Encuentro (y paella) con Martin Parr
Pasa siempre que cuando te creas expectativa sobre algo nunca se cumple. Y este es el caso, piensas que vas a hacer una entrevista y al final terminas comiendo paella con Martin Parr. Lo transcribo todo, casi como un relato pues merece la pena conocer la historia desde su comienzo.
Había quedado con Mariona Giner, la traductora y fotógrafa, en la entrada del Auditorio del Photo Forum Barcelona una hora antes, para repasar las preguntas. Sabía que era una entrevista de 20 minutos escasos y quería asegurarme de hacer un recorrido de los puntos que más me interesaban preguntarle a Martin Parr.
Una vez en la recepción, mientras esperábamos a que nos informaran, Mariona y yo hablábamos sobre las traducciones y mirábamos las preguntas, estábamos nerviosas y contentas. Es emocionante tener delante a un autor con tanto recorrido fotográfico, así que estaba entusiasmada, la verdad, tenía un montón de cosas que quería preguntarle.
En ese momento, se nos acerca una chica de la organización y nos comenta que no hay entrevista, Martin Parr ha anulado todas las citas que tenía y ha rechazado a todos los medios. Nos dice que se ha enfadado, han venido las televisiones y no ha querido, vamos que no quiere. Alucinamos un poco y queremos más información, pero la chica tampoco nos puede decir mucho más.
Mariona me separa y me dice, “Dèbora, este señor es inglés como yo y se ha mareado. Éste ritmo tan intenso de los españoles, los ingleses no lo entienden y se atoran, si hablo con él te aseguro que nos dejará hacer la entrevista, nos lo tienen que presentar“. “Vale, vale.” le digo, la seguridad de Mariona me contagia; “venga, vamos a buscar a Martin Parr” y pregunto a la chica si por lo menos nos lo puede presentar. En la organización del Photo Forum son personas realmente muy amables y esta compañera enseguida nos lleva ante él, que está mirando álbumes de una empresa portuguesa cuyo nombre no recuerdo pero que eran bonitos.
Primero nos presenta a Rubén Acosta, fotógrafo de Lanzarote que acompaña y ayuda a Martin Parr durante su estancia en el Photo Forum. Es muy simpático, después de contarles quienes somos y que venimos de Albedo Media, Rubén secuestra a Martin Parr de los álbumes portugueses y nos lo presenta.
Martin Parr es un hombre bastante alto, realmente parece más joven y también aparenta ser muy serio; tiene una voz bronca, que sinceramente, no le pega con su rostro. Mariona lo saluda, mi inglés es bastante torpe, pero entiendo lo que le dice, y veo como a Martin Parr se le ilumina la cara cuando Mariona le comenta que ella también es inglesa. Intercalan datos biográficos y finalmente se cumple lo pronosticado; Martin Parr nos concede la entrevista.
Nos llevan a una sala pequeña que parece una pecera, hay un sofá y varios sillones. Nos acompaña también Rubén y entre los tres mantienen una breve charla entre bromas.
Martin Parr nos pregunta quiénes somos y qué hacemos y aquí comienza algo que se acerca más a una charla coloquial que a una entrevista.
Dèbora: Albedo Media es un magazine online que abarca muchas ficciones y facetas de la fotografía, desde la parte técnica, hasta la parte más formativa, cultural, etc.; es un magazine muy interesante. La parte cultural, quizás no es la más rentable, pero en Albedo Media tienen mucho interés en apostar por ella y se hacen crónicas de libros o exposiciones, están al tanto de todo lo que sucede a nivel fotográfico.
Martin Parr: ¡Ah! muy bien, es interesante.
Dèbora: ¿No sé cómo estás y si nos permites varias preguntas?
M. Parr: Sí, sí, por favor, ya estás siendo demasiado cauta, (risas)
Dèbora: ¡Oh! Vale, pues voy a atacar. El tema de la charla de hoy en el Photo Forum es en torno a su visión sobre los nuevos soportes para difundir la fotografía.
M. Parr: No.
Dèbora: ¿No?
M. Parr: No, no. Es una charla general sobre mí trabajo, un recorrido sobre lo que hago, pero no me han pedido nada de eso en concreto.
Dèbora: Vaya, es la descripción que aparece en la web de Photo Forum, no sé. (risas)
Se produce un debate entre Mariona, Rubén y Martin Parr sobre esta manera de hacer de los españoles que a Parr le sorprende especialmente.
