Canon EOS 200D – Prueba de campo
Tras la breve toma de contacto que realizamos con la Canon EOS 200D en el momento de su presentación oficial, hemos podido disponer de una unidad definitiva para someterla a una completa prueba de campo. ¿Cumple con sus expectativas como modelo de iniciación?
Se trata, recordemos, de un modelo pensado para quienes quieran iniciarse a la fotografía digital con cámaras réflex. Cuenta con funciones más avanzadas que las referencias de cuatro dígitos de Canon, que representan el primer escalón del catálogo de este fabricante. Encontramos un sensor de 24 Mpx, un procesador DIGIC 7, el sistema de enfoque Dual Pixel CMOS AF, una pantalla abatible, conexión inalámbrica, etc.
Obviamente, esto supone un desembolso algo mayor, pero consideramos –como se deducirá tras la lectura de la presente reseña– que este gasto merecerá la pena a los más interesados por esta afición.
Diseño y manejo
Las gratas primeras impresiones que percibimos durante la primera toma de contacto se confirman ahora al desembalar el equipo; más aún al encontrarnos con una cámara blanca. No tanto porque este color se halle entre nuestras preferencias personales sino por la nota de aire fresco que supone un equipo que salga del negro omnipresente, algo que seguramente aprecian algunos de sus usuarios.
De hecho, mientras realizábamos la presente prueba de campo, rara vez hemos pasado desapercibidos, escuchando siempre comentarios elogiosos para el aspecto de la EOS 200D. Por tanto, los aficionados a la discreción que requiere la fotografía callejera –entre otras disciplinas– ya pueden ir pensando en descartar esta opción y elegir entre las otras dos disponibles: plateado y piel para la empuñadura o, por supuesto, el clásico color negro.
Otro de los halagos escuchados por los curiosos atraídos por “una cámara blanca” hacía referencia a su reducido tamaño y peso contenido –menos de 500 g–. Efectivamente, aunque sabemos que todavía queda quien prefiere cámaras contundentes y pesadas, aumenta la tendencia al peso reducido.
Esto es aún más cierto entre el público al que va dirigida esta cámara: blogueros, viajeros… personas que manejan habitualmente los dispositivos móviles, pero quieren dar un paso adelante en la fotografía. Este tipo de usuario –y otros muchos– buscan una cámara que poder llevar siempre encima, sin que suponga un lastre, para poder captar instantáneas en cualquier momento. En este sentido, aunque la EOS 200D mide bastante más que una cámara sin espejo o una compacta avanzada, se trata de una de las réflex más pequeñas del mercado.
Mantiene, sin embargo, la buena ergonomía que encontramos en todas las EOS: una generosa empuñadura que permite incluso llevar y manejar la cámara con una sola mano y todos los botones y mandos al alcance de los dedos índice y pulgar. De hecho, el aspecto general apenas difiere de cualquier otra EOS y las diferencias aparecen sólo en los detalles y en la reubicación de algunos botones.
Casi todos los equipos nuevos incorporan control táctil en la pantalla y la EOS 200D, con voluntad de sustituir a muchos teléfonos móviles, no podía ser menos. En este caso, se pueden realizar prácticamente todas las funciones de la cámara, tanto de toma como de reproducción. Se puede desactivar y configurar el grado de sensibilidad. También se puede asociar o disociar el disparo del punto de enfoque.
Durante nuestra prueba hemos utilizado el grado “estándar” con resultados muy satisfactorios. Nunca se ha activado ningún menú sin querer y hemos accedido a los controles deseados con rapidez y precisión. No obstante, quizá porque somos de la vieja escuela, nos gustaría que algunos controles frecuentes como el modo de enfoque, el ajuste de blancos, o el arrastre, dispusieran de un botón específico para no tener que acudir al menú Quick o al tacto.
La 200D, igual que las EOS más recientes de gama media y baja, incluyen menús explicativos destinados a los aprendices de fotografía. En ellos el usuario puede comprender qué sucederá en su fotografía cuando elige un valor determinado. Se trata de esquemas sencillos y fáciles de interpretar para aprender o para recordar. Dominada la técnica, se puede volver a los menús tradicionales.
Hemos hablado de la pantalla sin mencionar que se puede colocar en cualquier ángulo gracias al mismo sistema de giro que hemos visto en todas las EOS. Probablemente uno de nuestros métodos preferidos por comodidad, rapidez y variedad de posiciones posibles –a la espera de comprobar cómo aguanta el paso del tiempo con un uso continuado–.
Para reducir el tamaño siempre hay que pagar algún peaje. En este caso, la tarjeta de memoria ha de compartir ubicación con la batería. También comparten botón el encendido y la activación del vídeo. Aunque se ha mejorado mucho el tacto con respecto a la primera EOS en que encontramos este mando común, hay que seguir teniendo cuidado al encender la cámara para no pasar al modo de película.
