Lo Ortocromático y Rollei Ortho 25
Dentro de los materiales menos convencionales que encontramos en formatos de película 135-36 y 120, está la Rollei Ortho 25. Aprovechando que estamos bastante familiarizados con los materiales ortocromáticos en otros formatos, no solo para el copiado en blanco y negro, sino también para aplicaciones creativas y profesionales, hemos probado esta película dando un repaso a los principios de la sensibilización a los colores de las emulsiones en blanco y negro.
Sensibilidad espectral: aspectos generales
Somos seres humanos, o si se prefiere animales más o menos racionales, y como tales tenemos una determinada visión del entorno que nos rodea. La percepción de esa realidad la recibimos de muchas maneras y como fotógrafos nos interesa conocer cómo la percibimos a través de nuestra visión, común en casi todos nosotros.
En una ocasión escuché a un científico decir que, si el espectro electromagnético se extendiese de Madrid a París, nuestra capacidad de percepción en ese espectro visible equivaldría solamente a un metro de distancia. Algo nos dice que nuestra visión es limitada, pero suficiente para lo que necesitamos ver relacionado con nuestro entorno.
Esa limitación visual se extiende desde los violetas –400 nm– a los rojos –700 nm– con menor o mayor sensibilidad a determinadas longitudes de ondas pero básicamente eso es lo que vemos, esa es nuestra sensibilidad espectral.
Las películas, o mejor dicho, emulsiones fotográficas, no tienen nuestra misma capacidad de percepción hacia el espectro visible que tenemos nosotros y se podrían dividir en diferentes categorías, dependiendo de su sensibilidad espectral. Existen emulsiones sensibles sólo a los ultravioletas y azules, como el colodión; con sensibilidad aumentada a los verdes y amarillos, como las ortocromáticas; sensibles hasta los naranjas denominadas isocromáticas; a los rojos cercanos o pancromáticas; hasta los rojos profundos como las super-pancromáticas y las que son sensibles a una parte del espectro que llega más allá de los rojos, tales como las infrarrojas. Por supuesto y como es lógico, cada una de estos materiales captará la realidad a su manera, creando a partir del sujeto una paleta de grises distinta.
Emulsiones Ortocromáticas: un poco de historia
Durante más de cien años después de la invención de la fotografía, las emulsiones fotográficas continuaban ciegas a la mayoría de los colores. Compuestas por gelatina y bromuro o cloruro de plata esta combinación era sensible solamente a las longitudes de onda correspondientes al ultravioleta y el azul del espectro.
En el año 1873 el fotógrafo y químico alemán Dr. Hermann Wilhem Vogel consiguió aumentar la sensibilidad espectral de las emulsiones a los verdes pero no fue hasta el año 1884 cuando el físico y químico austríaco Josef Maria Eder descubrió que la adición del colorante eritrosina (1) –también usado ahora en alimentación como “aditivo E127″– aumentaba la sensibilidad a los colores amarillos-naranjas.
Estas nuevas emulsiones se empezaron a denominar ortho –en griego “adecuado” o “correcto”– chromatic. Quizá una denominación demasiado prematura pues aún faltaban los naranjas profundos y los rojos. La sensibilidad total pancromática no se conseguiría hasta principios del siglo XX.
Materiales Ortocromáticos: más habituales de lo que pensamos.
Casi todos los fotógrafos que utilizamos materiales fotoquímicos estamos muy familiarizados con las emulsiones ortocromáticas. Materiales que no son sensibles al rojo, como los papeles fotográficos en blanco y negro, los que utilizamos habitualmente al hacer las copias. Los sacamos del sobre negro bajo la luz roja de nuestro laboratorio, los ponemos debajo de la luz de nuestra ampliadora con filtro rojo de por medio. En ningún momento y si la exposición bajo la luz roja no es excesiva, el material se velará.
Lo normal es utilizar papeles opacos, con base de celulosa simple o selecto algodón, pero también podemos copiar sobre una película transparente, normalmente de acetato o poliéster. Dichas emulsiones podrían ser de tono continuo, con amplia gama de grises o tipo Lith, con muy poca o nula escala tonal, simplemente transparente y negro. Las películas Lith han sido utilizadas en las artes gráficas y en fotografía, siendo su uso muy extendido en diferentes técnicas creativas, para realizar inter-negativos y técnicas antiguas.
Maestros de la fotografía tales como Anton Corbijn han utilizado habitualmente este tipo de materiales para conseguir esos contrastes tan característicos en su obra.
Otro gran maestro, el guatemalteco Luis González Palma, realiza sus misteriosas ampliaciones mezclando pan de oro y plata con veladuras de café o betún y utilizando película Lith. Una maravillosa labor técnica en su potente discurso.
De igual modo la película Lith se utiliza para la obtención de fotolitos en los procesos de fotomecánica para imprenta, artes gráficas y procesos calcográficos tales como el fotograbado.
