BQ Aquaris X, análisis: destacando en lo más inesperado, para bien y para mal
Ganar en la gama media no es fácil cuando implica dar en clavo en el gran abanico de posibilidades de quien no quiere ni mucho ni poco, pero además hay que destacar de alguna manera. BQ sigue apostando por la sencillez que les caracteriza desde un inicio y ahora la ha materializado en una doble propuesta, y tras probar a fondo uno de esos mellizos os traemos el análisis del BQ Aquaris X.
Lo que nos dejaron claro en su presentación es que lo que buscaban era destacar en la cámara, siento ésta una de las pocas diferencias entre éste y el BQ Aquaris Pro, ambos del mismo tamaño y mismo procesador. Lo bueno: el puesto de campeón fotográfico en la gama media es una aspiración posible. Lo malo: es complicado montar una buena cámara, sobre todo sin elevar el presupuesto. Veamos cómo queda en este y en otros aspectos el BQ Aquaris X.
BQ Aquaris X, especificaciones técnicas
BQ Aquaris X | |
---|---|
Pantalla | Pantalla de 5,2 pulgadas Full HD (1080×1920 píxeles) |
Procesador | Qualcomm Snapdragon 626 (octacore A53 a 2,2 GHz) |
Tarjeta gráfica | GPU Adreno 506 |
RAM | 3 GB |
Memoria | 32 GB+ microSD (hasta 256 GB) |
Sistema operativo | Android Nougat 7.1.1 |
Conectividad | 4G LTE, Wifi 802.11b/g/n/ac doble banda, Bluetooth 4.2 y NFCGPS y GLONASS (compatible con Galileo) |
Batería | 3.100 mAh |
Cámara trasera | 16 megapíxeles, f/2.0, flash doble tono AF detección de fase, HDR auto, RAW Grabación de vídeo 4K | Cámara frontal | 8 megapíxeles, f/2.0 |
Destaca | Sensor de huellasUSB tipo-C, Quick Charge 3.0 |
Dimensiones y peso | 146,5 x 72,7 x 7,9 milímetros, 153 gramos |
Precio | 279,90 euros |
Diseño y construcción: más vale diseño conocido que cristal por conocer
En las primeras impresiones con este terminal y con su mellizo Pro, ya comentamos que una de las pocas diferencias se encontraba precisamente en el acabado. El Aquaris X no tiene la trasera de cristal, con lo que presenta un aspecto quizás más «tradicional» al recurrir al policarbonato, pero por otro lado más cómodo en cuanto a manchas y a la precaución al apoyarlo en cualquier superficie.
BQ quiso desmarcarse de los diseños clónicos al menos en algunas de sus series y, sobre todo desde aquel BQ Aquaris X5 que representaba la incursión del metal en la marca, hemos visto una evolución y un intento por seguir las tendencias manteniendo el precio y cierta personalidad. En el Aquaris X nos encontramos con un smartphone cuyo diseño derrocha sencillez en el mejor de los sentidos: sobrio, en mate y con bordes suavizados.
El lector de huellas queda en la parte trasera, en una posición cómoda (el dedo cae ahí de manera natural) y manteniendo la cámara en la esquina superior izquierda. Podemos almacenar cinco huellas distintas, aunque por la ubicación del lector probablemente no necesitemos más de dos. Éste además funciona correctamente y con rapidez, incluso poniéndolo a prueba inclinando el dedo o poniéndolo parcialmente.
De peso intermedio (ni ligero ni pesado), da sensación de robustez y resulta cómodo al agarre pese a no ser estrecho. A eso ayudan esos bordes con ángulo suavizado que comentábamos, los cuales son la única parte metálica del chasis del teléfono (y es más que suficiente).
Pantalla: no faltan píxeles, pero sobra saturación y algo de marco
En ocasiones la prudencia es un acierto en cuanto a a la experiencia final, y puede que sea el caso de la pantalla de estos terminales. Tanto el X como el X Pro integran una pantalla de 5,2 pulgadas IPS con resolución FullHD (1.080 x 1.920 píxeles, unos 424 píxeles por pulgada). Sin montarse en las «K», no se echa en falta nivel de detalle y siempre será una ayuda para mejorar la autonomía, aunque tampoco significa que sea la perfección.
El buen diseño y un negro uniforme imperante en todo el terminal (teníamos el negro, pero lo hay en blanco rosado) ayudan a integrar una pantalla que deja apenas marco en los bordes laterales, aunque los superior e inferior sí son algo más notables. El aprovechamiento del frontal por parte de la pantalla es del 70%, mejorando muy ligeramente el que tenían sus antepasados el Aquaris X5 y X5 Plus (67,9%).
