El cine español que no verás en los Goya
Esta mañana se han anunciado las nominaciones de los 31º Premios Goya y como cada año se echan en falta muchas películas que han sido galardonadas en festivales internacionales de todo el mundo y alabadas por la crítica internacional. Hablamos, por ejemplo -y entre otras-, de películas como ‘La muerte de Luis XIV’ de Albert Serra o ‘Mimosas’ de Oliver Laxe, de obvia calidad cinematográfica, y que algunos consideran vergonzoso que la Academia no se haya acordado de ellas.
Es aquí, donde vuelven a surgir todos los debates sobre la labor de los Premios Goya: ¿dar visibilidad a un cine por el que el público siente un gran prejuicio? ¿reconocimiento a las mejores películas del año, siendo bastante subjetivo lo que se considera «mejor película del año»? El debate es largo y peliagudo.
¿Puede una película como ‘Un monstruo viene a verme’ de J.A. Bayona de 25 millones de euros de presupuesto competir con una película como ‘La Reconquista’ de Jonás Trueba con un presupuesto evidentemente más reducido, pero con igual calidad e interés cinematográfica? Deberían poder competir, pero, lamentablemente, no están en igualdad de condiciones. Y por diferentes motivos. ¿Deberían existir unos premios del cine independiente que solucionara este problema?
A continuación, intento reflexionar sobre la situación del cine español «independiente» y como, cada año, no se ve reconocido en los premios del cine español.
Un cine diferente
En los Premios Goya sólo pueden nominarse cuatro películas por categoría, cinco en el caso de la de Mejor Película, por lo que hace humanamente imposible que se vean representadas todas las películas merecedoras del título. Sin embargo, llama la atención la tendencia de la Academia en los últimos años -salvo excepciones, claro- de nominar / premiar el cine ‘más comentado’ a nivel popular, es decir: de mayor repercusión mediática, taquilla o aquel del que la señora de Cuenca puede haber escuchado hablar.
No me parece mal, teniendo en cuenta que, al fin y al cabo, el cine es una industria que vive de los espectadores y no se puede negar que -normalmente- las cintas nominadas tienen una factura impecable, calidad artística indiscutible y mucho trabajo detrás de cada una de ellas y además, han conseguido interesantes resultados en taquilla. Por el contrario, cada año, me falta algo: la representación de un cine más personal y único, quizás menos popular, pero no por ello de menos calidad, un cine diferente.
Es un cine que SÍ necesita visibilidad, al contrario que otras películas que cuentan con el apoyo de las televisiones que se encargan con bombardearnos con todo tipo de materiales promocionales. Un cine íntimo, de autor, de bajo presupuesto y que ha sido alabado por la crítica y en diferentes festivales internacionales. Un cine que, probabemente no guste a todo el mundo por ser más arriesgado, complicado o más demandante intelecualmente hablando, pero eso no significa que merezca reconocimiento.
Así, nos topamos con títulos como los ya citados antes, ‘Mimosas’ de Oliver Laxe, triunfadora de la última Quincena de los Realizadores de Cannes o ‘La muerte de Luis XIV’, del siempre provocador Albert Serra y también considerada una de las mejores películas del pasado Cannes. Quizá estos dos títulos sean demasiado ‘raros’ para el público español, vale, pero es cierto que es bastante extraño que sean reconocidas como dos de los mejores títulos del año a nivel internacional y en su país pasen desapercibidas y sean ignorados en sus premios cinematográficos.
Pero no hace falta ser tan sofisticados, ya que existe un cine mucho más accesible y que no ha terminado de tener el reconocimiento que merecía. Por ejemplo, para una servidora, tres de las mejores películas españolas del año son ‘La propera pell’ de Isaki Lacuesta e Isa Campo, ‘María (y los demás)’ de Nely Reguera y ‘La Reconquista’ de Jonás Trueba. Mientras las dos primeras si optan a uno y dos Goyas respectivamente, la tercera, muy bien recibida por la crítica tras su paso por San Sebastián, no ha conseguido ninguna.
Y como estas, otras películas más arriesgadas y que han dado mucho que hablar en los círculos cinéfilos podrían haber optado a algún que otro Goya y no habrían desentonado. Películas como ‘Les amigues d’Àgata’ de las debutantes Laia Alabart, Alba Cros, Laura Rius, Marta Verheyen, ‘La academia de las musas’ de José Luis Guerín, ‘Berseker’ de Pablo Hernando, ‘Sipo Phantasma’ de Koldo Almandoz o ‘La madre’ de Alberto Morais.
¿Necesitamos los premios del cine independiente?
Por ello, y ya que parece que los Premios Feroz, que otogra la crítica española, parecen cumplir a rajatabla aquello de ser «la antesala de los Premios Goya» e ignoran las películas que les conquistaron en los festivales -el tema de cuál debería ser la labor de los Premios Feroz da para otro post-, nos planteamos si visto lo visto, el cine español necesita otros galardones que reconozcan al cine más pequeño y arriesgado, o, llamémosle: cine independiente.
Pero, ¿qué películas entrarían aquí? ¿quiénes votarían en estos premios? Estos Premios del Cine Independiente Español -¡ea! ya les he puesto nombre- podrían premiar a las películas no participadas por cadenas de televisión y/o de un presupuesto menor a una cantidad X, tal y como hacen los Independent Spirit Awards en Estados Unidos. Y podrían estar organizados por una asociación a la que pertenecieran los que hacen o alguna vez hicieron este tipo de cine.
Unos premios que den visibilidad a un cine prácticamente ignorado por los medios de comunicación y que no llega al público, convirtiéndose en completas desconocidas para el, suponemos 98% de la población española. Una lástima, porque entre esas películas ‘invisibles’ se encuentran estimulantes propuestas cinematográficas que, quizás y sólo quizás, podrían encontrar su público entre aquellos que ahora mismo ignoran su existencia.