Fotografías desclasificadas muestran los efectos de las últimas pruebas nucleares atmosféricas de EE.UU.
El año era 1962. Estados Unidos se encontraba en plena Guerra Fría, había iniciado sanciones económicas contra Cuba, y su Project Mercury colocaba a John Glenn en órbita. Sin embargo, a mediados de ese año en el remoto Atolón Johnston llevó a cabo la Operación Fishbowl, una serie de pruebas nucleares atmosféricas a gran altitud, las últimas de su tipo antes de firmar el Tratado de Prohibición de Ensayos. Un importante número de imágenes sobre esas pruebas han sido desclasificadas, y hoy podemos disfrutar de ellas sin restricciones.
La Guerra Fría vivía uno de sus momentos más calientes. La Invasión de la Bahía de Cochinos en abril de 1961 no hizo otra cosa que amplificar la crisis. Cuatro meses más tarde, la Unión Soviética anunció el fin de su moratoria en las pruebas nucleares tras una pausa de tres años. Estados Unidos debió organizar rápidamente una serie de ensayos como respuesta directa al cambio en la política soviética, lo que llevó a Operación Fishbowl, bajo el ala de la Operación Dominic. El plan original era que todas las pruebas de Fishbowl fueran terminadas durante la primera mitad de 1962, pero nada sucedió hasta junio de ese año. La naturaleza atmosférica de las pruebas demandó varios ajustes, y se escogió al Atolón Johnston con el objetivo de proteger a los residentes de Hawái. Las cosas no empezaron bien para Fishbowl. La prueba inicial fue Bluegill, lanzada el 2 de junio de 1962 y abortada por seguridad (el radar perdió al misil) a los pocos minutos. 17 días después llegó el turno de Starfish, que terminó aún peor: El misil comenzó a desintegrarse a los 59 segundos de vuelo, y se dio la orden de abortar. Esto esparció cientos de partes en el océano y el atolón, algunas de ellas contaminadas con plutonio.
Finalmente, el 9 de julio de 1962, Starfish Prime iluminó el cielo. La bomba de 1.4 megatones detonó a 400 kilómetros de altitud en trayectoria descendente, a los 13 minutos de su lanzamiento. Su pulso electromagnético fue tan grande que causó daños en Hawái a pesar de todo, y la creación de un cinturón de radiación artificial dañó varios satélites en los meses siguientes, incluyendo al Telstar I, el británico Ariel 1, y el soviético Cosmos V. El 25 de julio, Fishbowl conoció el fracaso otra vez con Bluegill Prime, cuyo misil se incendió en la plataforma, y su detonación «controlada» cubrió el área con material contaminado. En este punto, los responsables de Fishbowl decidieron pausar las pruebas y reevaluar su situación. El lanzamiento Urraca se canceló para evitar más daños a los satélites, se iniciaron las tareas de limpieza y se construyó una segunda plataforma. Casi tres meses después, Fishbowl fue reactivado.
Su segunda parte se abrió con un nuevo fallo. Bluegill Double Prime perdió el control a los 85 segundos de vuelo, y se ordenó su autodestrucción. El resto de las pruebas fueron todas exitosas. Checkmate detonó el 20 de octubre a una altitud de 147 kilómetros, con un rendimiento inferior a 20 kilotones. El 26 del mismo mes, Bluegill Triple Prime quebró su maldición a 48 kilómetros de altitud, desplegando un rendimiento reportado de 400 kilotones. Kingfish hizo lo suyo el 1 de noviembre a 96.3 kilómetros y 400 kilotones, y el cierre definitivo de Fishbowl quedó a cargo de Tightrope. Una vez más, el rendimiento no superó los 20 kilotones, sin embargo, esa «pequeña» detonación fue suficiente para convertirse en la última prueba nuclear atmosférica de los Estados Unidos. Luego llegaría el Tratado de Prohibición y la aceleración de los ensayos subterráneos… pero esa, es otra historia.
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