6 de cada 10 links que se comparten en Twitter son publicados por un bot
Los últimos escándalos en las redes sociales y los últimos problemas relacionados sobre cómo se compartía información en ellas y cómo y a quién llegaba (así como el impacto que tienen en sus decisiones) han hecho que cada vez la sociedad sea más crítica con lo que ocurre en las redes sociales. Y, en alguna de ellas, esta crítica se suma a la anterior de cuántos usuarios son los que son realmente humanos.
En el caso de Twitter, la cuestión ha sido una de las habituales desde que la red social llegó al mercado. La gran cuestión es saber cuántos usuarios son realmente personas y no bots y qué impacto tienen en cómo y qué se comparte en términos de información.
Esa es la pregunta que intenta resolver el último estudio del muy influyente Pew Research Center. ¿Cuántos de los links que se comparten en Twitter no son en realidad compartidos por seres humanos? El estudio de se ha centrado en analizar lo que ocurría con links que apuntaban a 2.315 de las webs más populares y procesó unos 1,2 millones de tuits. Todos estos tuits estaban publicados en inglés y se habían lanzado durante un período de seis semanas durante el verano de 2017.
Los resultados son bastante abrumadores. El peso de los bots entre los contenidos que se distribuyen en la red social es muy elevado. El 66% de todos los compartidos de links que llevan a las webs más populares han sido, de hecho, realizados por un bot. El poder de las cuentas automáticas en el total de los contenidos compartidos en los resultados que logran las webs más populares cambia, además, según el propio entorno en el que se mueven.
El 66% de los links de noticias, compartidos por un bot
Los contenidos de noticias y actualidad igualan la media y el 66% de los links de ese tipo de contenidos son compartidos por bots. La cifra varía, aun así, dentro de la propia actualidad. Según los datos del estudio, si los links apuntan a sitios de agregadores muy populares el porcentaje que son compartidos por bots es mayor. Son un 89%.
Los contenidos para adultos son los que se posicionan más por encima de la media y un 90% de esos contenidos son compartidos por bots. Le siguen los deportes (76%) y los productos comerciales (73). Por debajo de la media están los contenidos sobre famosos (62%), grupos y organizaciones (53%) y los propios compartidos de Twitter.com (50%).
Cómo impacta en la conversación
El estudio, sin embargo, no encontró un sesgo ideológico en el trabajo de los bots. Como apuntan en las conclusiones, «el estudio no encuentra evidencias de que las cuentas automatizadas tengan en la actualidad un sesgo político liberal o conservador en su comportamiento general de compartir links». Por tanto, los links no se inclinan ni hacia la izquierda ni hacia la derecha (los términos políticos deben leerse en el contexto estadounidenses). Los bots comparten entre un 57 a un 66% a noticias y eventos de actualidad con audiencias de centro o de ideologías mixtas.
Esto no debe sin embargo hacer pensar que los bots no pueden tener un impacto en la conversación o no pueden influir en lo que importa y lo que no. De hecho, solo hay que coger otro dato del mismo estudio para verlo. Que una noticia se pueda convertir en tema del día sí puede estar muy vinculada con lo que hacen. Según los datos del estudio, el trabajo de un número pequeño de bots es el que resulta responsable de una parte muy significativa del total de compartidos de los medios más destacados.
Las 500 cuentas más activas que son bots suponen el 22% de todos los links que se comparten de noticias y eventos populares del momento. Las 500 cuentas más activas humanas, en comparación, solo son el 6% de esos links.
Los bots no necesariamente son malos
Eso sí, de forma paralela hay que recordar que no todos los bots son necesariamente malos. Los bots son simplemente fuentes automatizadas de información. Cuentas muy populares, como las que recomiendan normas gramaticales o las que comparten noticias de última hora, son en realidad perfiles automatizados.
Lo peligroso es cuando los receptores de la información no saben realmente que tienen frente a ellos un bot y cuando ese bot intenta parecer humano.