Quizás nos sepa a poco viendo los porcentajes que se ha alcanzado en la gama alta este año, pero números aparte la verdad es que el frontal no desentona y no nos da sensación constante de estar desaprovechándose, como si nos ocurría con el Moto G5 Plus (quizás por el auricular algo más discreto y la ausencia de botón/lector en el borde inferior). Pero dejando esto a un lado, la pantalla queda muy en cuanto a ángulo de visión y tiene una buena sensibilidad táctil.
El brillo máximo es de 650 nits, y números a parte es más que suficiente. El panel se porta muy bien en este aspecto, y tanto en interiores como a pleno sol no hemos tenido problemas en la visualización. Eso si, el ajuste de brillo automático tiene un comportamiento algo irregular con luz media, respondiendo bien en baja y alta luz.
En cuanto a la viveza de los colores, este BQ mantiene la sustanciosa dosis de saturación de los colores que hemos visto en otros terminales de la marca. No es excesiva, aunque tampoco encontramos ningún tipo de ajuste en este sentido para que el usuario pueda adecuarlo a sus preferencias. Y en cuanto a la temperatura quizás quede algo fría, pero está dentro de lo habitual, sin azular blancos o dar sensación de mala calidad.
Rendimiento: no hay que llevar lo último para ir bien, pero podría ir mejor
Para los Aquaris X BQ ha optado por integrar el procesador Snapdragon 626 y quedarse en 3 GB de RAM. Procesador que también integran otros móviles recientes como el Samsung Galaxy C7 y la evolución del Snapdragon 625 que vimos en el Huawei Nova Plus o el Samsung Galaxy A5 (2017).
Os dejamos los benchmarks para aquellos que lo tomáis como referencia. Al tratarse de un procesador relativamente nuevo, no hay disponibles aún demasiados tests de los smartphones que lo llevan, así que añadimos algunos con el Snapdragon 625 y 3 GB de RAM, dado que la evolución es ligera en cuanto a este componente y cabe esperar poca diferencia en cuanto a rendimiento.
BQ Aquaris X | BQ Aquaris X Pro | Samsung Galaxy C7 Pro | Xiaomi Redmi Note 4X | Moto G5 Plus | |
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Procesador | Snapdragon 626 | Snapdragon 626 | Snapdragon 626 | Snapdragon 625 | Snapdragon 625 |
RAM | 3 GB | 3 GB | 3 GB | 3 GB | 3 GB |
Antutu | 60.123 | 73.050 | 67.540 | 61.454 | 64.388 |
Vellamo | Browser: 3.354Multicore: 2.305Metal: 1.432 | – – – | Browser: – Multicore: – Metal: – | Browser: 3.257Multicore: 1.800Metal: 1.283 | Browser: 2.959Multicore: 1.935Metal: 1.482 |
Geekbench 4 (single/multi) | 923/ 4.445 | – / – | – / – | 822 / 3.034 | 827 / 3.993 |
PCMark Work | 4.865 | – | – | 4.778 | 4.828 |
3DMark (Sling Shot Extreme) | 466 | – | – | 461 | 463 |
benchmarks-bq-aquaris-x
Pero, ¿qué ocurre en el uso más allá de los números? Que en general el smartphone es capaz de ejecutar apps sin problemas (aquí haremos una excepción al hablar de la cámara), sólo con algún lag ocasional por ejemplo en el teclado de serie (GBoard, mejorando un poco instalando otro de terceros). Las transiciones del sistema se producen con normalidad y se porta bien con apps multimedia y videojuegos (en Asphalt 8 el desempeño es correcto en las carreras, aunque durante la configuración le cuesta algo más cargar los elementos).
El manejo es relativamente fluido, aunque con un software poco modificado con respecto al de Google y tras probar el Moto G5 Plus aquí tienen margen de mejora. Notaremos bastante el calentamiento en los juegos y al usar la cámara sobre todo en la zona del lector de huellas, tampoco hasta el punto de ser alarmante (quizás para tomarlo como señal de que la cámara necesita un descanso) y con una funda se logra aislar lo suficiente como para que no moleste.
Software: Android parece, AOSP no es
El terminal nos viene con la última versión disponible del Android, Nougat 7.1.1. Como comentábamos antes, en el caso de los BQ las modificaciones del software de fábrica son bastante menores en comparación a las capas de personalización como EMUI o Touchwiz, de modo que la experiencia es bastante cercana a un Android de fábrica.
