¿De verdad necesitamos un FIFA cada año?
Hace unos días pudimos comprobar como todos los grandes de la industria reclamaban su protagonismo en la feria E3 de Los Ángeles, y entre esos primeros protagonistas tuvimos a FIFA 18, del que Electronic Arts presentó hace unas horas una versión preliminar.
Nuestros compañeros de VidaExtra hacían un completo repaso de las novedades y promesas de la nueva edición de FIFA, pero puede que tras leer esas impresiones preliminares os hagáis la misma pregunta con la que hemos titulado este artículo. ¿De verdad necesitamos un FIFA cada año?
Evolución, que no revolución
Para Electronic Arts, la respuesta es obvia: sí. Este gigante del mundo de los videojuegos ha aprovechado como ningún otro ese goteo incesante de nuevas ediciones de sus franquicias deportivas, y FIFA ha sido desde hace años clave para toda esa estrategia.
Que esta compañía nos brinde una nueva versión de FIFA cada año tiene, como todo, sus ventajas y sus inconvenientes. El juego no para de reinventarse para pulir su enfoque (ya poco queda de aquella orientación arcade puro de los primeros años), y las mejoras que hemos podido ver en FIFA 18 lo demuestran.
Nosotros también asistimos a esa presentación previa del juego y aún tratándose de una versión preliminar era patente que el motor Frostbyte que debutó el año pasado ha ganado muchos enteros en estos 12 meses.
El nivel de detalle en jugadores y estadios era en esa versión preliminar notablemente superior al de FIFA 17, y a esa mejora se sumaban otras claramente dedicadas a centrarse en detalles muy específicos. En Electronic Arts están especialmente orgullosos de haber logrado capturar la forma de correr y moverse de Cristiano Ronaldo, por ejemplo: incluso sin verle la cara en el campo, esos gestos al arrancar y correr permiten identificar a ese jugador tan característico,
No sabemos hasta qué punto es factible capturar movimientos de los futbolistas para identificarlos, pero es evidente que la cantidad de jugadores «capturados» debe ser limitada por lo complejo y pesado del proceso, que hace necesario ir más allá de esa caracterización que es evidente en los rostros de los futbolistas, cada vez más realistas y fieles a los jugadores reales (incluso cuando estos cambian de look constantemente).
Ese nivel de detalle también se deja sentir, nos dijeron en la presentación, en temas como el de las tácticas o la inteligencia artificial: los equipos se distribuyen mejor en el campo, los jugadores buscan huecos de forma más natural e intuitiva, e incluso hay hasta cinco nuevos «arquetipos» de jugador para poder diferenciar a jugadores explosivos de otros más «cerebrales» o más dedicados a tareas de «destrucción» del juego contrario.
Lo mismo ocurre con el nuevo sistema de movimiento, que trata de ofrecer tiempos de respuesta rápidos que hagan que desde que pensamos qué queremos hacer con el jugador hasta que este lo hace apenas pase ningún tiempo. Todo, una vez más, con el objetivo y el reto de conseguir un juego de fútbol lo más realista posible. Y todos nos preguntamos si a estas alturas es realmente tan importante.
Reaprendiendo FIFA
Durante aquella sesión matinal con la versión preliminar de FIFA la sensación que me quedó fue extraña. Es cierto que el nivel de detalle mejoraba, que las secuencias cinemáticas eran más realistas que nuca y que la ambientación en los estadios era igualmente precisa, pero para mí todo eso, una vez más y año tras año, era secundario.
Lo era porque lo importante era el juego como tal. Agradezco todas esas mejoras y también creo que reflejar incluso esa particular forma de correr o tirar faltas de Cristiano Ronaldo (un recurso que fue explotado hace años) ayuda a aportar más al nivel de detalle, pero una vez más, estos detalles son, diría, anecdóticos.
La esencia de FIFA se ha mantenido a lo largo de todas estas ediciones. Cada vez más simulación y menos arcade, los aficionados al videojuego de fútbol más popular del planeta (con el permiso de PES, por supuesto) hemos tenido que reinventarnos y reaprender lo aprendido. Defender era un nuevo reto cada año, como también lo era atacar: cuanto más realista era el juego, más complejo.
Eso hacía que en realidad cada edición de FIFA fuera más distinta de la anterior de lo que muchos querríamos admitir. Técnicas y tácticas que cambiaban y que hacían que lo que te funcionaba un año pudiera no hacerlo igual al año siguiente (o no hacerlo en absoluto).
Muchas razones para comprar FIFA un año tras otro
Al final muchos de nosotros acabamos inmersos en ese ciclo anual. En mi caso (seguro que hay otros muchos argumentos) por la simple razón de los servidores de los FIFA de ediciones anteriores se van quedando sin aficionados de forma rápida: muchos jugadores acaban dando el salto a la nueva edición por la sencilla razón de que es allí donde la mayoría de jugadores acaban yendo.
Hay otros muchos argumentos, como decía: renovación y actualización de plantillas, fidelidad actualizada de jugadores, estadios e incluso complementos, o la llegada de modos de juego que aportan otra dimensión al juego.
Aquí es donde precisamente «El camino» (The Journey) ha supuesto desde luego un antes y un después en FIFA, y donde resistirse a una nueva edición del juego es especialmente difícil. Las novedades de FIFA 18 en este modo de juego son también interesantes, como apuntaban nuestros compañeros de VidaExtra: más metas específicas, nuevos personajes y un modo multijugador local que dará más margen de maniobra en este modo de juego.
Como también lo es el hecho de que los nuevos modos y mejoras de FIFA Ultimate Team (FUT) han convertido en este modo de juego en el más popular para un gran número de usuarios de FIFA que, además, alegran las arcas de Electronic Arts: se estima que gracias a FUT se ingresan 800 millones de dólares al año. Este jugoso negocio hace pensar a algunos si EA no debería crear simplemente un juego FUT independiente.
¿Donde va la gente, va Vicente?
Al final la sensación que le queda a uno es que si quiere disfrutar de la parte online y de los nuevos modos de juego —algunos ciertamente irresistibles— resulta difícil no ir comprando la nueva versión cada año.
En cierto modo, eso hace que tanto este como el resto de los títulos deportivos que EA renueva cada año nos plantean esa interesante idea de no acomodarnos con un juego que ya dominamos. Con cada nuevo FIFA llegan nuevos retos, nuevas técnicas y tácticas y formas de hacer las cosas que uno, como decíamos, tiene que reaprender. Eso puede resultar incómodo en los primeros momentos, pero también acaba añadiendo ese puntito de dificultad adicional para que el juego se convierta en un nuevo reto, para que no sea «más de lo mismo».
Lo es en muchos apartados, desde luego, pero estoy seguro en que muchos de los jugadores de FIFA coincidirán conmigo en que el salto en cada edición es lo suficientemente relevante —sin ser espectacular— como para convencer al respetable de que hay motivos para la renovación. La clave, no obstante, está en que como también indicábamos al final las antiguas ediciones de FIFA acaban siendo un «páramo online».
Si quieres disfrutar de la comunidad de jugadores, habrá un momento en el cual el reto estará en los modos online de la nueva edición, porque es la que va atrayendo a más y más jugadores con el paso del tiempo.
Es una realidad que también vemos en otros muchos campos, pero que cobra especial sentido en un juego que como este cobra especial sentido en sus modos online. Si la gente está en la última edición de FIFA, ahí es donde acabaremos irremisiblemente. Y Electronic Arts lo sabe, por supuesto.
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Javier Pastor
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