'Las chicas del cable', review: el debut español de Netflix tiene intenso aroma a Bambú
El 28 de abril, Netflix hará historia en nuestro país con el estreno de su primera serie original. Se llama ‘Las chicas del cable‘ y, como decimos, es un paso muy importante tanto para la compañía de VoD como para la ficción española. Para la empresa, es una gran oportunidad de seguir demostrando su interés por conquistar al público local.
Su decisión de embarcarse en proyectos en cada uno de los países en los que ya está establecida refuerza su compromiso con la cultura de cada región y la conexión con sus usuarios, que ven cómo Netflix diseña productos exclusivamente pensados para ellos. Nosotros ya hemos podido ver sus primeros capítulos y es hora de que os contemos qué podemos encontrar en ella.
El papel de la mujer
‘Las chicas del cable’ nos lleva de viaje hasta el Madrid de 1928, un lugar en el que todo es posible. La nueva compañía telefónica abre sus puertas en nuestro país y todo ello supone una gran revolución. Especialmente, para todas las chicas que pronto van a empezar a trabajar para la empresa.
Y es que ése es uno de los puntos fuertes sobre el que se sustenta la trama. El gran tema de la serie es el empoderamiento de la mujer en una época en la que su libertad estaba aún muy comprometida por ciertos lazos sociales, culturales y económicos.
La historia nos presenta a un grupo de mujeres muy diferentes, que tratan de representar a diferentes perfiles dentro de la sociedad de la época. Pero con un punto en común, la lucha por su independencia y su proyección. Una cuestión que, con el paso del tiempo, cobra mayor importancia, pues ellas fueron las pioneras de una lucha por la igualdad civil que aún hoy no se ha conseguido a todos los efectos.
Cuatro chicas en un mundo nuevo
Así, ‘Las chicas del cable’ tiene a cuatro protagonistas femeninas que forman un grupo muy cohesionado. La amistad es otro de los grandes temas de la producción. El apoyo que estas chicas se prestan unas a otras es crucial para seguir avanzando en una sociedad en la que las sonrisas no siempre guardan buenas intenciones.
El apoyo que estas chicas se prestan unas a otras es crucial para seguir avanzando en una sociedad en la que las sonrisas no siempre guardan buenas intenciones.
De hecho, es ese descubrimiento de la amistad lo que hace evolucionar a ciertos personajes. Poder confiar en el otro y saber que éste no fallará es un regalo que no todos conocen, y que también ha de cultivarse día a día. Focalizar en las relaciones entre las chicas al margen de sus cuitas amorosas, centrar ese debate principal en la suma de sus fuerzas y talentos es un salto respecto a otras series en las que la pasión se hace protagonista como un huracán.
El contexto también es fundamental para la serie. La época no está elegida al azar. La llegada de la compañía telefónica es un bonito marco con muchas posibilidades pero también el símbolo del progreso. El siglo XX está arrancando y aún no sabe a dónde le llevará una revolución con la digital. Pero las comunicaciones entre todos y cada uno de los habitantes del país ya están cambiando gracias a lo que las líneas telefónicas pueden lograr.
Muchos han visto un paralelismo entre lo que sucede en la trama, los nuevos avances tecnológicos, y el impulso que una marca como Netflix está suponiendo para el panorama internacional. Mucho hablamos sobre el futuro de la televisión y sobre si las emisiones a la carta capitanearán ese barco. Sin duda, una época llena de cambios muy interesantes, igual que los que hace más de 100 años vivieron ‘Las chicas del cable’.
Amantes de ‘Velvet’
Los espectadores que hayan sido fans de una ficción como ‘Velvet‘ pueden estar convencidos de que esta nueva producción les gustará. De hecho, hay muchas referencias y similitudes entre ambas. Para empezar, tenemos el escenario de época y una gran empresa que engloba a todos los personajes y les mantiene fijos a su universo.
Como en la serie de Antena 3, tenemos a un grupo de chicas protagonistas, con historias muy diferentes pero con una amistad que se va arraigando y que se convierte en su mejor apoyo. Las situaciones cotidianas de su día a día se tejen con un fuerte elemento amoroso dentro de ese escenario que la compañía telefónica presta. Las historias de amor se prevén largas, con recovecos e idas y venidas, cualidades muy valoradas en el género dramático.
La productora sabe hacerse fuerte con un protagonismo coral en el que todas las tramas y personajes son importantes. No importa que haya unos personajes principales, se cuida mucho que los secundarios tengan una línea de tiempo rica y llena de contratiempos, para darle más ingredientes al espectador, cada uno con un sabor diferente.
Las tramas empresariales van cogiendo vuelo para marcar algunos de los puntos decisivos. La vida de la compañía está totalmente imbuida por la familiar
Las tramas empresariales van cogiendo vuelo para marcar algunos de los puntos decisivos. De hecho, la vida de la compañía está totalmente imbuida por la familiar. Los Cifuentes son los ricos empresarios que se han hecho con el control de las telecomunicaciones. Una herramienta que ya vimos en otras ficciones de Bambú como ‘Gran Hotel‘ en la que los problemas entre padres e hijos afloraban con los negocios como un mar de fondo que nunca dejar de resonar.
Sagas familiares. Son un clásico de la televisión de nuestro país, acodadas en el escenario de época, siempre han demostrado tener mucho tirón entre la audiencia de la pequeña pantalla generalista. Un éxito que Netflix y Bambú quieren transportar hasta ‘Las chicas del cable.’
