El día en que Donald Trump se convirtió en estrella de la WWE
Wrestlemania generalmente es un evento de finales felices, en una tradición que se instauró desde que Hulk Hogan se imponía ante sus villanos rivales. El bien gana y el mal paga, aunque en los últimos años esa tradición se ha comenzado a romper.
Pero Wrestlemania 23 fue un evento que tuvo un momento satisfactorio que reluce ante la toma de posesión de Donald Trump.
Un 1 de abril de 2007 se llevó a cabo la denominada Batalla de Los Billonarios, en un enfrentamiento entre Vince McMahon y el ahora nuevo presidente de Estados Unidos.
En una esquina, el violento campeón intercontinental Umaga, hermano del recordado Rikishi y que falleció en 2009 por una sobredosis de fármacos, representó al maligno dueño de la WWE. En el sector contrario del cuadrilátero, un por ese entonces joven campeón de la ECW, Bobby Lashley, defendía el honor de un Trump presentado como el bando que la fanaticada debía apoyar según la historia.
Al medio de todo, como árbitro del combate, estaba un ya retirado Stone Cold Steve Austin, el legendario luchador que revolucionó al wrestling a fines de los noventa y fue pieza crucial en la arremetida de la ex WWF para convertirse en la principal empresa de lucha libre del mundo.
El combate entre Umaga y Lashley no tuvo mayores sorpresas, e inclusive Shane McMahon intervino a favor de su padre reemplazando momentáneamente a Austin como árbitro, ya que estaba claro de antemano que Vince terminaría derrotado.
Eso se debía al hecho de que la apuesta del combate determinaba que el billonario perdedor debería cortarse el pelo. Y como bien dice la canción de McMahon, no había oportunidad en el infierno de que Trump se cortase su estúpido jopo.
Pero la Batalla de los Billonarios es recordada por tres puntos.
Primero, en un momento de la pelea, Trump entró en acción, aplicando el peor lazo al cuello de la historia a Vince. Una “clothesline” para el olvido.
Luego, tras la victoria del bien, Stone Cold y el ahora Presidente de Estados Unidos raparon la cabeza de McMahon. Trump incluso golpeó a Vince en la previa del proceso.
Pero el momento que definió a ese día, sucedió durante la celebración posterior, mientras Trump y Austin celebraron con cervezas el logro. Es el momento que transformó a Stone Cold en el único hombre de la historia en aplicar una movimiento de lucha libre contra un Presidente.
Donald Trump es el primer mandatario del mundo en recibir una Stone Cold Stunner. Fue el verdadero final feliz del combate.
Si Stone Cold irrumpe en las escalinatas del capitolio, durante la nueva celebración de Trump por su toma de poder, que el nuevo mandatario se preocupe. Gran parte del mundo quiere volver a escuchar esa música que comienza con los cristales rompiéndose.
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