Grandes fotografías de la historia: 'Retrato de los Windsor' de Richard Avedon
Richard Avedon es uno de los mejores fotógrafos de la historia. Y tiene algunas de las obras más importantes de la fotografía. Hoy nos vamos a fijar en uno de sus míticos retratos más perturbadores, el célebre ‘Retrato de los duques de Windsor’ en el que fue capaz de reflejar la realidad de una pareja que intentó engañar al mundo.
No podemos olvidar que estamos ante un retrato de la realeza. Que estamos en el año 1957 y que los duques eran de la nobleza europea. Que vendieron una historia de amor que encandiló al mundo entero. Y Richard Avedon tuvo el poder de desenmascararles con una fotografía certera que no les gustó y aún así, se publicó. En el hotel Waldorf Astoria, en la suite 28A, también es posible la humanidad.
Solo tenía una hora para fotografiarles. Y ellos no quisieron poner las cosas fáciles, no les caía bien. Querían un retrato al uso. Ellos se creían grandes porque sus familiares, por privilegios de sangre, lo eran. Y querían salir como lo hicieron sus antepasados: altivos, inalcanzables, perfectos…
Así que a Richard Avedon se le ocurrió contarles una mentira cruel. Una mentira que sabía que iba a hacer daño a los duques. Les dijo que había atropellado a un perro al llegar al hotel. Eso cambió la expresión de los personajes, obsesionados con los perros, y él consiguió la fotografía más natural de los nobles. Esa fotografía pasó a la historia y desarmó a todos.
Las expresiones de ambos no se corresponden con lo que espera un espectador. Espera algo amable, directo y cercano. No espera esa mirada desasosegada del duque y el desconcierto de la duquesa. Puede parecer cruel. Pero las fotografías de Richard Avedon destilan una psicología que explica todos y cada uno de sus trabajos. No solo se parece a Goya por el uso genial del fondo neutro.
La historia que Richard Avedon quiso contar en una fotografía
Antes de llevarse las manos a la cabeza tenemos que conocer el contexto. Richard Avedon era uno de los fotógrafos más prestigiosos de Nueva York. Y por extensión, del mundo. Había alcanzado una posición única en el mundo de la fotografía. Creó un estilo propio a partir de la devoción que sentía por Martin Munkácsi. La fotografía de moda cambió desde que él empezó a trabajar con su Rolleiflex.
Él fue el que dio vida a las modelos. Gracias a él ríen, lloran, bailan y juegan. Simbolizan el estilo de las ropas que llevan. Y fue capaz de llevar al extremo la psicología de los grandes maestros de la pintura. Cada retrato suyo bebe de las fuentes de Goya o Velázquez. Con solo mirarlos somos capaces de entender cómo son las personas que retratan. Y por supuesto cómo era él mismo.
Uno de los momentos más dolorosos de su vida, la muerte de su hermana en una institución mental, le marcaron de tal modo que fue incapaz de ver la belleza como algo estático y digno de devoción. Quizás no pudo olvidar las palabras de su madre a su hermana: ‘Eres tan hermosa que no necesitas hablar’. Y se negó rotundamente a seguir el consejo familiar. Así que siempre enseñaría la verdad.
El duque de Windsor fue el rey Eduardo VIII pero abdicó para poder casarse con Wallis Simpson, una rica mujer de los Estados Unidos. En aquella época fue un escándalo que se casará con el duque después de dos divorcios… Pero más polémico fue la simpatía del matrimonio hacia Hitler, con el que se llegaron a entrevistar como representantes de su país. Era tanta la simpatía del dictador al matrimonio que incluso lamentó su abdicación. Y desde entonces era vox populi la relación de los duques con las ideas del nazismo.
Y eso es lo que quiso sacar Richard Avedon en la famosa fotografía. La venganza de un fotógrafo de familia judía. Incluso se cuenta que la idea le vino al recordar como sus padres preparaban las instantáneas familiares con coches y perros que no eran suyos… En esta foto también están presentes, aunque de otra forma… De todas formas, Avedon fue claro. Uno de sus comentarios recurrentes al hablar sobre dicha imagen es que estos señores amaban más a los perros que al pueblo judío.
Es un ejemplo perfecto de una buena fotografía de retrato. No hay que hacer una fotografía de carnet, sino mostrar la cruda realidad que cada uno quiere esconder. Y esta imagen dura, directa, en primer plano, implacable al mostrar el paso del tiempo en su versión más cruda. No vemos solo a los duques. Podemos adivinar la mirada de Richard Avedon.
En Xataka Foto| Oda personal al gran Richard Avedon
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La noticia
Grandes fotografías de la historia: ‘Retrato de los Windsor’ de Richard Avedon
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Xataka Foto
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Fernando Sánchez
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