Ubuntu 17.10, análisis: cuando volver a tus raíces te sienta bien
Ubuntu 17.10 Artful Aardvark fue liberado la semana pasada. Con el inicio de esta nueva etapa en la que se deja atrás a Unity y a las ideas de Canonical de la convergencia que nunca llegó, son muchos los cambios que en el sistema operativo.
Esta versión de la distro no es una de soporte extendido, pero si es la primera muestra del nuevo rumbo de Ubuntu, que vuelve a sus raíces con GNOME para el deleite de unos, la tristeza de otros, y la indiferencia de muchos. Personalmente, a esta servidora le ha gustado bastante, y haremos un análisis del por qué.
Este Ubuntu ya ha sido fuente de mucha polémica y discusión por la elección de GNOME como entorno de escritorio. Hay quienes hubiesen querido que fuese KDE, otros que preferirían Mate, y otros aún lloran lágrimas de sangre por Unity.
Sea como sea, la realidad es que a nadie le han quitado opciones. Siguen existiendo Ubuntu Mate, Kubuntu y demás sabores. Unity será salvado por la comunidad, quizás, y el proyecto Ubuntu GNOME ahora se ha fusionado con el Ubuntu principal mantenido por Canonical.
GNOME con sabor a Ubuntu o Ubuntu con sabor a GNOME
Ahora, es importante entender que las opiniones sobre esta distro van a variar mucho, especialmente dependiendo de donde venga el usuario y sus preferencias personales. Aquellos que no amaban Unity (entre los que me incluyo para dejar constancia) probablemente estén por la nubes, mientras que los que se habían acostumbrado a ese entorno y lo encontraban ideal se van a sentir algo frustrados.
Los amantes de GNOME vainilla quizás tengan quejas porque Ubuntu ha eliminado algunas cosas y puesto otras únicas para esta distribución. Otros con una mente más abierta y que estábamos extremadamente aburridos de Ubuntu y teníamos poco aprecio a Unity, tenemos una opinión mucho más positiva.
La cuestión aquí es que se trata de un GNOME al que Canonical le ha dado un toque bastante personal pero intentando hacer la transición desde Unity lo más indolora posible. Han hecho todo lo posible porque luzca y se comporte lo más similar posible al entorno que venía usando la distro desde el 2011.
Por ejemplo, a diferencia del GNOME vainilla aquí tenemos un dock fijo como en Unity. Es algo que muchos preferimos al usar GNOME Shell, y para eso existen extensiones como dash to dock sumamente populares.
Se conserva algo de Unity, relativamente, aprovechando la flexibilidad de GNOME, pero al mismo tiempo se le han restado algunas opciones de personalización, quizás para simplificar más las cosas.
Poco puedes hacer además de cambiar el tamaño de esos iconos, añadir o quitar favoritos o mover el dock de lado. Pero la realidad es que poca gente necesita más.
El que quiera siempre podrá hacer cambios jugando con ajustes más avanzados, instalando extensiones de GNOME, o instalando el entorno vainilla desde cero si lo prefiere. Ubuntu, parece que se enfoca en el tipo de usuario que suele elegir más comúnmente el sistema, uno que quiere que su distro Linux funcione bien con las aplicaciones básicas y ya.
Un Ubuntu que funciona
Y si que funciona bien. GNOME ha mejorado mucho con el paso de los años, y si bien no es un entorno precisamente «ligerito», es muy funcional y te acostumbras rápidamente a él. Lo que me ha sorprendido en este Ubuntu 17.10 es lo bien y fluido que va en un ordenador de muy pocos recursos.
No lo he probado en una máquina virtual como suelo hacer con otras distros, sino en un portátil extremadamente modesto con apenas 2 GB de RAM y un procesador Intel Celeron que da hasta lástima. Sin estar colmado de recursos, Ubuntu pasa con excelente nota las pruebas.
