el reloj de mesa de Jacob & Co. y Lalique!
Jacob & Co., Bugatti y Lalique lanzan Bugatti Calandre, reloj de mesa con tourbillon vertical, cristal Lalique y gemas Jacob-Cut, edición limitada a 99 piezas!!
Un homenaje a la herencia Bugatti
Bugatti lleva más de un siglo marcando hitos en el diseño automotriz, y esa identidad visual —sobre todo la inconfundible parrilla de herradura— se convierte ahora en pieza central del Bugatti Calandre, el nuevo reloj de mesa creado junto con Jacob & Co. y la casa francesa de cristal Lalique.
Inspirada en la majestuosa Type 41 Royale de 1926, el Calandre luce dos elefantes danzantes, cincelados en cristal, que rinden tributo al escultor Rembrandt Bugatti.
La pieza saca partido de tres años de I+D entre las firmas para fusionar ingeniería relojera de vanguardia con referencias artísticas que atraviesan toda la historia de la marca de Molsheim.
Movimiento exclusivo y gema de 288 facetas
En el interior late el calibre manual JCAM58, desarrollado ex profeso por Jacob & Co. para esta edición. Su protagonista es un tourbillon volante vertical que gira una vez por minuto y que, como sucedía con los reguladores de los relojes de bolsillo, compensa la gravedad cuando la pieza permanece en posición fija.
El mecanismo contiene 189 componentes y garantiza una reserva de marcha de ocho días; la cuerda y el ajuste de la hora se realizan con una llave especial que se inserta en el reverso.
Sobre la cúpula de cristal se asienta un rubí sintético de 30 mm tallado con el patente Jacob Cut: 288 facetas que maximizan la refracción y evocan el rojo intenso del emblemático “Bugatti Macaron”.
La piedra no es mero adorno; funciona como nota cromática que atrae la luz al corazón mecánico y subraya el vínculo con la división de alta joyería de Jacob & Co.
El arte del cristal Lalique
Que Lalique sea parte del proyecto no es casualidad. René Lalique, pionero del art déco, fabricó ornamentos para capó y relojes de sobremesa con figuras enfrentadas, un concepto que resurge en el Calandre.
El cuerpo del reloj —264 mm de ancho por 196 mm de alto— se funde en los hornos de la manufactura de Wingen-sur-Moder. Allí, maestros vidrieros vierten cristal fundido a 1.400 °C en un molde de acero y, tras un lento enfriamiento, dedican semanas a esmerilar, pulir y satinar cada superficie a mano.
El contraste entre zonas escarchadas y pulidas intensifica la profundidad de los elefantes, que parecen cobrar vida cuando la luz atraviesa el bloque transparente.
Una pieza para coleccionistas exigentes
El Bugatti Calandre se entrega en un baúl de piel color canela que recuerda los interiores de los hypercars de la marca y estará limitada a 99 ejemplares numerados, cada uno con un precio de 240.000 USD.
Más que un artículo decorativo, la pieza es un “objet d’art” que reúne la tradición artesanal de Alsacia —tierra que vio nacer tanto a René Lalique como a Ettore Bugatti— con el empeño innovador de Jacob Arabo.
Con esta creación, las tres casas demuestran que la alta relojería puede trascender la muñeca y ocupar un lugar protagonista en el hogar o la oficina sin renunciar a la precisión.
El resultado es un equilibrio entre legado y futuro: Lalique aporta la transparencia luminosa; Bugatti, la estética automotriz; y Jacob & Co., la ingeniería relojera y el destello de la joyería contemporánea.
Ficha técnica resumida
- Calibre: JCAM58, cuerda manual, 3 Hz
- Complicaciones: tourbillon volante vertical, horas y minutos
- Reserva de marcha: 8 días
- Caja: 264 × 196 mm, cristal Lalique moldeado
- Gema superior: rubí sintético Jacob-Cut de 30 mm (288 facetas)
- Edición: 99 piezas numeradas
- Precio: 240 000 USD
Más allá del lujo tradicional
En un mercado saturado de ediciones limitadas, el desafío es ofrecer algo que sorprenda incluso al coleccionista más curtido. Con el Calandre, Jacob & Co. no solo traslada un reloj de pulsera a formato de mesa; reinventa la categoría al integrar materiales poco habituales —cristal artístico y una gema descomunal— con una arquitectura mecánica compleja.
El diseño permite contemplar el tourbillon desde cualquier ángulo, convirtiendo a la pieza en un micro-escenario donde la mecánica, la luz y el arte dialogan sin interrupciones.
Si el Bugatti Calandre aspiraba a ser una declaración de principios, su objetivo está cumplido: es una alianza que honra la historia de tres casas que, pese a moverse en ámbitos diferentes, comparten una obsesión común por la excelencia y la innovación.
El resultado es un reloj de mesa que podría figurar tanto en un salón de diseño contemporáneo como en el habitáculo de un Bugatti Tourbillon recién salido de fábrica.
Con solo 99 unidades disponibles, la carrera por hacerse con uno de estos relojes-escultura será casi tan vertiginosa como la de pilotar un hiperauto de Molsheim. Entretanto, la pieza ya se perfila como futuro clásico dentro de la relojería objetual, y prueba de que el límite entre automóvil, joyería y arte puede desdibujarse cuando tres leyendas deciden trabajar al unísono.
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