Así podemos conseguir que nuestros selfies se conviertan en buenos autorretratos
En los últimos años, la moda de los selfies ha llegado a cotas difícilmente imaginables hace tiempo. Claro que, aunque no es estrictamente a lo mismo, un selfie no deja de ser un autorretrato, una disciplina que siempre ha estado ahí, que quien más y quien menos ha practicado y que, bien hecha, no es precisamente sencilla. Os contamos los mejores consejos para lograr que tus selfies salten a un nuevo nivel.
Y es que autorretratarse parece sencillo pero, del mismo modo que ocurre con un retrato, requiere de unas pautas para conseguir buenos resultados. Además, el hecho de que en este caso no podamos estar tras la cámara añade algunas dificultades técnicas que no son baladí. Por si fuera poco, no debemos olvidar que, como en casi todas las disciplinas, vamos a necesitar algo de paciencia, de práctica y de creatividad para lograr un buen autorretrato.
¿Qué necesitamos?
Evidentemente, con un smartphone se puede hacer un selfie decente pero sin complicaciones, pero en este caso, dado que estamos hablando de subir de escalafón, vamos a partir de una base más sólida y utilizar, como herramienta fundamental, una cámara de fotos.
Lo siguiente importante es buscar un buen punto de apoyo, y aunque podemos hacerlo con la cámara en la mano si tenemos algunos de los modelos que permiten abatir la pantalla 360º (como por ejemplo esta Lumix que tuvimos ocasión de probar hace muy poco), sin duda lo más recomendable es utilizar un trípode.
Una cámara, un trípode, un disparador remoto y, opcionalmente, un espejo son los elementos básicos para hacer un buen autorretraro
La opción de colocar la cámara sobre algún elemento de mobiliario no es desdeñable pero desde luego un trípode bien estable es la mejor opción ya que permite trabajar con seguridad (sin peligro de que la cámara, por ejemplo, pudiera caerse) y hacer una exposición larga (si fuera necesario) sin riesgo de trepidaciones.
Además del trípode, y como casi siempre que recomendamos este elemento, también vamos a necesitar un disparador remoto, ya sea de cable o inalámbrico. Como siempre, un disparador dedicado es lo ideal pero siempre se puede echar mano del disparador con retardo que ofrecen todos los modelos y que, sin duda, fue diseñado para este propósito (ya sabéis, que el fotógrafo tenga tiempo de colocarse en la foto). Eso sí, este sistema obliga a repetir el proceso en todas las fotos que hagamos, algo que un disparador remoto evita.
Por lo demás, un último elemento que es recomendable para los autorretratos es un espejo que nos ayudará en la composición de la foto. Estratégicamente situado detrás de la cámara y frente a nosotros, un buen espejo es un elemento ideal para lograr una buena pose en nuestro autorretrato, como así han demostrado fotógrafos famosos de todos los tiempos. Además, también es ideal si queremos realizar la foto directamente sobre él y que la cámara aparezca junto a nosotros (una opción muy habitual en los fotógrafos).
Este espejo podríamos sustituirlo, como versión tecnológica, por la LCD de la propia cámara si, como decíamos antes, se puede abatir para que nos veamos a nosotros mismos ante el objetivo. Otra opción, más compleja pero también más útil, es utilizar la pantalla de una televisión o un ordenador portátil conectados a la cámara, o si ésta tiene conexión WiFi a través de la LCD de un móvil vinculado vía app. Esta opción es interesante ya que al tiempo debería permitir su uso como disparador remoto, pero no parece lo más cómodo ni lo más adecuado para sustituir al típico espejo con el que posar con calma.
¿Cuál es el mejor sitio?
Como siempre recomendamos, a la hora de hacer una foto (por sencilla que sea) es importante realizar una planificación previa. En esta no sólo tendremos que pensar en el mejor lugar para la fotos sino sobre todo qué es lo que queremos transmitir: personalidad, clase, alguna actitud o estado de ánimo concreto…
Así, conviene estudiar cuál es el mejor lugar de acuerdo a nuestras pretensiones porque es evidente que un exterior muy luminoso no será lo mejor si queremos transmitir nostalgia con nuestra foto. De modo que al elegir el lugar tendremos que tener en cuenta esto, además de la luz y las condiciones del sitio para ver si son adecuadas a lo que queremos realizar. Y por supuesto no nos olvidemos de ese elemento tan importante siempre: la originalidad.
El fondo, muy importante
Como en cualquier retrato, el fondo va a ser un elemento fundamental en la foto. Así, uno adecuado puede hacer que el rostro del modelo (nosotros en este caso) se realce o, por el contrario, uno inadecuado puede provocar que arruinemos la foto. Por eso, antes de situarnos delante de la cámara para hacernos el selfie tenemos que haber estudiado bien que fondo es el más apropiado.
Para ello, tal y como os contamos aquí, debemos tener en cuenta que conviene eliminar posibles distracciones, alejarnos del fondo, elegir bien su color y los posibles elementos, así como elegir el diafragma más adecuado para desenfocar, o no, el fondo (de esto hablamos más adelante). También es importante asegurarnos de que no haya elementos “extraños” (como un interruptor o alguna bolsa de plástico) que se cuelen accidentalmente en el encuadre.
El encuadre también
La composición de la imagen siempre es un punto clave de una foto, y desde luego lo es en un autorretrato. Lo que ocurre en este caso es que resulta más difícil componer al ser imposible desdoblarnos y estar al mismo tiempo delante y detrás de la cámara. Por eso aquí la planificación y la práctica son muy importantes.
