El Vampiro de Lugnano: una piedra en la boca para que no volviera a la vida
Una época oscura de la historia… A mediados del siglo V d.C., durante la caída del Imperio romano, se produjo un brote de malaria en la zona que hoy ocupa la localidad de Lugnano in Teverina, en la región de Umbría en el centro de Italia, que mató a varios bebés y niños vulnerables. Sus pequeños cadáveres fueron enterrados en tumbas improvisadas cavadas en las antiguas salas de almacenamiento de una villa romana abandonada, que había sido construida a finales del siglo I a.C. Un cementerio improvisado de época romana tardía, creado apresuradamente para dar sepultura a fetos abortados, neonatos y niños pequeños muertos por la malaria, que permaneció silencioso y olvidado hasta que empezó a ser excavado hace unos 30 años por el arqueólogo David Soren, de la Universidad de Arizona. En la Necropoli dei Bambini di Lugnano, como se conoce este lúgubre cementerio infantil en italiano, se han encontrado claros indicios de vampirismo, magia y brujería.
La necrópolis infantil se instaló apresuradamente en una villa romana abandonada
El último hallazgo, realizado el verano pasado por arqueólogos de las universidades de Arizona y Stanford (Estados Unidos), junto con arqueólogos italianos, "es extremadamente raro y espeluznante, nunca había visto nada igual", expresa Soren en un comunicado de la Universidad de Arizona. Se trata del esqueleto de un niño o niña que murió aproximadamente a los 10 años de edad y que fue enterrado o enterrada con una gran piedra en la boca obstruyendo su garganta, "probablemente como parte de un ritual funerario que pretendía contener la enfermedad de la malaria y, sobre todo, el mismo cuerpo, de acuerdo con una antigua creencia según la cual los muertos podían salir de sus tumbas para contagiar o atormentar a los vivos", explica Soren a National Geographic España.
Bautizado como el Vampiro de Lugano
El difunto ya ha sido bautizado como el Vampiro de Lugnano, pues en las creencias populares los vampiros eran espectros que regresaban de entre los muertos. "Antes de la campaña arqueológica de 2018, el esqueleto infantil de mayor edad excavado en el cementerio era el de una niña, según demostró un análisis de ADN posterior, de unos tres años de edad: sus muñecas y tobillos habían sido lastrados con piedras, posiblemente en un intento similar de impedir que visitara e infectara a los vivos", añade el arqueólogo norteamericano.
Otro caso célebre salió a la luz el año pasado en Inglaterra: un individuo de época romana que fue enterrado boca abajo y con una piedra en la boca, en sustitución de la lengua cercenada o por su fama de bocazas y para que guardara silencio para siempre.
En la Necropoli dei Bambini se han excavado otros objetos que son una prueba de lo supersticiosos que eran los romanos. "Hemos descubierto los restos de 12 cachorros de cinco a seis meses de edad con sus mandíbulas arrancadas, todos ellos fueron sacrificados dentro del cementerio. Los cachorros, y los perros en general, eran conocidos por sus poderes mágicos y curativos. Por otro lado, la madreselva fue esparcida a modo de ofrenda, pues se utilizaba para reducir el agrandamiento del bazo, un problema derivado de la malaria. Y, además, un sapo fue colocado sobre un niño y una garra de cuervo sobre otro; y hemos hallado dos calderas enormes llenas de cenizas y una muñeca de hueso sin brazos y sin piernas", concluye.