No vemos por ejemplo la doble ventana, pero sí algo que nos resulta bastante útil sobre todo si el desarrollador ha puesto de su parte: los menús contextuales sobre las apps tras presión mantenida. No se trata de presión como el 3D Touch, sino de mantener el tap sobre el icono hasta que se nos aparece un menú con opciones rápidas, tal y como «shazamear» algo, escribir una nueva nota o iniciar una conversación.
Al cajón de aplicaciones se accede deslizando desde abajo y en este caso podemos no tener botones en pantalla y dejar sólo los táctiles. Eso sí, aunque nos hayamos familiarizado con el teléfono es bastante habitual dar toques sin éxito en los botones, quizás faltaría ampliar la zona de contacto, y tampoco habría estado de más optar por la iluminación para atinar mejor cuando estamos en baja luz.
Otros aspectos útiles del software son la posibilidad de configurar la activación de la pantalla por doble toque y la pantalla ambiente. Lo primero funciona perfectamente, y se agradece mucho cuando queremos ver la pantalla o desbloquearla con el móvil apoyado en una superficie sobre su parte trasera. La pantalla ambiente es algo errática y en ocasiones nos ha costado un poco que se active al hacer el movimiento natural de alzar el móvil y mirar.
Cámara: no es el talón de Aquiles, pero tampoco es el trono de Zeus
Como decíamos al inicio, la cámara fue de lo más destacado en la presentación de los Aquaris X, siendo uno de los principales puntos diferenciales. Integran un sensor distinto, siendo un Samsung 2LZ con Dual Pixel en el caso del X Pro y un Sony IMX298 en el caso del X, y que esto debería ser uno de los puntos importantes en la elección si se dudaba entre uno u otro (de modo que el usuario exigente en este sentido en principio debería irse al Pro).
A falta de comprobar lo del Pro, la experiencia con la cámara del BQ Aquaris X ha sido más o menos la esperada en un smartphone de gama media con pocas sorpresas, por ejemplo comparando con la del Moto G5 Plus. Sale airosa cuando la luz es abundante y la app da bastantes posibilidades para el usuario que busca ir más allá del disparo automático, pero el enfoque y el ruido serán nuestros principales enemigos.
Empezando por las posibilidades y ajustes de la cámara y la app, ésta dispone de tres modos de disparo para fotografías (manual, automático y escenas), y en ocasiones el manual nos puede ayudar a mejorar un poco el resultado. También tenemos cuatro secciones repartidas en pestañas correspondientes a los modos «Panorámica», «Foto», «Vídeo» y «Motions» (cámara lenta y time-lapse), con las opciones para cada uno de ellos a la derecha al lado del botón de disparar.
La navegación es bastante intuitiva y cómoda (quizás lo sería algo más si las secciones estuviesen en un botón próximo al disparador en vez de en pestañas). En el caso de las fotografías o «Motions» tendremos los modos a elegir en la esquina superior derecha del campo de visión, y según en qué modo y cámara estemos nos aparecerán controles de deslizamiento para exposición o efecto belleza.
Vale la pena dedicar unos minutos a explorarla y quedarnos con cómo se accede a cada opción, dado que aunque no es compleja puede haber elementos con los que no estemos familiarizados.
En buena luz la cámara se porta, aunque el enfoque necesitará un buen contraste incluso bloqueándolo. Con la apertura f/2.0 se logran macros bastante decentes siempre y cuando no nos encontremos en interiores con iluminación media-baja (aquí la lucha con el enfoque se encarniza), pero la clave está sobre todo en recurrir al enfoque manual si lo que queremos es lograr el máximo desenfoque y ahorrarnos tiempo.
En exteriores con media luz logra defenderse bastante, incluso cuando el sol empieza a esconderse o a salir. Eso sí, en estos puntos de menor iluminación el ruido sale muy pronto (sobre todo se ve en los cielos), y la pérdida de detalle tampoco se hace demasiado de rogar, aunque esto es algo más común en cámaras de este rango.
Algo muy útil para quienes buscamos algo más es que podemos ajustar en qué resolución queremos disparar y si queremos que la cámara guarde el RAW además del JPG. Esto se agradece sobre todo si no nos gusta el ligero post-procesado automático y preferimos editarlo a nuestro gusto (y también nos permite ver la preferencia del fabricante en cuanto al post-procesado). En nuestro caso hemos aplicado algo más de saturación, exposición y temperatura editando el RAW según nuestras preferencias.
