Buenos y malos hábitos fotográficos que deberías adoptar o rechazar (y II)
Hace un par de días iniciamos este especial sobre costumbres fotográficas que hoy vamos a concluir. Si empezamos hablando de esas malas costumbres que merece la pena tratar de eliminar, en esta segunda parte vamos a pasar a hablar de los buenos hábitos que todos deberíamos potenciar y que esperamos os ayuden a mejorar vuestra práctica fotográfica.
Se trata de costumbres que a lo mejor no conocías, o que sí conocías pero no has incorporado a tu forma de hacer fotos, tal vez por pereza, tal vez porque no sabes cómo hacerlo. Y por supuesto también es posible que ya sigas muchos de estos hábitos y esta lectura sólo te sirva para reafirmar que lo estás haciendo bien. De cualquier manera, son costumbres que te interesa adoptar, teniendo en cuenta que la fotografía es un proceso de aprendizaje continuo.
Haz fotos todos los días
Seguro que has oído hablar de esos proyectos de 365 fotos en 365 días que consisten en hacer una foto todos los días del año. Se trata de un propósito muy loable que puede venirte muy bien para desarrollar tus conocimientos y avanzar en tu afición (y de paso documentar tu vida).
Eso sí, nosotros te recomendaríamos que no te obsesionaras, que te lo tomaras con calma y si algún día no puedes no te preocupes. Más que un proyecto que tienes que cumplir a rajatabla debería ser un propósito, disparar a diario, para aprender y disfrutar de la fotografía. Tampoco desdeñes comenzar algún otro tipo de proyecto fotográfico (como los que te contamos aquí).
Prueba con cualquier tipo de cámara
No nos cansamos de decir que la cámara no es lo más importante, así que otra buena costumbre es intentar hacer fotos siempre que puedas y sea con la cámara que sea. Probar distintos modelos de cámara siempre es interesante para evolucionar, y si no siempre tienes el móvil a mano para practicar e intentar hacer buenas fotos con él (es decir, no limitarnos al apunta y dispara).
Por supuesto, otro buen hábito es llevar una cámara siempre contigo. Si tu equipo es grande y pesado y no quieres cargar con él, piensa en comprarte una cámara pequeña y ligera que llevar siempre encima, como una compacta avanzada.
Prepara bien el material
Antes de lanzarte a la calle a hacer fotos deber revisar bien tu equipo fotográfico y asegurarte de que haya espacio en la tarjeta de memoria y que llevas repuesto, además de que las baterías están cargadas. En este sentido, tal y como te contamos en este artículo, otra buena costumbre a adoptar es poner a cargar las baterías habitualmente e ir alternando la que uses.
Igualmente, teniendo en cuenta que la limpieza del equipo es importante, otro hábito que te interesa adoptar es limpiar la cámara, el objetivo y demás después de cada sesión (incluso aunque aparentemente estén limpios) con el material adecuado, claro.
Pequeñas precauciones al hacer fotos
Mientras estás fotografiando hay algunas precauciones que te ayudarán a proteger tu equipo (y que si tienes algo de experiencia seguro conocerás). Una puede ser colocar el parasol de forma permanente para proteger el objetivo ante posibles golpes y caídas. Otra buena medida es, para cuando quieras cambiar de objetivo, hacerlo en un lugar donde haya el menor riesgo posible (que no haya polvo en suspensión, ni vapor de agua, etc) y hacerlo siempre con la cámara mirando hacia abajo.
Otra precaución se refiere a la seguridad de tu equipo fotográfico ante un posible interés de los “amantes de lo ajeno”. Para ello, es interesante evitar las casi siempre llamativas correas de las cámaras, donde suelen figurar flamantes logotipos y a veces también el nombre del modelo. Puedes probar a darles la vuelta, aunque es casi mejor comprar una más discreta (yo por ejemplo uso una de neopreno que además me aporta comodidad). La otra recomendación es comprar una bolsa o mochila que también apueste por la discreción.
Toma notas
La costumbre de tomar notas sobre las fotos realizadas era una práctica muy habitual en los tiempos de la fotografía química, cuando no teníamos datos EXIF que llevarnos a la boca y había que apuntar a mano la velocidad, diafragma y demás que habíamos utilizado para hacer una foto si es que queríamos recordarlo posteriormente.
Pero incluso ahora que estos datos los tenemos fácilmente, no es para nada mala idea, sobre todo porque no todo son datos de exposición, sino que es interesante apuntar detalles sobre la situación en que se hizo la fotografía, el clima reinante, la hora y ubicación, etc. Todo esto tiene mucho que ver con uno de los malos hábitos que comentamos en la entrega anterior, el de hacer fotos atropelladamente (ya sabes, la ráfaga sólo para cuando sea necesario) y sin pensar.