El rendimiento es superior al que me ofrece la máquina cuando usa Windows 10. Todo inicia más rápido, puedo abrir más aplicaciones sin que el ordenador se arrastre, y la batería me dura una eternidad.
No se siente tan ligero como al usar algo como elementary OS, pero las facilidades que ofrece Ubuntu para instalar paquetes, porque todo lo bueno que hay para Linux suele ser compatible con Ubuntu primero o únicamente, hacen que elegir esta distro sea la paz mental.
El inicio del sistema es inmediato, las animaciones al presionar el botón para lanzar aplicaciones se sienten muy agradables. La instalación de apps desde la tienda de Software de Ubuntu ha funcionado de la forma más eficiente que pueda recordar, los paquetes snap se instalan como cohete.
El centro de notificaciones es de 10, puedes controlar que apps lo usan en el escritorio y en la pantalla de bloqueo. El panel de configuración completo tiene todo tan bien organizado que es difícil no encontrar algo que quieres ajustar en unos segundos.
Quizás lo más difícil de encontrar sea la nueva función de luz nocturna, al mismo estilo que en Windows 10, te deja establecer horas para que la pantalla atenúe el brillo y ponga colores más cálidos para descansar la vista cuando hay poca luz.
Ubuntu 17.10 no se ha quejado ni una sola vez al conectar ningún periférico, ni teclado, ni ratón, ni monitor externo. Resolución perfectamente detectada y drivers funcionando sin fallo alguno. Con el cambio a Wayland en teoría tenemos un mejor servidor gráfico y quizás no notes la diferencia, pero ahí está. Especialmente en rendimiento.
No todo es perfecto, y por qué no es mala idea esperar por la 18.04
Las clásicos mensajes de «Ubuntu ha experimentado un problema» luego de tener que reiniciar no han desaparecido. Cuando intenté conectar mis cuentas en linea, algo que realmente no tiene mucha utilidad, el sistema se colgó por completo varias veces, es un bug conocido.
La selección de aplicaciones es la misma de siempre, nada emocionante ahí, ninguna ausencia, ninguna novedad. Rhythmbox se ve algo mejor ahora si eres de los que aún escucha música descargada.
Aunque Ubuntu 17.10 con GNOME luce bastante bien y ese comportamiento inteligente del panel superior y sus transparencias es excelente, el tema Ambiance sigue chocando, soy parte del grupo que ya no soporta ese marrón rancio y quisiera ver algo más limpio y moderno. Siempre se puede cambiar, pero es que como es de feo.
Curiosamente a pesar de usar la última versión de Firefox, que se supone tiene algunas de las mejoras de Quantum, Chrome me funciona mejor en Ubuntu, y Firefox mejor en Windows, pero esto probablemente tenga que ver con Firefox ha recibido mejoras especificas para Windows de 64 bits de las que no disfruta más nadie.
Si quieres actualizar a Ubuntu 17.10 y vienes de versiones anteriores, honestamente lo mejor que puedes hacer es una instalación nueva, y si vas a hacer una instalación nueva y empezar de cero, quizás es mejor esperar a la 18.04 que sí será de soporte extendido.
Ubuntu 17.10 es una muy buena distro y tiene muchos cambios positivos, pero son tantos los cambios que difícilmente no vayas a encontrar algún problema. Para cuando llegue Ubuntu 18.04 tendremos una distro más madura, con quizás algunos cambios en las apps por defecto por primera vez en siglos, y con mayor soporte.
Si es tu primera vez usando Ubuntu en mucho tiempo, es posible que te sorprenda gratamente. En ese caso, recomiendo enormemente darle una oportunidad. Si aún eres de los que cambia de distro como de ropa interior, ni siquiera intentaré convencerte, pero si buscas un Linux que sirve para todo y para casi todos, este Ubuntu viene más que bien.
En Genbeta | Cómo restablecer el escritorio de Ubuntu a su estado original con un simple comando
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Ubuntu 17.10, análisis: cuando volver a tus raíces te sienta bien
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por
Gabriela González
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