En este sentido, es interesante hacer pruebas al respecto de nuestra ubicación, más cercana o lejana respecto a la cámara, lo que permite cerrar más o menos el encuadre. Eso sí, teniendo en cuenta las particularidades de este tipo de fotos, no es conveniente cerrarlo demasiado (mejor un plano medio que un primer plano) ya que es algo que puede hacerse a posteriori en el procesado.
Ojo con la iluminación
Por supuesto, tampoco podemos olvidarnos de la iluminación, ese elemento siempre crucial en cualquier fotografía. En este caso, salvo que seamos profesionales y contemos con un equipo de iluminación, lo mejor es aprovechar las ventajas de la iluminación natural, tanto si hablamos de interiores como para exteriores.
En este sentido, tal y como os contamos en este artículo, si elegimos un lugar al aire libre hay que buscar uno donde no dé la luz directa del sol o bien elegir las primeras o últimas horas del día. Por el contrario, si preferimos hacerlo en un interior conviene acercarnos a las ventanas (mejor de lado o en diagonal) y echar mano de elementos como unas cortinas, para difuminar una luz demasiado directa, y/o de reflectores, para paliar los fuertes contrastes que pueden producirse en los rostros.
¿Abrir o no el diafragma?
Como decíamos antes, podemos optar por una opción u otra dependiendo de si queremos que el fondo tenga más presencia o no. Recurrir a una exigua profundidad de campo (como la que se puede conseguir utilizando un objetivo de 50 mm ƒ1.4 o 1.8) que centre la atención en un punto clave, en este caso nuestros ojos, es una buena opción para dar fuerza a un retrato, pero tratándose de un autorretrato puede acarrearnos problemas.
Por eso, es importante no pasarse abriendo el diafragma hasta el punto de que esto afecte a la nitidez de nuestro rostro y haga que aparezcamos desenfocados. De cualquier modo, todo es cuestión de hacer pruebas y más pruebas, algo más fácil de conseguir dado que nosotros mismos somos el modelo.
Ensayo previo de la postura
Siendo fotógrafos nos resultará algo extraño pero, como retratados, tenemos que ponernos en el papel de un(a) modelo y posar para que en la foto salgamos lo mejor posible. Así, conviene realizar un ensayo previo practicando la expresión que queremos retratar y para eso nos viene de perlas el espejo ante nosotros del que hablábamos al principio.
Cerrar un poco los ojos y arquear las cejas, girar ligeramente el cuerpo hacia un lado mientras mantenemos la cabeza recta hacia la cámara, mirar hacia un punto superior del objetivo en vez de hacia el centro o mover la cabeza ligeramente para separarla del cuerpo (para eliminar la molesta papada) son algunas tácticas que podemos poner en práctica para quedar contentos con el resultado.
El enfoque, lo más crítico
Seguramente el punto más crítico a la hora de hacernos un autorretrato porque, evidentemente, enfocar bien en este caso puede ser complicado toda vez que el enfoque automático queda prácticamente invalidado. Por ello podemos hacer uso de un truco que consiste en colocar un objeto en el lugar que vamos a ocupar en la foto (un peluche grande es lo ideal), enfocar sobre él en automático, bloquear el enfoque, colocarnos y disparar. Además, si la profundidad de campo va a ser escasa, puedes recurrir a utilizar una pequeña linterna para iluminar el punto de enfoque exacto.
Posiblemente el punto más crítico para hacernos un buen autorretrato es el enfoque porque está claro que no es posible desdoblarnos y estar al mismo tiempo delante y detrás del objetivo
Este método funciona bien en habitaciones oscuras (si es necesario apagando la luz) donde a las cámaras les suele costar enfocar. Así, encendiendo la linterna y dirigiéndola hacia el punto exacto que quieras enfocar podrás hacerlo con bastante precisión. De cualquier modo, una vez que la cámara enfoque te recomendamos que la pongas en modo de enfoque manual.
Y es que, ciertamente, ésta es una de esas situaciones en las que conviene echar mano del enfoque manual tal y como os contamos, sobre todo porque una vez que fijamos la distancia adecuada donde la cámara debe enfocar ya no tendremos que tocarla (a menos que movamos algún elemento).
Por cierto que para fijar la distancia de enfoque también puedes recurrir a otro truco: Coges la cámara y te colocas donde vas a posar para la foto. Apuntas hacia el trípode, también previamente colocado en el sitio exacto para la toma, y simplemente enfocas manualmente sobre él. Acto seguido montas la cámara en el soporte con cuidado de no tocar el enfoque y, teniendo en cuenta que la distancia entre tú y el trípode va a ser la misma en un sentido u otro, ya estará correctamente fijada.
Echa mano de la ráfaga
Disparar varias tomas aprovechando el disparo en ráfaga de la cámara es una buena estrategia para evitar que la imagen quede estropeada, justo cuando habíamos encontrado la pose perfecta, por culpa de un inoportuno parpadeo de nuestros ojos. Así, si podemos disparar varias tomas seguidas tendremos una mayor seguridad de que alguna de las que hagamos sea la adecuada.
Y con esto acabamos por esta vez esperando, como siempre, que nuestros consejos os sean útiles. Gracias a ellos esperamos que todos logréis un autorretrato del que os sintáis orgullosos y sea capaz de transmitir toda vuestra personalidad.
En Xataka Foto | ¿A alguien le importa que Justin Bieber no quiera hacerse más selfies con sus fans?
Foto de portada | Esmee Holdijk
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La noticia
Así podemos conseguir que nuestros selfies se conviertan en buenos autorretratos
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Xataka Foto
por
Óscar Condés
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