'El rey proscrito’ es un precipitado relato medieval: lo nuevo del director de 'Comanchería' funcionaría mejor como miniserie
El director escocés David Mackenzie tenía ya un puñado de películas en su haber cuando su nombre alcanzó una mayor popularidad gracias a ‘Comanchería’ -aunque también es cierto que con ‘Convicto’, su anterior largometraje, ya había ganado el BAFTA-, una cinta notable que incluso llegó a ser nominada al Óscar, por lo muchos más ojos iban a estar atentos a su siguiente trabajo.
Finalmente se decantó por ‘El rey proscrito’, una cinta para la que además contaba con el respaldo de Netflix, compañía muy necesitada de películas que mejoren la imagen de su cine. Su estreno mundial tuvo lugar en el pasado Festival de Toronto con un montaje 20 minutos más largo del que finalmente se ha estrenado hoy 9 de noviembre, aunque la primera versión se iba hasta las 4 horas. Lo cierto es que eso se nota en una cinta que sacrifica demasiado a sus personajes.
Muy alejada de ‘Braveheart’
Da la casualidad de que ‘El rey proscrito’ básicamente arranca donde acababa ‘Braveheart’, por lo que vais a leer bastantes comparaciones entre la oscarizada película de Mel Gibson y el nuevo trabajo de David Mackenzie. No obstante, las coincidencias no van más allá de la conexión argumental, ya que ‘El rey prohibido’ opta por un estilo más seco y sucio, muy alejado del heroísmo de William Wallace.
De hecho, en ‘El rey proscrito’ se esquiva la tendencia a establecer una drástica diferenciación entre los héroes y los villanos, acercando más la película a un gris moral que encuentra acomodo en las diferentes acciones de cada bando. Sí que la lealtad y otros temas similares son abordados por Mackenzie, pero eso no es nunca lo que parece interesarle, al menos no en el montaje que ha estrenado hoy Netflix.
Y es que Mackenzie no opta en centrarse de forma clara en nadie, ni siquiera en el protagonista interpretado de forma convincente por Chris Pine, sino que quiere abordar tantas cosas -tanto situaciones como personajes- que simplemente las dos horas de metraje se le quedan cortas para hacerlo de forma realmente satisfactoria.
‘El rey proscrito’ lo apuesta todo a una carta
Eso es algo que no se nota tanto durante los primeros 30-40 minutos de película, que a su manera funcionan como introducción para la verdadera historia -es quizá muy extensa para este metraje, pero el problema es precisamente que se ha acortado cuando no es lo que pedía la película-, siendo ahí donde se perciben sus carencias, ya que todo empieza a sentirse un tanto acelerado para llegar a la “meta”.
Es verdad que la última batalla sí se acerca a transmitir su importancia histórica y lo que supone para los personajes -y además se hace una sabia utilización del cansino recurso del final con textos sobrescritos-, pero con anterioridad se había planteado la guerra de guerrillas de tal forma que nunca consigue atraparte.
Las diferentes secuencias de lucha transmiten muy bien la querencia de Mackenzie a bajar al barro y a potenciar el factor sorpresa para pillar desprevenido al contrario, pero a cambio el resto es poco más que un ir y venir sin la profundidad adecuada. Y es que un par de frases aquí y allá no sirven como explicación para el proceso por el que pasan los personajes y cómo su situación emocional va evolucionando.
Por mi parte, agradezco la contundencia de Mackenzie, algo que incluso se extiende a la táctica de los ingleses de intentar exprimir a los más débiles y prescindir de ellos cuando es evidente que no van a darte lo que necesitas, y también que no incida más de lo necesario en la motivación romántica del protagonista. El problema es que incluso él mismo queda algo desdibujado por su decisión de potenciar la guerra de guerrillas por encima del resto y ya del resto de personajes mejor no hablamos.
En definitiva, ’El rey proscrito’ habría funcionado mejor como miniserie, algo que el propio Mackenzie ha dicho que podría haber si algún día le da por ahí. Ojalá acabe haciéndolo, ya que lo que ha llegado a Netflix parece una versión de algo mejor en la que se ha querido potenciar el ritmo para entretener al público por encima de todo lo demás y eso hace que el resultado final sufra.
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‘El rey proscrito’ es un precipitado relato medieval: lo nuevo del director de ‘Comanchería’ funcionaría mejor como miniserie
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Espinof
por
Mikel Zorrilla
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