Documentamadrid 2017 – Crónica
Tocado a su fin el domingo pasado, repasamos los diez días de DocumentaMadrid 2017 que este año cumplía catorce de ala. Con su dirección artística renovada y más secciones y premios, el gran evento para amantes del documental de la capital, ha encontrado la consolidación como cita ineludible y exhibidor completista este año en una fiesta llena de sedes, ciclos, actividades, estrenos exclusivos y público inquieto.
Películas hubo para llenar dos plazas de toros. Todo documentales, pero de distintos guisos, géneros, fórmulas, metrajes y contenidos. Filmes de todas las latitudes del globo participando en las diferentes secciones a competición y ciclos a sólidos documentalistas como Rithy Panh –con el premio a toda su carrera se abrió el sarao– o Margarita Ledo –desgranamos aquí uno de sus trabajos–, amén de una veintena de pelis de producción nacional y cortometrajes.
Eso sí, no todo fueron proyecciones, aunque sí hubo cine de manera constante, pues las actividades paralelas estuvieron bastante bien guarnecidas. Se comisariaron tinglados fijos y gratuitos, como el dado en llamar PLATEA. Los fotógrafos miran al cine, en la calle central del Matadero, donde todo el mundo pudo contemplar una exposición organizada por Acción Cultural Española (AC/E) acerca de la comunión seminal entre cine y fotografía –que viene a ser lo mismo, sólo que uno se mueve y el otro no–, con trabajos de cuarenta de nuestros mejores fotógrafos –entiéndase “nuestros” por “españoles”–.
Mientras que las sesiones matinales en el Taller del Matadero acogieron los encuentros con directores, entre los que había nombres de renombre –valga el rebuzne cacofónico– para que el público pudiera entablar diálogo con los responsables de las películas así, sin mampara ni nada. Una oportunidad única de experimentar de primera mano qué es lo que mueven a los cineastas a dedicarse a esta profesión de locos. También tuvieron lugar el I Encuentro documental de impacto. El asalto a las pantallas, un encuentro dirigido a productores y profesionales del medio, el seminario Estrategias Digitales del cine documental independiente, un homenaje a Jean Rouch por el centenario de su nacimiento, y debates, encuentros, charlas, presentaciones… ¡de todo!
Y siempre se dice aquello de “estaba muy reñido”, pero es que es verdad que muchos eran los títulos que partían como favoritos o que contaron con la confianza plena en su triunfo. Por ello en el palmarés hubo sus sorpresas y algún que otro ex aequo –que en castellano quiere decir que hay que repartir el dinero–.
En la sección Competición Internacional de Largometraje, fue la trepidante La ciudad del sol (Mzis qalaqi. Rati Oneli, 2017), canto al optimismo y la vida en el infierno de Chiatura, una pequeña población minera de la Georgia post-soviética, fue galardonada con el Premio al Mejor Largometraje, mientras que las indispensables –¡para esto sirve el documental!– Luz oscura (Luz obscura. Susana de Sousa Dias, 2017) y Máquinas (Machines. Rahul Jain, 2016) y , hubieron de repartirse, no pasta, pero sí los honores de la Mención Especial del Jurado. En el terreno del corto internacional, el Premio al Mejor Cortometraje fue para Manodopera (Loukianos Moshonas, 2016), y la mención especial para La Gis (A Gis. Thiago Carvalhaes, 2016).
La sección a competición de largometraje nacional se saldó con el Premio al Mejor Largometraje de la Competición Nacional para El Remolino (Laura Herrero Garvín, 2016), que servidor reconoce haberse perdido, y el Premio ARACNE al Mejor Director Español de Largometraje –aportado por Aracne Digital Cinema– para Donkeyote (Chico Pereira, 2017), una tierna oda cinematográfica a un personaje fuera de su época todo lo interactiva que lo documental permite.
Por otro lado, el Premio Movistar+ al Mejor Largometraje Iberoamericano fue entregado a Adentro (Pau Coll Sánchez, 2017), un experimento lúcido, filmado con una cámara prestada a lo largo de un año a cinco internos –Soufian, Abdel, Samuel, Jorge y Kamal– de una prisión juvenil de Cataluña.. En la misma sección, Olvida Monelos (Esquece Monelos. Ángeles Huerta, 2016) obtuvo su merecida Mención Especial del Jurado. La “disciplinada labor” de saber esperar para transformar el paisaje en obra de Alberto Lobelle, le hizo ganador del Premio a la Mejor Fotografía, en memoria del operador Jordi Abusada, recientemente fallecido, por su filme Paisajes de A Capelada (Paisaxes da Capelada. Alberto Lobelle, 2017).
La fresquísima 25 CINES/seg (Luis Macías, 2017) se hizo con el Premio al Mejor Cortometraje en la sección a Competición Nacional de Cortometraje. Mientras que la Mención Especial al Mejor Cortometraje, fue para The Fourth Kingdom (El Cuarto Reino) (Àlex Lora, Adan Aliaga, 2017).
En la sección a Competición Fugas de Largometraje, el premio a la mejor película fue para Hacemos pareja (We Make Couples. Mike Hoolboom, 2016) “por imaginar una región para la nobleza de los sentimientos que permite la sociabilidad sin alienación y la soledad sin exilio“; y el diploma del jurado para Un extraño en el paraíso (Stranger in Paradise. Guido Hendrikx, 2016). Mientras que en la misma sección, en su apartado para películas de menor duración, Encontrar, Fijar, Acabar (Find Fix Finish. Mila Zhluktenko, Sylvain Cruiziat. 2017) se erigió con el Premio al Mejor Cortometraje.
Se quedaron sin premio ni diploma con mención filmes que partían con todas las posibilidades como El pacto de Adriana (Lissette Orozco, 2017), filme histórico colmado de dolorosa autobiografía donde la directora se sirve de las declaraciones de su propia tía, antigua miembro de la despiadada policía secreta de Pinochet (la DINA); o la necesaria Radio Kobani (Reber Dosky, 2017), duro testimonio de una joven kurda y su empeño para consolidar una radio libre en oposición a las matanzas de Isis en la reciente guerra de Siria. Y otros títulos como Los niños (Maite Alberdi, 2017), Solar (Manuel Abramovich, 2017)… todos de contenido primordial, de temática necesaria, de principal interés.
Es una lástima que, pese a las nuevas introducciones y una selección exhaustiva y de lo más rica, las audiencias y asistencias hayan sido algo menores que otros años. Desde luego, no ha sido por falta de oferta, de material interesante y variado. Quien asistiera, estoy seguro de que, ya les digo: nada de decepciones. Este Documentamadrid ha dado para saciar toda el hambre documental de un año.