M. Parr: Continúa, Dèbora, continúa.
Dèbora: A partir de este enunciado de la charla, que ahora veo que es falso, le quería preguntar sobre cuál es el estado actual de la fotografía… veníamos del fin de la fotografía, después entramos en la era de la postfotografía, ¿dónde estamos?
M. Parr: Actualmente es el momento que hay más fotografía, más plataformas para la fotografía, más tipos y acceso a la fotografía que hace la gente, es un momento de plena salud.
Dèbora: Entiendo que los miles y millones de imágenes que hay flotando en internet, para usted deben de ser todo un disfrute, algo realmente bueno.
M. Parr: Hay miles de imágenes malas y es difícil encontrar buenas imágenes en Internet. Pero eso es algo que me inspira y me tranquiliza. Y además creo que esto es un motivo para que los fotógrafos puedan prosperar y tener éxito. Cuando un fotógrafo hace un proyecto e invierte dinero, tiempo y emociones, se nota la diferencia, seguro que la gente lo distingue entre todas esas miles de imágenes malas.
Mariona: Yo tengo una pregunta… ¿Puedo?
Mariona me mira con cara de picardía, el ambiente es tan distendido y Martin Parr está tan encantado que le digo que adelante, pero miro mi libreta de preguntas con ojos de niña que tiene que compartir las chucherías.
M. Parr: (risas) Adelante, adelante.
Mariona: Mi pregunta es, si cree que una persona que hace mala fotografía está intentando hacer realmente una buena fotografía.
M. Parr: Pienso que es bastante evidente que, si miras Instagram, hay una gran variedad de calidad de fotos Todos sabemos que mirar fotografías es muy subjetivo, pero aun así, los que tienen muchos seguidores ha invertido tiempo y emoción en su trabajo. Y hay algo ahí que la gente entiende y que les afecta emocionalmente y eso hace que se identifiquen con ese fotógrafo. Así, la pasión necesaria para poder comunicarse y tener convicción de cómo expresarte a través de la fotografía se puede revelar y hacer que atraiga a la gente. Hace que llegue a la gente, emocionalmente. Por eso el flujo continuo de Instagram es tan fascinante, esa es la razón de que haya tanta fotografía buena y mala en Instagram.
Dèbora: Hay un fotógrafo que se llama Jordi V. Pou que se dedicó a coleccionar imágenes de instagram de personas con la nariz rota, un trabajo que se llama Broken Noses. Si cogiéramos todas esas imágenes e hiciéramos un libro, podría ser perfectamente un libro de Martin Parr.
M. Parr: Es una idea curiosa, ¿habría problemas de autorización?
Dèbora: Son imágenes compartidas públicamente, no lo sé.
M. Parr: Bueno, está el copyright pero es un concepto que me produce mucha intriga y es muy interesante. Es algo que me hace prestar atención.
Dèbora: Ya, pero ¿qué nos pasa al ser humano para necesitar hacernos una foto justo después de partirnos la nariz, con la sangre y todo y además querer mostrarla?
M. Parr: La gente se hace selfies continuamente, las narices rotas no son una excepción, pero te quiero hacer una pregunta Dèbora, ¿cuál es el país que tiene más muertes por selfies que cualquier otro?
Dèbora: (risas) Pues ni idea… ¿Estados Unidos?
Mariona: ¿Japón?
M. Parr: No, la India, pero de lejos. Las cifras son 68 este año pasado, 68 el anterior y 27 hace tres años. Acabo de volver de la India donde he realizado un nuevo trabajo sobre muerte por selfie. Pero en realidad es un efecto dominó, por ejemplo, justo cuando se está haciendo el selfie, viene una gran ola y se lo lleva, intentan rescatarlo, pero al final se muere. Es decir, es un efecto mariposa y no es una muerte en sí, no te mata el propio selfie, pero la muerte se produce por su consecuencia. Me parece un tema fascinante, y es verdad que te puede ocurrir algo así.
Dèbora: Por proporción de cantidad de habitantes debería ser china, ¿no?
M. Parr: Sí, y es un buen argumento pero ellos tienen un uso más prudente de la fotografía.
Mariona: ¿Puedo hacer otra pregunta?
M. Parr: Sí puedes.
Mariona: ¿Entonces esa manera de hacer fotografía es la más peligrosa para el fotógrafo?
M. Parr: Sí, pero la muerte por selfie tiene que ser muy superior a cualquier otra muerte haciendo otro tipo de fotografías, como por ejemplo dar un paso atrás y caerse por un precipicio, por eso el selfie es un tipo de fotografía tan peligrosa.
