La cirugía con HoloLens no sólo es real, es sorprendentemente útil
Entrar en el pabellón de oncología del Hospital Gregorio Marañón de Madrid te encoge por dentro. Aquí vienen pacientes con algún tipo de cáncer, la segunda causa principal de muerte en todo el mundo.
Microsoft nos convocó en un quirófano real de radioterapia para enseñarnos lo que ha conseguido con sus HoloLens y un proyecto junto a Exovite y el propio Hospital Gregorio Marañón de Madrid.
Operar con más precisión y rapidez
El proyecto consiste en un software específico para las HoloLens (HoloSurg) con el que el cirujano puede ver delante de sus ojos las últimas pruebas del paciente (radiografía, resonancia, TAC), un modelo 3D de su cuerpo e incluso de la parte concreta que está operando y el atlas quirúrjico.
No sólo eso, sino que, gracias a la realidad mixta con la que funcionan estas gafas de Microsoft, puede interactuar con ellas a través de gestos y comandos por voz, por ahora, en inglés.
Por ejemplo, puede rotar el modelo 3D del corazón del paciente o buscar la zona en la que justo tiene que intervenir. Como es a escala y está delante de sus ojos, facilita mucho la operación porque se gana eficacia y rapidez, algo que, aunque suene frívolo decirlo, ahorra costes. Esto es clave porque un tratamiento de cáncer puede llegar a costar hasta 80.000 euros.
Pero, por supuesto, no sólo se trata de una cuestión de dinero, sino de que cuanto antes se intervenga, mejor. Y, además, cuanta más precisión se dé en la operación, aún mejor.
El caso real en el que ya se han utilizado con éxito las HoloLens era un tumor maligno muscular que se encontraba en una zona muy delicada, con vasos y nervios muy cerca. El modelado 3D de las HoloLens, según nos cuenta el cirujano Rubén Pérez Mañanes, fue especialmente útil para proceder con más precisión a la zona afectada con el tumor.
De hecho, incluso usaron impresoras 3D domésticas para ganar en percepción táctil con un modelo físico real de la zona que se iba a intervenir.
Es un procedimiento pensado para usarse, según Rubén Pérez, sobre todo al principio de la operación, para repasar el caso, tener en cuenta lo específico del paciente, saber por dónde se debe intervenir exactamente, consultar posibles dudas con sus radiografías, en el atlas quirúrjico, etc. No obstante, el cirujano asegura que siempre se pueden volver a usar durante la operación en caso de que sean necesarias.
No son el futuro, deberían ser el presente
Cuando le preguntamos al cirujano si estas gafas y este proyecto serían rentables para un hospital como el Gregorio Marañón no ha dudado ni un segundo: «prácticamente lo amortizaríamos con la primera operación».
¿Y son cómodas las HoloLens? ¿Se puede operar bien con ellas? Según Rubén, son lo suficientemente cómodas para operar sin problemas, aunque asegura que lo ideal sería desarrollar unas gafas quirúrjicas que tengan más autonomía (las HoloLens actuales rondan las 2 o 3 horas de autonomía y una operación de este calibre puede extenderse mucho más) y que cubran más la cara para evitar posibles salpicaduras de sangre.
¿Y qué hay de la latencia? En una operación la latencia de dispositivos tecnológicos es la gran enemiga, especialmente para operaciones en remoto, pero según nos confesó Rubén Pérez, las gafas no sufren ningún tipo de latencia cuando las llevas puestas.
Nos aclaró que, en la sala de operaciones que nos encontrábamos, donde se habilitó una retransmisión desde sus gafas a un monitor para que viéramos cómo es la interfaz, las paredes estaban cubiertas de plomo por el tipo de operaciones que se efectúan, lo que impedía la correcta transmisión. Eso sí, los tiempos de carga son inevitables. Cuando el cirujano accede a un modelo 3D de su paciente, la carga es de unos segundos. Sin embargo, según este cirujano, no es un problema porque la operación no se detiene en ningún momento. «Podemos hacer otras cosas mientras carga la información».
De lo que no hay duda es de su utilidad: facilitan la operación e incluso consiguen que sea más precisa por el nivel de detalle que se alcanza. Y no sólo se pueden utilizar para mejorar operaciones en remoto o allí mismo, sino para entornos educativos. Las HoloLens son capaces de grabar una operación en primera persona, desde los propios ojos del cirujano, y eso es un documento de gran valor para, por ejemplo, estudiantes de medicina.
Gracias a la realidad mixta, los proyectos de gafas de HP o Acer adquieren mucho sentido: si en la universidad los estudiantes tienen acceso a una operación en 3D, el aprendizaje sería mucho más realista.
Desde luego, si un proyecto de este tipo ayuda al tratamiento de una enfermedad tan temida como el cáncer, no deberíamos hablar de futuro, sino de presente. Esperemos que no sea un «presente» muy lejano.
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La cirugía con HoloLens no sólo es real, es sorprendentemente útil
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Cesar Muela
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