Por cierto que este libro de notas no tiene porqué quedarse guardado con la cámara a la hora de editar las fotos sino que también puede ser muy útil para apuntar cosas relacionadas con el postprocesado para recordarlas posteriormente (como los pasos dados en Photoshop con determinada fotografía).
Hazte un “inspiration book”
Osea un libro donde inspirarte a la hora de hacer tus próximas fotografías o donde tomar ejemplo para practicar determinada técnica. Puede ser físico, por ejemplo con recortes de fotografías, o virtual (quizá más adecuado para los tiempos que corren). Por ejemplo con pines guardados de Pinterest, o “Me gusta” de Instagram, incluso una carpeta en tu móvil donde guardes fotos que vayas recopilando. Sea como sea, este hábito seguro que te ayuda a desarrollar tu creatividad.
Dispara sin miedo
Sí, evidentemente este hábito no deja de ser una “vuelta a la tortilla” del malo que ya dimos en el anterior artículo con el título “Dudar demasiado”. La cuestión es que es conveniente acostumbrarse a hacer fotos sin importarte lo que piense la gente alrededor, algo que suele costar cuando no tienes mucha experiencia.
Piensa que es natural que te miren cuando estás haciendo fotos a, por poner un ejemplo, un arbusto (esas “cosas raras” que sólo hacemos los fotógrafos), lo que no significa que les moleste. Así que no te cortes al disparar, ni siquiera si se trata de retratar a desconocidos, que luego siempre habrá tiempo de pedir permiso o, en el peor de los casos, borrar las fotos.
Descarga las fotos y haz backups
No suele suceder pero a veces las tarjetas de memoria se estropean y provocan que perdamos la información que albergue. Por eso, una buena práctica es acostumbrarse a descargar las fotos en cuanto llegues a casa. De esta manera siempre estarás seguro de tener las imágenes en el ordenador y no correrás el peligro de perderlas por haber tardado en volcarlas y sobrescribir en la memoria.
Al hilo de lo anterior, es una estupenda práctica acostumbrarnos a realizar periódicamente copias de seguridad de nuestros datos, fotos incluidas por supuesto. Porque nadie está libre de que se le estropee el disco duro y, por tanto, pierda todo lo guardado, es un hábito que más que recomendable debería ser obligatorio.
Para hacerlo tienes varias alternativas, empezando por usar un disco duro alternativo que utilices para el backup (por ejemplo un disco duro externo). Otra posibilidad está en grabar los datos en discos físicos DVD o BluRay, y la tercera sería hacer copias de seguridad en la nube. Estas dos últimas son menos recomendables para fotógrafos dada la cantidad de datos que se necesitan, pero en cualquier caso lo importante es hacerlo.
Limpia las imágenes a menudo
Incluso aunque no abuses de la ráfaga y pienses bien cada foto que haces, es más que posible que acabes con tus discos duros abarrotados de imágenes. Por eso una buena práctica es que, una vez volcadas las imágenes, dediques algo de tu tiempo a borrar las tomas fallidas o que no te interesen para evitar su acumulación excesiva.
Si utilizas Lightroom, puedes ver las imágenes y decidir las que no valen de una forma bastante sencilla: Con una mano prepárate para pulsar la “X” de tu teclado cuando quieras rechazar una foto, y con la otra ve pasando las fotos con las teclas de dirección. Cuando acabes, sólo tendrás que pulsar la tecla Suprimir para eliminar todas las que hayas marcado como rechazadas.
Cultiva tu mirada
Nuestro último consejo es algo que siempre solemos decir. Para mejorar nuestra creatividad nada como cultivar nuestro espíritu viendo fotografías, leyendo libros del ramo, visitando páginas web especializadas, asistiendo a exposiciones, congresos, workshops… Y por supuesto no se trata sólo de fotografías, también de pintura, de escultura, de cine o de cualquier tipo de arte.
Cualquier clase es válida (cuanto más mejor), aunque es interesante no limitarse a ver cosas de nuestros géneros preferidos, ni tener miedo a experimentar o a copiar lo que veamos, ya que también es una forma de aprender (y siempre puedes aportar tu propio estilo personal). Piensa que se trata de absorber imágenes para aprender, inspirarse y desarrollar tu propia creatividad, ya que en el fondo estamos hablando del arte de crear imágenes.
Y así acabamos esperando que, como siempre, nuestros consejos os sean útiles. Una vez más, tal y como hicimos en la primera entrega, os agradecemos que nos hagáis llegar vuestras propias aportaciones sobre buenos hábitos a adoptar.
En Xataka Foto | Buenos y malos hábitos fotográficos que deberías adoptar o rechazar (I)
Foto de portada | Rawpixel
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por
Óscar Condés
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