Dèbora: Cambiando de tema, eres miembro de Magnum desde 1994 y además tu votación fue bastante polémica. Ahora está nominada Cristina de Middel, ¿Magnun está entendiendo que la fotografía es ficción?, ¿conseguirá Cristina de Middel formar parte de Magnum?, ¿su nominación es señal de una buena salud para Magnum y para la fotografía documental?
M. Parr: Sí, pero yo lo entiendo más como una evolución; en realidad la agencia Magnum es consciente del hecho de que siempre ha estado muy orientada al hombre blanco, europeo o norteamericano y por eso creemos que es una evolución. No es sólo porque Cristina sea mujer, sino porque, además, es una apertura hacia admitir discursos diferentes y nuevas maneras de mirar la fotografía y por tanto, eso es positivo. Es un desarrollo natural y es un momento muy emocionante para nosotros, no lo vivimos como una polémica, sino como algo realmente positivo.
Martin Parr mira su reloj, han pasado unos 15 minutos y elegantemente da por finalizada la entrevista.
Dèbora: Tengo una última pregunta, entiendo que el primer fotolibro fue el de Anna Atkins, pero conceptualmente siempre he pensado que quizás debía ser un álbum de familia.
M. Parr: Creo que el primer fotolibro es de Anna Atkin y que era una mujer.
Dèbora: No, no dudo que Anna Atkin fuese una mujer y tampoco que el primer libro de fotos fuera de ella, sino más bien a que el álbum de familia pudiera contener una intención de relato que quizás los primeros libros no tengan.
M. Parr: No lo creo, es que técnicamente es imposible, Anna Atkin es anterior a la fotografía doméstica.
No nos entendemos, le doy las gracias por su tiempo y le pido si nos podemos hacer unas fotos para la publicación. Está de buen humor y entre bromas también caen un par de selfies. Rubén habla de ir a comer y Martin Parr nos pregunta si nos apetece acompañarlos.
Vamos a un bar cercano, donde hacen un menú de 11€ que no está nada mal, es un bar de la clase media trabajadora, ruidoso y lleno hasta los topes. “Del menú del día, la paella está muy buena y en 20 minutos está lista” nos canta el camarero. Los cuatro pedimos ensalada mixta y paella a la marinera. Nos traen las bebidas y empezamos a conversar.
Rubén: Martin, ¿qué piensas sobre la dictadura de los likes en las redes sociales?
M. Parr: La gente se cree que cuanto más likes más buena es la foto y eso, de alguna manera se usa como un baremo de calidad, pero los likes no son un ningún baremo evidentemente. Hay miles de fotos malas con muchos likes.
Dèbora: Ya pero también enganchan, la gente da “likes” para recibir “likes”.
Mariona: Es una adicción.
Martin Parr nos cuenta que rechazó las entrevistas anteriores porque él esperaba que fueran como la nuestra pero que era todo televisión y eso son derechos de imagen. Nos comentaba que suele aceptar entrevistas a medios pequeños o más específicos pero se ha negado a aceptar las televisiones.
Mariona: Claro, te tienes que concentrar de otra manera.
M. Parr: No, no es eso, es que son derechos de imagen, es que todo el mundo quiere el concierto gratis. Y las televisiones y los grandes medios se aprovechan de eso.
Mariona: No, claro, yo tampoco trabajo gratis.
Dèbora: Es que ahora a trabajar para ti mismo le llaman auto-realización y lo tienes que hacer gratis y para mí eso es otro tipo de esclavitud.
M. Parr: Dèbora, ¿tú eres periodista?
Dèbora: No, soy fotógrafa.
M. Parr: Es que tienes que aprender inglés para ser periodista. Si no, no te enteras de la verdad.
Dèbora: Ya, es que soy de la generación que nació con la muerte de Franco, en esa España donde no aprendíamos inglés.
M. Parr: ¿Pero cuantos años tienes?
Dèbora: 41 para 42.
M. Parr: Vaya, pensaba que eras más joven.
Dèbora: Me conservo bien, pero no, no soy periodista. Realmente soy profesora de fotografía.
M. Parr: ¡Ah!, entiendo, bien bien… ¿y tú, Mariona?
Mariona: Yo doy clases sobre la sensibilización hacia el lenguaje fotográfico, pero lo hago con gente que están situación ilegal aquí y que está pasando el proceso de regularización de papeles entonces, lo hago para que comprendan más la cultura en la que están entrando por que la imagen que se da de la mujer o de la vida familiar en los anuncios o la publicidad, donde se ve esa “happy family”, con dos niños, hombre-mujer, con esas casas tan luminosas, pues está muy lejos de la realidad, entonces yo doy clases de sensibilización sobre lenguaje fotográfico para gente que está en vía de regularización de papeles o en reinserción laboral.