Rollei Ortho 25
Si realizamos una búsqueda en alguna de las tiendas especializadas en material fotoquímico podremos elegir entre más de 20 referencias de materiales ortocromáticos. Casi todas las vamos a encontrar en formato de hoja desde 5,7 x 8,3 cm hasta 30 x 40 cm, pasando por los habituales 4 x 5, 5 x 7, 8 x 10 pulgadas –donde 1″ equivale a 2,54 cm–. Entre esos materiales, encontramos –si bien no es muy común– la película Rollei Ortho 25.
Características, siempre según el fabricante:
- Película en blanco y negro, con una sensibilidad nominal en torno a 25 ISO, aunque dependiendo del revelador utilizado, podríamos utilizarla a IE 12 o IE 50
- Sensibilidad espectral de 380-610 nm
- Ofrece una excelente nitidez y grano fino, pudiendo alcanzar un poder de resolución de hasta 330 pares-líneas/mm –el poder de resolución es notable pero muy lejos de las cifras de la ADOX CMS20II–
- Base de poliéster transparente, muy apropiada para la digitalización y conversión a diapositivas por proceso de inversión
Como en cualquier película y sobre todo en las películas técnicas como es el caso de este modelo, la elección del revelador es crucial a la hora de influir en el contraste y la nitidez. El fabricante recomienda, para resultados de alto contraste propio de artes gráficas, utilizar Rollei High Contrast (RHC). Con el revelador Rollei Low Contrast (RLC) obtendremos negativos con una mayor escala tonal al tiempo que con el revelador Rollei Supergrain (RSG), conseguiríamos –siempre según el fabricante– los máximos estándares de nitidez y finura de grano.
Rodinal y Rollei 25 Ortho
Hemos puesto a prueba esta película con el viejo conocido, versátil y excelente Rodinal. El motivo es simple, reducir el contraste de un material –en principio– muy contrastado. En algunas tomas la hemos comparado también con nuestra película de referencia, la Ilford FP4 Plus, revelada con el mismo revelador.
En ambos casos los tiempos de revelado son los indicados por el fabricante para la dilución más habitual de dicho revelador, de 1+50, obteniéndose un buen compromiso entre gama tonal y finura de grano: Rollei Ortho durante 6 minutos y FP4 Plus 12 minutos, ambos a 20ºC.
En las imágenes superiores se aprecia claramente la sobreexposición a los azules del cielo del material ortocromático con respecto a la emulsión pancromática. Recordemos que dichos materiales son muy sensibles a los UV y los azules.
En esta imagen, realizada en el Panteón de los Hombres Ilustres de Madrid, podemos apreciar el excelente detalle y escala tonal que capta la película en las sombras. Recordemos que las sombras en exteriores contienen fundamentalmente los tonos azules del espectro, a los cuales las emulsiones ortocromáticas, tal como hemos comentado, son muy sensibles.
Si las comparamos con la imagen original, podemos ver las claras diferentes respuestas a los colores, gama y densidad de grises entre la película Rollei Ortho25 y un material convencional pancromático como la Ilford FP4 Plus.
Conclusiones
Tal y como hemos visto, los materiales ortocromáticos existen desde hace muchísimo tiempo, han sido y siguen siendo parte fundamental del “hecho fotográfico”. Son muy habituales en el mundo de la experimentación en el cuarto oscuro, y fundamentales en procesos en los cuales las ampliaciones se realizan “por contacto”, como en las técnicas del siglo XIX.
Sin embargo, han sido o son poco utilizados en las tomas fotográficas, donde su sensibilidad aumentada al ultravioleta y los azules, así como su casi nula sensibilidad a los rojos no facilitan su utilización en condiciones fotográficas normales si lo que buscamos en una reproducción “pautada” a grises de la escena. Sin embargo, en combinación con cámaras clásicas de los años 30 del siglo pasado, y con sus ópticas sin revestir, el mayor contraste general y ese “sacar” detalle de las sombras, nos permite recuperar una estética muy de aquellos tiempos. También nos brindan un pretexto para recuperar el uso del filtro amarillo o amarillo verdoso, a fin de “domeñar” un poco esa hipersensibilidad a los azules.
Quizás, también sería interesante el hecho de que las podemos revelar bajo luz roja sin necesidad de tanque de revelado, tranquilamente en cubeta, por inspección. Ver aparecer la imagen de una copia en papel en la cubeta del cuarto oscuro siempre es una sensación casi mística. Si lo que vemos emerger es la imagen captada en la propia cámara, directa y única de la película, el misticismo se convierte en santidad hacia lo analógico, fotoquímico o, mejor dicho, fílmico.
(1) La Eritrosina –E127– es un aditivo sintético derivado del petróleo, de color naranja-rojo. Muy utilizado en la industria de alimentación para dar color rojo o rosa, por ejemplo, a las cerezas de las tartas o en los helados. Su consumo excesivo puede provocar hipersensibilidad a la luz en determinadas personas.