Resulta agradable seguir encontrando el botón de previsualización de profundidad de campo – cada vez menos frecuente en las cámaras nuevas– aunque muchos nuevos usuarios no sepan para qué sirve. Quizá por esto, vendría muy bien que los botones –no sólo este sino otros– se pudieran configurar a voluntad.
Muestras y calidad de imagen
La EOS 200D está dotada de un sensor CMOS APS-C de 24,2 Mpx que, como puede comprobarse en las muestras adjuntas, ofrece una resolución más que suficiente para la mayoría de las situaciones y una calidad probablemente por encima de la capacidad de la óptica de kit: el nuevo EF-S 18-55 mm f/4-5,6 IS STM.
Apreciamos un más que aceptable rango dinámico con unos archivos RAW muy flexibles tanto en las luces como en las sombras que conservan el detalle sobrexponiendo o subexponiendo al límite.
Este sensor, junto con el procesador DIGIC 7 –el más reciente de Canon hasta la fecha– logran un valor de ISO máximo de 25.600 –ampliable a IE 51.200– con unos resultados bastante aprovechables durante todo el recorrido, incluso en escenas nocturnas de casi total penumbra. Lamentamos, no obstante, que el cambio de valor sólo pueda realizarse por pasos enteros en vez de por tercios de paso.
El sistema de enfoque incluye el ya famoso Dual Pixel CMOS AF presente en todos los modelos de Canon. Por el contrario, hay que lamentarse con sólo 9 puntos de AF. El central es de tipo cruz a f/5,6. Se puede configurar para enfoque simple o continuo y elegir cualquiera de los puntos únicos o selección automática de área completa. Cuando utilizamos el enfoque mediante pantalla disponemos de un total de 49 puntos distribuidos en retículas fijas que podemos elegir directamente sobre la pantalla táctil.
En la práctica enfoca con rapidez y precisión salvo cuando la luz se reduce –se anuncia un rango de funcionamiento con el visor desde 0,5 EV–. En este caso, eligiendo el punto central y bloqueando el enfoque conseguimos aumentar un poco más la visibilidad, aunque el enfoque sigue resultando difícil –el punto central enfoca desde -0,5 EV–. El sistema de detección de fase de la pantalla aumenta la capacidad de enfoque con poca luz hasta -2 EV.
No debemos olvidar que la EOS 200D no pretende batir ningún récord sino salir airosa de cualquier situación corriente. O sea, se trata de una cámara que vale para todo, pero no destaca en nada. Así sucede con las fotografías de acción. El enfoque de seguimiento funciona de modo correcto. Al menos en situaciones de movimiento corrientes: bicicletas o personas paseando, vehículos a escasa velocidad, etc.
A pesar de alcanzar una frecuencia de disparo en ráfaga de 5 fps, el búfer se llena inmediatamente –al menos cuando elegimos guardar los archivos en RAW+JPEG como es nuestro caso durante las pruebas de campo– y hay que esperar a que se terminen de guardar los archivos, incluso utilizando tarjetas de alta velocidad.
Como era de esperar en este segmento, no podía faltar en una cámara actual la conexión inalámbrica y la 200D incluye Wi-Fi, NFC y Bluetooth. Nos gusta especialmente la posibilidad de conexión NFC por su rapidez a la hora de vincular los dispositivos. Por cable, tiene conectores HDMI y USB 2.0.
Dado el perfil de público al que va destinada, resulta lógico encontrar diversas opciones de escena, filtros creativos y automatismos.
La grabación de vídeo se realiza en formato MP4 con sonido y nivel de grabación ajustable o en MOV sin sonido. En cualquier caso, la resolución máxima es de 1.920 a 50 fps.
Conclusiones
Continuadora de la filosofía iniciada por Canon con su EOS 100D, la nueva 200D convence siempre que no se pierda la perspectiva de la cámara que tenemos entre manos. Principalmente porque aporta multitud de detalles que no se encuentran en la gama más baja del mismo fabricante.
Cierto que también cuesta más –en torno a 700 € el kit probado– pero “las mil” –EOS 1300D en este momento– carecen de tantas funciones que a poco exigente que se sea, obligan a mirar hacia la competencia.
No sucede lo mismo con el modelo probado en esta ocasión, que cuenta con todo lo que un principiante puede necesitar y ofrece resultados más que satisfactorios. El toque de estilo que proporciona la variedad de colores supondrá un valor añadido para muchos potenciales clientes. Aunque miedo nos da imaginar cómo resistirá el uso continuado este impecable blanco.