Canon EOS 6D Mark II – Prueba de Campo
Cuando Canon presentó su primera EOS 6D a finales de 2012, muchos aficionados –y bastantes profesionales–, fans de la marca, vieron el cielo abierto al descubrir una cámara réflex con sensor 24×36 mm por un precio –más o menos– asequible. Cinco años después, aparece la esperada revisión de un modelo que ya no se encuentra sólo en el escaparate.
Las diferencias entre aquella 6D y ésta ciertamente no son baladíes; cinco años no pasan en balde, sobre todo en lo que a tecnología se refiere, y antes de tomarla entre manos, ya se presupone un avance importante. Nos surge la duda, no obstante, de si seguirá siendo un modelo competitivo y capaz de responder a las demandas del perfil de usuario al que va destinada.
Ergonomía y diseño
Hablamos de un cliente que desde Canon definen como “entusiasta”; o sea, un aficionado muy interesado por la fotografía, pero que no tiene que vivir de ella por lo que buscará calidad de imagen y puede renunciar a algunas prestaciones orientadas, fundamentalmente a facilitar el trabajo.
Así se puede justificar, por ejemplo, la carencia del práctico joystick que encontramos en sus hermanas mayores y cada vez en más modelos de otras marcas de gama media y alta para agilizar el enfoque.
A cambio, tenemos una pantalla completamente articulada, por primera vez en una réflex Canon de “formato completo” (24×36 mm), que de hecho es la principal diferencia externa entre la Mark II y la primera versión. Utiliza el sistema de rotación que ya conocemos de otros modelos APS-C de Canon y que, sinceramente, nos parece de los más prácticos y cómodos que han pasado por nuestras manos. Nos queda la inquietud de comprobar cómo aguanta el paso del tiempo su uso continuado. Más aún en un modelo como este, considerado de gama media alta, y destinado a una utilización intensa en todo tipo de circunstancias.
Esta pantalla hereda otra de las características que ya hemos visto en todos los nuevos modelos que van surgiendo en el catálogo de Canon: el control táctil. Tocando la pantalla podemos navegar por los menús, elegir el punto de enfoque, disparar, desplazarnos entre las fotografías tomadas o variar el porcentaje de visualización de las mismas. Igual que ya hemos comprobado en los otros modelos, funciona con adecuada sensibilidad y precisión.
Por fuera, pocos cambios más. Como suele suceder con muchas renovaciones, hay que examinar con meticulosidad ambas versiones para encontrar las diferencias. Prácticamente mismo tamaño –algo más pequeña que la 5D, pero más grande que la 80D– y peso –765 g–.
En mano tiene la contundencia de las réflex grandes y el buen agarre al que estamos acostumbrados en las EOS. Una magnitud que agradecerán los amantes de las cámaras robustas, pero que lastrarán los hombros y muñecas de quienes lamentan ir cargados durante horas con equipos pesados.
Más aún si esta cámara se acompaña de un objetivo a la altura de su sensor como el polivalente y de calidad demostrada pero pesado EF 24-70 mm f/2,8 L II USM –805 g– que utilizamos para nuestra prueba de campo. Un conjunto de más de kilo y medio que tiende al cabeceo cuando se maneja y que resiente nuestro hombro cuando se porta. Aunque ese es un precio que ya conocen los amigos de las réflex y sobre el que no hace falta incidir más.
A pesar de compartir tamaño de sensor con las Canon de gama alta, la EOS 6D Mark II difiere en múltiples aspectos con éstas. Por ejemplo, en la construcción. Está protegida contra polvo y humedad, pero con un nivel de protección diferente. Su construcción es de policarbonato y fibra de vidrio sobre un chasis de aleación de aluminio y resina de policarbonato, en vez del magnesio que utilizan las mayores; lógico, si pensamos en los cientos de euros menos que cuesta.
Lamentamos, eso sí, también la incompleta cobertura del visor. Por poco, sí, –98 %– pero pensamos que a una cámara de estas características se le podía exigir el 100 %. A cambio, las lentes que lo componen ofrecen una imagen nítida y brillante con una ampliación de 0,71x. A través del visor podemos ver prácticamente toda la información necesaria para la toma –incluida cuadrícula de ayuda al encuadre y nivel, entre otras– sin tener que apartar la vista del ocular.
Manejo y calidad de imagen
Si por fuera no se aprecian más cambios, por dentro destaca el renovado sensor CMOS que ahora alcanza los 26,2 Mpx de resolución –quizá la principal evolución del modelo– que viene acompañado del procesador DIGIC 7. Combinando el trabajo de ambos elementos, la nueva 6D alcanza una sensibilidad máxima de ISO 40.000, que forzado llega a IE 102.400.
Los resultados sorprenden por el alto grado de calidad conseguido incluso con valores forzados. En las muestras que acompañan esta prueba puede observarse como se mantiene el color y el detalle con bastante fidelidad. Y eso a pesar de que para realizar el análisis mantenemos desactivadas todas las opciones de supresión de ruido.
