'Aniquilación' consagra a Alex Garland como renovador de la ciencia-ficción fílmica… a base de reciclaje
La enrevesada historia tras la gestación de ‘Aniquilación’, estrenada en unos pocos países de forma muy limitada en pantalla grande y en casi todo el mundo en exclusiva a través de Netflix, se reduce básicamente a: Garland decide adaptar la novela (una historia que se extiende a lo largo de tres novelas, en realidad) de Jeff Vandermeer; Paramount la encuentra muy rara y, por qué no decirlo, «demasiado intelectual» y decide no estrenarla; Netflix adquiere los derechos para su distribución semiexclusiva.
Hablábamos hace poco de cómo Netflix ha roto con ‘Aniquilación’ la larga racha de producciones propias (como ‘Bright’ o ‘Mute’) o adquisiciones en exclusiva (como la maltratada ‘The Cloverfield Paradox’) que recibían opiniones mayoritariamente negativas, siendo esta la primera en el espectro contrario. No es para menos, y el responsable tiene un nombre: Alex Garland, director de ‘Ex-Machina’, guionista además de ’28 días después’, ‘Sunshine’ y ‘Dredd’.
Es un triplete de películas interesantísimo. Con sus pequeñas irregularidades, si se quiere (como las tiene ‘Aniquilación’), pero que conforman una de las personalidades más interesantes del cine comercial de ciencia-ficción, disipado el hype de Duncan Jones (‘Moon’, ‘Código fuente) tras la aparatosamente insípida ‘Warcraft’ y la relativa decepción de ‘Mute’. Alex Garland mantiene una calidad más constante.
’28 días después’ es, junto a ‘El amanecer de los muertos’, la película que forjó la mitología del zombi moderno, con la polémica llegada de los no-son-zombis-son-infectados, mucho más veloces y rabiosos que los muertos vivientes clásicos, pero que estéticamente dejó una huella indiscutible en el género. ‘Sunshine’ quizás sea el más flojo de sus guiones pero precisamente es del texto (más que de una realización que Danny Boyle convierte en un proyecto muy aparatoso) de donde vienen las propuestas más interesantes. Una historia de ciencia-ficción pura y seria, que maneja conceptos muy atrevidos y poco vistos en una película de esa envergadura (quizás con razón: no fue precisamente un éxito).
En cuanto a ‘Dredd’, se ha sabido recientemente que la labor de Garland fue algo más allá de la de mero guionista, y se nota: quizás es la mejor adaptación de un comic que se ha visto en tiempos recientes (sí, mejor que cualquiera de Marvel) y supone una auténtica ametralladora de ideas atrevidas, estética única y concisión argumental. Una auténtica maravilla ultraviolenta, sin monsergas y con todo el contenido satírico y extremo del tebeo original.
En cuanto a las películas que Garland ha dirigido de forma oficial y nominal, ‘Ex Machina’ es una auténtica maravilla, tanto por sus cualidades en sí, que van de lo estético y formal (tiene imágenes tan icónicas que ya han pasado a la historia reciente del género) a sus atrevidas ideas sobre la vida artificial, que entroncan más con el género en su vertiente literaria que con películas de la misma temática. Y ahora llega esta ‘Aniquilación’, que aunque no puede presumir, como ‘Ex Machina’, de ser un auténtico vuelco en las formas y el fondo de la ciencia-ficción fílmica, sí que trae bajo el brazo unas cuantas ideas valiosísimas.
Paseo por la zona negativa
The Shimmer es una especie de bóveda translúcida que se genera cuando, cerca de un faro terrestre cae algo inidentificado del espacio exterior. Esa pared limita la llamada Área X, que va creciendo, expandiéndose y poniendo nerviosos a los científicos y militares de rigor, ya que todos los equipos de investigación que entran dentro del área para averiguar la naturaleza del fenómeno desaparecen.
Salvo una persona, un militar (Oscar Isaac) que vuelve del Área X completamente cambiado. Su mujer (Natalie Portman) comandará una nueva expedición, ésta íntegramente femenina (Jennifer Jason-Leigh, Tuva Novotny, Tessa Thompson y Gina Rodriguez), para averiguar qué ha pasado. Allí descubrirán que la zona está generando extrañas mutaciones que podrían tener una dimensión mucho más trascendente de lo esperado.
El referente de Garland está muy claro: ha querido hacer su propia versión del cine de ciencia-ficción de Tarkovski, como ‘Solaris’ -pero, sobre todo, ‘Stalker’- y lo ha aderezado con elementos de monster movies selváticas, la obvia ‘Depredador’ en cabeza. No es la primera vez Garland lleva a cabo estos experimentos con las texturas y las referencias: ‘Ex-Machina’ ya era una película de ciencia-ficción fría que se transformaba en un psycho-thriller (y algo similar pasaba con ‘Sunshine’, una especie de ‘Solaris’ con asesino suelto después de ‘Horizonte final’… que ya era ‘Hellraiser’ en el espacio).
Este estilo de pastiche es lógico al partir de una novela inadaptable de Jeff VanderMeer, y también por el propio estilo como guionista de Garland, difícil de encasillar en un solo género. De ahí vienen los principales valores de ‘Aniquilación’… y también algún problema. Como las criaturas que lo pueblan, la película es un híbrido, y habrá quien eche en falta más monstruo, más metafísica, o más jungla. Quizás su gran valor esté en permanecer equidistante de todo ello, y de nuevo como sus propios monstruos, no parecerse a nada.
El peaje que ‘Aniquilación’ paga por ello es que no puede entretenerse demasiado en construir una tensión sólida. O en cuidar el drama de sus personajes. O de dar profundidad al mundo de ficción que genera, ese Área X que está en la Tierra pero parece otro planeta. O de decidirse entre contar una historia de ultracuerpos o de metafísica espacial. Al final, ‘Aniquilación’ va soltando sus hallazgos de forma desordenada (del diseño de las plantas mutantes al monstruo que samplea los gemidos de desesperación de su última víctima) y se le ven las costuras especialmente al final, cuando más claro está que ‘Aniquilación’ está construída con retales.
Habrá quienes concedan que su estructura de «humanos caen uno tras otro frente a una amenaza extraterrestre«, a lo ‘Alien’ es lo mejor o, al contrario, lo menos original de todo. Habría quien encuentre en sus reflexiones sobre formas de vida que no estamos preparados para conocer, estilo Lovecraft -la referencia a ‘El color que cayó del espacio’ está clarísima-, un punto a favor. Y quien piense justo lo contrario que nosotros, que ‘Aniquilación’ es la prueba definitiva de que Garland lleva años cogiendo su talento con pinzas.
Por aquí creemos que lo que hace Garland es, a partir de referentes externos, generar un mundo que basa su solidez y su credibilidad en su capacidad para construir a partir de citas, en forjar una imaginación propia reformulando la de otros. Quizas no sea un truco con el que, únicamente, pueda construir una carrera muy duradera, pero para asentar su posición como una de las voces más interesantes del cine de género hoy, nos parece más que suficiente.
En Espinof | ‘Aniquilación’ es una de las mejores películas de ciencia-ficción de la década
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‘Aniquilación’ consagra a Alex Garland como renovador de la ciencia-ficción fílmica… a base de reciclaje
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John Tones
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