Rubén: Hubo en Madrid una conferencia en la fundación La Caixa de un proyecto de Argentina donde enseñaban fotografía a unos chicos de la calle, que en el primer y segundo año les enseñaban a leer fotos y el tercer año les enseñaban técnica.
Mariona: ¿Eso lo daba Claudi Carreras?
Rubén: Era una chica argentina, no recuerdo, pero Martin fue de invitado y los chicos sabían leer las imágenes, sabían contar historias con las imágenes, pero no tenían mucho control técnico de las cámaras… y aun así corregían las fotos de Martin, “esto estaría mejor así”, (risas).
M. Parr: (risas) Lo recuerdo, sí.
Dèbora: Es así, yo doy clases de fotografía en Bellas Artes y ya todos los alumnos saben foto.
Mariona: Cuando yo estudié, yo no tenía ni idea y es verdad que ahora sí.
Dèbora: Pero en parte es porque ahora también son editores, aunque sea con Instagram, hacen la foto y la editan, ya saben hacer fotos.
M. Parr: Pero Dèbora, la pregunta es ¿la mayoría terminan siendo fotógrafos artísticos?
Dèbora: Mmmm… no. Muy pocos. Pero sí que se enamoran de la fotografía… (risas).
M. Parr: (risas) Ya, pero no serán fotógrafos. ¿Por qué no terminan siendo fotógrafos artísticos?
Mariona: Tendríamos que volver al debate de si la fotografía es arte. No me refiero a aquél primer debate de si es arte o ciencia, sino de si el objeto en sí es una pieza de arte.
M. Parr: No, no es eso. Creo que quizás tiene que ver con eso de que la fotografía en España está muy mal pagada. ¿Cómo puede ser que la gente crea que va a vivir del Arte?, ¿realmente creen que van a vivir de ello?, ¿qué esperan? No lo sé, pero cuando alguien estudia Bellas Artes, creo que esa cuestión es importante.
En un momento de la conversación yo especifico que Bellas Artes aquí en España no está enfocado en preparar fotógrafas y fotógrafos profesionales; que existe una diferenciación entre el artista que trabaja con el medio fotográfico y el fotógrafo profesional y que además la profesión tanto de artista como de fotógrafo está muy poco valorada, por no decir precarizada. Cuando Martin Parr se refiere a fotógrafo artístico, quiere decir al profesional que se gana la vida haciendo fotos, ya sea como fotógrafo social, documental o artístico, ya que, en Inglaterra, Bellas Artes es una carrera que está más profesionalizada y esa es la diferencia importante cuando Parr me pregunta qué espera alguien que estudia Bellas Artes aquí en España.
Dèbora: Esperan un milagro, más o menos, que un rayo los ilumine y los haga exclusivos y únicos y eso ocurre cada 250 millones de años… y mientras tanto se convierten en profesores.
M. Parr: (risas) ¿Tú estás esperando que te ilumine un rayo? ¿o eres más realista?
Dèbora: Yo tengo vocación pedagógica, pero hubo un tiempo que también esperaba el rayo… y no caía.
M. Parr: (risas) Entonces, ¿la gente no debería ser fotógrafo?, ¿qué crees?
Dèbora: Todo el mundo tiene algo de fotógrafo, porque, al fin y al cabo, todo el mundo hace fotos.
Mariona: Sí… pero no.
Dèbora: Creo que para ser fotógrafa o fotógrafo hay que trabajar mucho. No es un rayo, es mucho trabajo.
Mariona: Yo estoy de acuerdo en que el trabajo y la perseverancia es lo que hace que consigas trabajar como fotógrafa. Y también la creencia, yo de eso estoy segura.
Dèbora: Y después también hay una historia de las coincidencias, quiero decir que cuando estás escarbando mucho en un sitio, en una misma dirección, al final hay coincidencias, no son los astros, ni la suerte, pero sí que de pronto, ese empeño, hace que coincidan cosas, que se produzcan posibilidades.
Rubén: Ayer, en una ponencia del Photo Forum, el ponente hizo un paréntesis diciendo “no quiero desanimarles pero tan sólo el 10 por ciento de ustedes continuará siendo fotógrafo dentro de dos o tres años”.
M. Parr: ¡Ah!, (risas) muy acertado… Dèbora creo que deberías estar grabando esta conversación.
Dèbora: Lleva 20 minutos grabando.