El enfoque también ha salido beneficiado en esta evolución. Dispone de 45 puntos AF –todos ellos de tipo cruz– que se pueden configurar agrupándolos en diferentes tamaños de área para facilitar la tarea según el sujeto a seguir.
En la práctica funciona bastante bien en casi todos los casos, incluido el enfoque de seguimiento, pero hemos tenido repetidos problemas en algunas circunstancias, a saber: en escenas de iluminación escasa y con sujetos pequeños –ramas, alambres, …– con superficies mayores en segundo plano. En esta situación, a pesar de elegir un punto único y apuntar al lugar escogido, el AF persistía en preferir el fondo. Ampliando el área de enfoque logramos solucionarlo en algún momento, pero otras veces tuvimos que recurrir al enfoque manual.
Aunque no se trata de una cámara con orientación deportiva, un buen enfoque de seguimiento conviene que vaya acompañado de una aceptable velocidad de ráfaga. En este caso se ha aumentado hasta los 6,5 fps con una capacidad del buffer suficiente para mantener la frecuencia durante varios tiros. Al menos guardando en JPEG o en RAW de manera independiente pues cuando guardamos las imágenes en JPEG + RAW –como es nuestro caso durante las pruebas de campo–, nos vemos obligados a parar tras unos quince disparos, aproximadamente.
La velocidad de obturación llega hasta 1/4.000 s. Lo normal en la mayoría de los modelos… de gama media. Una cámara que pretende ocupar las mochilas de fotógrafos exigentes y por la que hay que desembolsar un buen puñado de euros debería, pensamos, llegar hasta 1/8.000. No tanto por esas posibilidades deportivas, que ya sabemos que no busca, sino por la posibilidad de utilizar objetivos muy luminosos a su máxima apertura a plena luz, por ejemplo.
La calidad de imagen que ofrece queda fuera de toda duda. Ya lo demostró su predecesora y esta evolución no podía quedarse atrás. Muestra un rango dinámico bastante amplio, capaz de conservar detalles en las zonas más densas sin perder definición en las luces. Genera unos archivos RAW bastante flexibles que permiten recuperar información tanto en iluminaciones como en sombras de zonas que podrían parecer quemadas o empastadas.
Quizá una de las características que más llame la atención del posible comprador de la nueva 6D sea la incorporación de GPS integrado en la cámara. Una opción muy interesante para los fotógrafos viajeros y de naturaleza pues permite guardar en los metadatos la ubicación exacta, así como la hora universal –UTC–. Eso sí, preparen baterías de repuesto quienes piensen llevarlo activo constantemente porque se las devora…
No son los únicos metadatos que escribe. También puede grabar el copyright y clasificación de las imágenes mediante estrellas.
Admite conexiones por Wi-Fi, Bluetooth y NFC, tanto con dispositivos móviles como con ordenadores. Una vez que el dispositivo se ha memorizado en la aplicación Camera Connect, la vinculación se realiza con rapidez. Permite tanto la visualización y descarga de imágenes como la toma remota con todas las funciones de la cámara, incluido el modo Bulb.
Para las conexiones por cable tenemos que conformarnos con USB 2.0. Dispone, eso sí, de salida HDMI y entrada de mini Jack para micrófono.
En cuanto a la grabación de vídeo, admite los formatos MP4 o MOV, pero con una resolución máxima de Full HD. La resolución 4K se limita a la grabación de vídeos time lapse, que también pueden programarse con la 6D en formato Motion JPG.
Además, dispone de intervalómetro programable hasta 99 disparos o ilimitado. La función bulb permanece, si se desea, durante la programación del intervalómetro.
Conclusiones
Como suponíamos, queda evidenciado que la EOS 6D Mark II supera a su predecesora, pero seguimos dudando de si merece la pena el cambio. ¿Al poseedor de una 6D Mark I le interesa actualizarse? ¿Quién tenga una 7D Mark II le merece la pena ampliar el tamaño de su sensor con una nueva 6D? ¿Si tengo una 5D Mark III y no me llega el presupuesto para la Mark IV puedo conformarme con una 6D Mark II?
El cuerpo de la EOS 6D Mark II tiene un precio oficial de más de 2.100 €. Si le sumamos el objetivo que hemos utilizado para esta prueba nos situamos en un desembolso de casi 5.000 €… sí, es una “full frame”, con una calidad de imagen fuera de dudas, pero… en el resto de características, ¿está en línea con lo que cuesta?
A pesar de los muchos aciertos de la EOS 6D Mark II, encontramos en ella carencias que, si bien se podrían aceptar con un presupuesto menor, son más difíciles de ocultar con estos precios. En este sentido, si echamos un vistazo a la competencia, encontramos modelos similares por precios incluso más ajustados, aunque eso es algo que no debería sorprender a los usuarios de la firma.