Además tenemos un modo manual que puede sernos de utilidad sobre todo si queremos intentar largas exposiciones o ajustar la luz a nuestro criterio, pudiéndose ajustar balance de blancos, ISO, velocidad de obturación y el enfoque. Aquí lo único que habría que mejorar (bastante importante sobre todo en los primeros momentos con el terminal) es que hubiese una vista preliminar fiel del resultado al ajustar los parámetros, dado que esto no se muestra siempre a tiempo real y luego nos encontramos las sorpresas de nuestro mal ajuste manual en el carrete (con fotos quemadas o subexpuestas).
En automático los colores quedan ligeramente apagados, pero nada grave y que puede corregirse sin problemas sin ni siquiera recurrir al RAW (con el editor de serie, Fotos, o cualquier otra app). Se echa de menos este poquito de viveza en los colores también en interiores, donde la nitidez se va para dejarle el lugar al ruido en iluminaciones medias-bajas, no obstante las macro las salva bastante bien.
Además del modo manual, otro recurso que ofrece esta app es la posibilidad de usar el HDR, que en este caso está disponible en dos grados (HDR y HDR+). El procesado es bastante agresivo si optamos por el HDR+, quedando normalmente los bordes demasiado marcados, aunque el HDR es más suave y puede saca algo más de saturación, compensando además la falta de iluminación o la ligera sub-exposición que el procesado crea en algunas ocasiones (eso sí, esto hace que se vea más el ruido).
¿Y los selfies?
La cámara frontal no sorprende pero para bien, dado que da el resultado que cabe esperar de un sensor menor (8 megapíxeles) como es habitual. También tenemos opción de disparar en HDR, aunque lo que obtenemos es parejo a lo de la trasera y la acentuación de los bordes y sombras no suele favorecer, sino todo lo contrario.
Como comentábamos antes, además tenemos un ajuste para «belleza», que como suele ocurrir hace una especie de pulido al rostro y añade un plus de brillo, con un tratamiento menos agresivo que el que veíamos por ejemplo en ZTE (que agranda ojos y estrecha cara). Además, el ajuste puede desactivarse del todo si no nos interesa añadirlo al disparo.
Las autofotos se salvan bastante salvo en baja luz, manteniendo el nivel de nitidez incluso a media tarde cuando la luz del sol empieza a escasear. En interiores poco iluminados es donde más flojea, aunque hay que recordar que el Aquaris X incorpora flash frontal y el resultado con él es bastante satisfactorio en cuanto a que ayuda a recuperar la nitidez perdida, eliminar el ruido y deja un tono cálido en el rostro que no se logra con otros flashes más agresivos.
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Vídeo: un repaso pendiente
La calidad del vídeo es similar a la de las fotografías en automático: con buena luz se defienden, especialmente si tiramos de 4K, y con algo menos de luz (cielos nublados, atardecer, interiores sobre todo), tenemos tomas con bastante poco detalle (sobre todo si recurrimos al zoom). A favor recalcar que nos da opción de grabar en más o menos calidad según modo y cámara, pudiendo ajustar también los frames por segundo en determinadas ocasiones.
¿Y el 4K? Las «K» siempre lucen en la etiqueta, pero no siempre son lo mejor. En este caso el 4K fuerza un poco más el contraste intentando sacar algo más de detalle, pero mejora poco el resultado en 1080p si no estamos a pleno sol, con subexposición y sin obtener más detalle tanto en plano general como en zoom. La captura de sonido funciona relativamente bien en general, aunque hemos notado alguna distorsión puntual, y lo que sí ayuda ligeramente es activar el estabilizador (electrónico) para vídeo, así que compensa irnos a los ajustes y dejarlo así en adelante.
Esta grabación en 4K es algo bastante exigente en cualquier terminal, y es donde la app se pone más a prueba. Al grabar nos hemos encontrado un bug por el que queda un marco verde (o como si duplicásemos la imagen) que no debería aparecer y que queda en el vídeo resultante. Por este motivo y por un ligero lag, sí necesita alguna pequeña corrección.
En los timelapses y cámaras lentas tenemos un resultado equivalente al modo normal en cuanto a calidad. Basta con irnos a «Motions» y elegir en qué modo deseamos grabar, y podemos ajustar también la calidad de la captura así como cada cuántos segundos toma una imagen en el timelapse (que podemos hacer también con la frontal) o los frames por segundo en la cámara lenta. En cuanto a sencillez y ejecución ninguna pega.