Rubén: ¿Estás grabando? (risas)
Dèbora: ¡Sí! (risas)
Mariona: Martin ¿Dónde vives? ¿Estás dando clases?
M. Parr: No, ahora me dedico sólo a hacer fotos, pero me parece una profesión muy honorable.
Dèbora: ¿Y cómo sacas tiempo para hacer tantas cosas?
M. Parr: Me levanto temprano. (risas)
Dèbora: Tienes clones.
M. Parr: Tienes que tener en cuenta que tengo todo un equipo de gente que trabaja para mí, yo no hago una postproducción o por ejemplo me archivan y organizan. Básicamente tengo 5 personas trabajando para mí, entonces ellos dividen su tiempo para mi trabajo y también para la fundación que tengo.
Mariona: ¿En qué consiste la Fundación?
M. Parr: La Fundación tiene una biblioteca, que antes tenía más de trece mil publicaciones pero que ahora se centra sólo en fotógrafos irlandeses e ingleses. Todo el mundo tiene acceso, quiero decir, gente como vosotras podríais ir, sencillamente es pedir una cita. Ahora estamos trabajando sobre un sistema de miembros, con una cuota.
Mariona: ¡Me encanta!, ¿pero esto lo haces por Hacienda o es por altruismo? Yo te lo pregunto.
M. Parr: Tiene ventajas fiscales, claro, pero yo no lo hago por eso, es que me interesa mostrar toda esa colección que tengo, es por altruismo.
Dèbora: Eso tiene que ver con los libros de tu colección que has donado a la Tate Gallery, es como una intención de que el fotolibro llegue al público general, ¿no?
M. Parr: Ya, sí, sí exacto.
Rubén: Y además tienes toda la colección de objetos.
Dèbora: Yo no se si el fotolibro es muy endogámico, ¿cómo se consigue que el fotolibro se venda en otros circuitos y a otro tipo de público?
M. Parr: Aquí en España precisamente tenéis una manera muy sana de trabajar el fotolibro, yo lo pongo de ejemplo como algo que tenemos que hacer, que debemos adoptar.
Dèbora: No se, yo creo que aquí los libros los compran los mismos fotógrafos.
M. Parr: No. (risas)
Dèbora: Los fotógrafos compran los libros de otros fotógrafos, al público general no llegan los fotolibros.
M. Parr: No, no es verdad, estás siendo mala. Mira el ejemplo de Cristina, que con su primer libro se hizo conocida, más allá del propio circuito fotográfico.
Dèbora: ¿Pero la conocen más allá de los propios fotógrafos y del mundillo de la fotografía?
M. Parr: Sí, sí, por supuesto.
Para Martin Parr existe un renacer del fotolibro del que los fotógrafos y fotógrafas españoles son bastante responsables y año tras años encabezan las listas de los mejores libros de fotografía, además de todas las editoriales independientes y de un público que apuesta y se interesa cada vez más. Pero al final es algo que se aprecia más fuera de España.
Rubén: Martin, de los tres fotolibros más premiados del año pasado los tres primeros están relacionados con la fotografía documental.
M. Parr: Sí, ¿tres?
Dèbora: ¿Cuáles eran?
Rubén: No recuerdo, lo dijo Juan Valbuena, creo que de Carlos Spottorno, Oscar Monzón y no recuerdo el otro.
Dèbora: Martin, siempre me ha hecho mucha gracia tu libro de las parejas aburridas.
Mariona: ¿Se daban cuenta de que les estabas haciendo fotos?
M. Parr: A veces sí y otras veces no.
Para Martin Parr no es importante si esas parejas aburridas o todos esos turistas, deformados bajo su mirada, eran conscientes de la presencia de la cámara. Forman parte de esa realidad ficcionada que ensalza los estereotipos hasta mostrarlo como algo decadentemente protagonista. Pero más allá de la crítica a su mirada morbosa, que me faltó preguntarle, Martin Parr podría redactar el relato de la historia viva del cliché.
Y así, desde el absoluto estereotipo, estuvimos hablando de los españoles y sus costumbres, de nuestro bochornoso presidente del gobierno, del estraperlo y la chapuza, que parece un cliché del que casi no nos podemos desprender, todo tan descriptivo como ficticio, pero así nos ven.
El bar respondía a todos esos estereotipos del españolito chillón pero gracioso y charlatán, que le gusta la buena comida y discute con pasión, creo que por eso a Martin Parr le agradó el sitio y la comida; estaba en su salsa.
Pagamos la cuenta y nos despedimos amablemente, así termina el relato de ese intento de entrevista que al final se convirtió en conversación paellera con Martin Parr.