Esmerado casting
Un aspecto que hemos de destacar al hablar de esta serie es el reparto con el que cuenta, que ha sido escogido con esmero. Como protagonista absoluta tenemos a Blanca Suárez, una de nuestras actrices de moda a la que hace poco vimos en otro papel de época en la miniserie ‘Lo que escondían sus ojos‘. Ella interpreta a Lidia, un contrapunto a los clásicos personajes femeninos de Bambú. Lidia es una superviviente, una mujer que refleja en su mirada un pasado duro. Una persona a la que la vida le ha hecho no creer en la amistad o en las relaciones desinteresadas.
Junto a ella, parecemos vivir un «remember» de ‘El internado‘, pues sus acompañantes masculinos son Yon González y Martiño Rivas. Los cuñados y amigos tienen demasiados factores en contra para seguir manteniendo su buena relación. Hay muchas caras jóvenes en el reparto, quizá con el propósito de darle continuidad a una serie cuyo argumento nos muestra que podría prolongarse en el tiempo.
Los otros personajes femeninos protagonistas están interpretados por Maggie Civantos, que se dio a conocer para el gran público por su papel en ‘Vis a vis‘; Ana Fernández, a la que muchos recuerdan por su participación en ‘Los protegidos‘ y Nadia de Santiago, que da vida a Marga, uno de los personajes más inocentes, al que la actriz presta ese extraordinario talento que nos conquistó en ‘Amar es para siempre‘, en la que demostró la clase de actriz que puede ser.
Además, la serie se rodea de algunos veteranos de los que dan solvencia a cualquier escena, con su mera presencia. La productora ha sabido contar con sus actores fetiche, con aquellos con los que ha trabajado en otras producciones que le han llevado al éxito. Es el caso de Kiti Manver y Concha Velasco, cuya única pega es que nos gustaría que aparecieran en pantalla mucho más de lo que lo hacen.
Impecable puesta en escena
Uno de los puntos más fuertes de la serie es su ambientación. Decorados, vestuario, luz y color se posicionan del lado de ‘Las chicas del cable’ para darle una gran pátina de calidad visual que ayuda a que nos adentremos en su historia. El edificio de la compañía telefónica, como nos dicen en la serie, uno de los más altos de Madrid en aquellos momentos, es un personaje más que gana tanta presencia y empaque como lo hacía el ‘Gran Hotel’ de la serie de Antena 3.
El edificio de la compañía telefónica, como nos dicen en la serie, uno de los más altos de Madrid en aquellos momentos, es un personaje más que gana presencia
Su arquitectura moderna nos recuerda que vivimos en un momento clave para las telecomunicaciones, que presentan unos avances como no se habían visto hasta ahora. Hay un halo romántico en esas centralitas y los dedos de las chicas conectando llamadas y más llamadas en lo que se nos presenta como un puzzle complejo pero lleno de vida.
El vestuario es también una pieza fundamental de todo este asunto. Se nota un interés muy profundo en que la estética de la serie conquiste a los espectadores. Los uniformes de las chicas ayudan a crear una entelequia de las vidas de los personajes. Acompañan todas y cada una de las secuencia. Esas ropas de los años 20, que nos trasladan a un París lleno de bohemia y encanto, tal vez nos presenten un Madrid un tanto más «moderno» del que podíamos imaginar. La ropa y los complementos funcionan como hábiles mecanismos de enganche para los espectadores.
Un detalle muy particular que ha funcionado en otras series de Bambú es el uso que se hace de la música. Su presencia es fundamental y ayuda a crear una atmósfera bien reconocible, pues las escenas de los años 20 casan, quizá de manera incomprensible para algunos, con las melodías del siglo XXI que protagonizan los momentos más intensos. Se trata de un curioso guiño para el espectador más observador del que quizá algunos no se han dado cuenta, precisamente por lo que decimos, por la manera tan orgánica en que se cuela en esas secuencias.
Una narración clara
En cuanto a la narración y el ritmo del relato, se ve también la mano de la productora. Un montaje ágil, entretenido y dinámico pero acompañado de un guión sencillo, que se esmera en hacer sus secuencias comprensibles para todo tipo de públicos. Con un anclaje en la cotidianidad que convierte a esta serie en un producto ideal para toda la familia.
Las secuencias se apoyan en un diálogo que hace crecer la escena y los momentos que se plantean. Y que cuenta con recursos narrativos clásicos como fotografías o cartas secretas, elementos que se inundan del alma de los personajes y que hacen que éstos sientan tambalear su vida ante su ausencia.
‘Las Chicas del cable’, ¿sí o no?
Recomendamos la serie para todos los que disfrutan de las atmósferas evocadoras de las ficciones de época. La ambientación es de mucha calidad. También gustará a los apasionados de las tramas noveladas en las que los intereses familiares se mezclan con los empresariales. Y, por supuesto, a los que ya han sido fans de las series de Bambú, especialmente ‘Velvet’. Cuenta exactamente con los ingredientes que han hecho de la productora una de las más influyentes de nuestro país.
Aunque quizá eso pueda también jugar, de alguna forma, en su contra por repetir ciertos esquemas. Personalmente, me habría gustado que hubieran ido un poco más allá y se hubieran atrevido a traspasar algunos límites. Como los que plantean la bondad y maldad de los personajes, ahora que los antihéroes están tan de moda.
‘Las chicas del cable’ se estrena el día 28. Todos sabemos de la importancia de esta nueva iniciativa de Netflix de cara a la producción española. La primera serie de la VoD de nuestro país. Ocho capítulos de los que podremos ver su continuación, pues la serie ya ha sido renovada por una segunda temporada.
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‘Las chicas del cable’, review: el debut español de Netflix tiene intenso aroma a Bambú
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por
Noelia Martínez
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