Autonomía: sacando pecho sin operación bikini
Si con la cámara teníamos uno de los puntos más mejorables del terminal, con la autonomía tenemos uno de los mejores. El Aquaris X monta una batería de 3.100 mAh, la misma que el X Pro y 100 mAh menor que la de los X5 (pese a ser móviles con un poco más de volumen), pero este dato es una mera apreciación que en realidad no se refleja en la experiencia.
Con un uso bastante exigente el terminal nos llega a aguantar la jornada, haciendo que incluso podamos permitirnos el lujo de no llevar una batería externa. Un uso que conlleve, por ejemplo, más horas en datos que en wifi, escuchar música desde el propio altavoz y alguna sesión de cámara, por lo que en el caso contrario (más wifi y consultas de redes sociales) tendremos una duración de más de un día casi de manera asegurada, sobrepasando las cinco horas de pantalla.
A esto se le añade la ventaja de que incorpora carga rápida, pudiendo pasar del 0% al 100% en una hora y 44 minutos (cargando con el terminal apagado). Además de esta carga (que incorpora el cargador de serie) tenemos USB tipo-C, que siempre se agradece bastante a la hora de conectarlo.
Audio: conservar el jack sigue siendo buena decisión
Volvemos a las notas mejorables con el tema de la audición, dado que por varios motivos es un aspecto a mejorar mucho para el futuro sucesor. Tenemos el altavoz en el borde inferior, como los Galaxy S o los iPhones, lo cual conlleva como suele ser habitual que lo tapemos en ocasiones al agarrar el teléfono horizontalmente, aunque teniendo una mínima precaución al principio acabamos acostumbrando la mano a holgar un poco en esta zona.
La calidad del audio es mediocre en general, con un sonido «enlatado» sin necesidad de subir a volúmenes altos (con un volumen máximo aproximado de 112,7 decibelios). Optar a auriculares cuando podamos siempre será una opción que nos compense a nivel de calidad, por lo que el punto flojo parece en este caso el altavoz y no el DAC.
Comentar a este respecto que en BQ de momento mantienen el jack de 3,5 milímetros, así que no nos tocará buscar altavoces o auriculares inalámbricos si no los tenemos.
BQ Aquaris X, la opinión de Xataka
La evolución de BQ en cuanto al diseño de los terminales se hace muy patente en estos dos últimos mellizos, dándonos a quienes nos sentimos más cómodos con trasera de policarbonato una opción con este Aquaris X con un acabado muy bueno (y bonito, según se mire). De hecho, se nos olvida bastante que podrían haberle sacado un mejor ratio pantalla/frontal al tener un resultado tan uniforme y sencillo en ambas caras, chapeau aquí.
Una lástima que descompensen aspectos como la cámara y el audio, sobre todo cuando el primero fue uno de los más destacados en su presentación. No pasa el corte de los usuarios que dentro de querer algo intermedio quieren lo máximo en fotografía dentro de lo posible, pero se defiende y vale de sobra para redes sociales.
Un móvil que también es una opción a considerar si no somos amigos de las capas de personalización agresivas, dado que guarda bastante bien la apariencia de Android de fábrica (sin serlo) y además tiene algún añadido interesante como el de los menús contextuales que hemos comentado. La pantalla también nos deja muy buenas sensaciones, con el plus subyacente de que al ser FullHD probablemente esté contribuyendo a esa notable autonomía (junto con el procesador y demás elementos).
El BQ Aquaris X es pues una alternativa si buscamos un terminal de gama media que esté a la altura en cuanto a rendimiento y si lo que priorizamos es la autonomía, pero no tanto si queremos un terminal contenido o uno que destaque en audio, como lo hacen otros terminales de gama media como el Alcatel Idol 4S.
También si queremos algo por debajo de los 300 euros, ya que el precio es de 279 euros, quedando por debajo de otros como el Samsung Galaxy A5 y empatado con el Moto G5 Plus (ambos con misma RAM pero con procesador ligeramente inferior). Aunque en nuestra opinión el precio podría ajustarse algo más, según nuestra experiencia con él.
7.8
A favor
- La pantalla se ve muy bien en cualquier situación
- Es cómodo en mano y relativamente ligero
- Buen diseño y construcción
- Buena autonomía: se nos olvida coger la batería externa y tiene carga rápida
En contra
- La cámara queda algo por debajo de las expectativas y la app necesita una revisión
- El audio es mediocre
- Software: aquí bastante bien, pero sólo «dar un toque» para comentar que es una lástima que con un software tan aparentemente limpio no tengamos la fluidez que cabría esperar (y haya algún cierre de vez en cuando)
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La noticia
BQ Aquaris X, análisis: destacando en lo más inesperado, para bien y para mal
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Anna Martí
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