'Las leyes de la termodinámica': un planteamiento fresco y divertido que termina saturando
Se habla mucho de la saturación de los superhéroes durante los últimos años y del desgaste de la fórmula de Marvel, pero eso es algo perfectamente aplicable a otros modelos de películas que llevan mucho más tiempo apareciendo de forma continuada en nuestros cines más cercanos. Pensemos por ejemplo en las comedias románticas y en cómo Hollywood ha exprimido tanto su vertiente más comercial que cada vez es más difícil llamar nuestra atención.
Eso no quita que de vez en cuando haya intentos de desmarcarse de las líneas maestras de este subgénero y este viernes 20 de abril llega una de ellas a las salas españolas. Se titula ‘Las leyes de la termodinámica’ y es la nueva película de Mateo Gil, en la cual demuestra demuestra una pericia para enganchar al espectador durante sus primeros minutos con una propuesta inusual que, por desgracia, se desgasta antes de llegar a su final.
Un comienzo diferente y con gancho
La idea de aplicar la ciencia a la comedia romántica sonaba de lo más curioso sobre el papel y ‘Las leyes de la termodinámica’ demuestra que ahí hay material para una cinta con gancho. Ya durante sus primeros minutos va exponiendo sus principales armas: saltos en el espacio y el tiempo -en ocasiones hasta meses y en otras simplemente volviendo unos segundos atrás-, apariciones de científicos de renombre avalando lo que sucede y buen sentido del humor.
Esto permite que ‘Las leyes de la termodinámica’ tenga un inicio dinámico en el que incluso se plantea el uso del montaje paralelo dividiendo la pantalla, dando un giro simpático a lo que no deja de ser una escena de ruptura planteada de forma común. Ese efecto sorpresa ayuda a que nuestra predisposición a entrar en lo que sucede sea mayor, incluso aunque de entrada nos puedan chocar esos momentos ajenos a la narrativa de la película y que parecen más propios de un documental de divulgación científica.
No obstante, Gil consigue que eso aporte una capa extra a las vivencias de Manel, interpretado de forma impecable por Vito Sanz. Ya de por sí sorprende la elección de un actor de escaso recorrido en la gran pantalla y al que algunos quizá recuerden por haber dado vida al mejor amigo de Javier Gutiérrez en ‘Vergüenza’. Encaja a la perfección en la forma de ser de Manel, un doctorando obsesionado con las leyes de la termodinámica y que las aplica a todo en su vida, quitándole así el encanto del misterio.
‘Las leyes de la termodinámica’ va de más a menos
Hasta cierto punto lo que permite sobresalir a la película durante sus primeros minutos es lo que acaba por jugar en su contra a medida que avanza el metraje. Como era de esperar, Gil reincide en todo momento por su apuesta estilística y aún consigue darnos instantes divertidos con todo más avanzado -pienso por ejemplo en los apuntes sobre la caída del bus-, pero lo cierto es que acaba volviéndose un tanto redundante y va cansando progresivamente al espectador.
Ahí es donde gana importancia el hecho de que se da mucha menos importancia al resto de personajes respecto al de Manel, algo comprensible en el caso de la subtrama romántica dedicada a unos correctos Chino Darín y Vicky Luengo, pero que desluce un tanto otros casos como los de Berta Vázquez e Irene Escolar. Ambas actrices demuestran que podían haber aportado bastante más y simplemente no tienen la ocasión de hacerlo.
Es cierto que ‘Las leyes de la termodinámica’ está planteada de tal forma que todo depende del descubrimiento de su protagonista de hasta qué punto son o no acertadas sus teorías en el caso del amor y es ahí por donde la película va volviéndose más convencional. De esta forma pierde el encanto con el que nos había conquistado de entrada y hasta casi se podría decir hasta que está alargando la agonía tanto del personaje como de la propia película. Lo poco gusta y lo mucho cansa.
En definitiva, ‘Las leyes de la termodinámica’ va de más a menos y lo que empieza siendo una comedia romántica refrescante que te atrapa rápidamente luego va desgastándose hasta llegar al punto que quizá sea injusto decir que se convierte en una más, pero sí que se siente como tal y eso acaba por volverse en su contra. Con todo, sigue siendo disfrutable pese a que pudo ver muy divertida y se queda en para pasar el rato.
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‘Las leyes de la termodinámica’: un planteamiento fresco y divertido que termina saturando
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Espinof
por
Mikel Zorrilla
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