no estaba en la red social y que al final no le quedaba más remedio que recurrir a los métodos tradicionales para conectar con ellos? Las redes sociales parecen un incordio o un algo ‘que no es para mí’, cuando en realidad se han convertido en un elemento más que deben tener las empresas, casi como lo es el número de teléfono de contacto.
Incluso cuando están presentes, no siempre lo hacen del mejor de los modos. No son pocas las pymes (al menos las grandes empresas suelen dejar esto en manos de profesionales) que cuentan con perfiles actualizados de un modo excesivamente amateur, casi como si fuese el perfil personal de la persona responsable, o que incluyen erratas, faltas de ortografía y contenidos de baja calidad.
Y, por supuesto, no todas las empresas tienen todavía – lo que es aún casi más preocupante – una web corporativa o algún tipo de presencia oficial y clara en la red.
El ecommerce, aún por conquistar
Y si las pymes aún no están presentes en redes sociales de un modo general, más complejo es el tema del ecommerce. Cierto que hay multinacionales, como Primark, que aún no están presentes en la venta online, pero ese no debería ser el espejo en el que se mirasen las pequeñas y medianas empresas. Primark no vende online por una decisión muy meditada en costes y en estrategia de ventas. En el caso de las pymes es más bien una cuestión de desconocimiento y una de dejar escapar una potencial y muy valiosa oportunidad.
El problema del ecommerce es mucho más amplio que lo que respeta solo a las pymes. De hecho, incluso quienes están presentes en este terreno no le están sacando todo el potencial que podrían y todo el jugo posible a lo que están haciendo en la venta electrónica.
Y para muestra un botón: según datos de un estudio de la Asociación de Marketing de España, el 61 % de los responsables de marketing considera que las ventas online no aportan más que el 5% del total del valor de ingresos que tiene. Solo un 11% cree que más del 40% de lo que consigue llega a través de ese canal. Por sectores, el de seguros, el gran consumo y el de salud son los que peores datos muestran, ya que sus cifras de ventas online sobre el total están por debajo del 5%. Las empresas españolas saben que el ecommerce está ahí, pero no han logrado que tenga un peso elevado en el total de sus números