8 consejos que no puedes ignorar para que tus campañas de email marketing tengan éxito
El peor correo electrónico de marketing es aquel que ni siquiera llega a su destinatario. Tener una alta tasa de entrega es fundamental, pero muchas veces, los destinatarios rechazan los emails sin motivo aparente, y en el peor de los casos, terminas dentro de una lista negra, que hace que tus futuros emails no sean entregados. Veamos qué se puede hacer:
Los rebotes son correos que no llegan al destinatario por varias razones. Existen diferentes tipos: los rebotes suaves son errores temporales, como una bandeja de entrada llena, o un servidor sobrecargado. Los rebotes duros, son errores permanentes, como direcciones de correo inexistentes, y más vale que no los ignores, ya que éstos son el quid de la cuestión.
Para saber si estamos lidiando con un rebote duro o suave, debemos fijarnos en el Código de Estado (Status Code) que el servidor de correo del destinatario envía al remitente. Si empieza con un 4, se trata de un rebote suave, mientras que si comienza con 5, es un rebote duro y permanente. Si este error se debiera a un problema técnico, es posible que finalmente se solucione, y que la dirección de correo vuelva a estar disponible en poco tiempo.
Cualquiera que piense que los rebotes duros se pueden «simplemente ignorar», caen en una trampa peligrosa: Muchos proveedores de servicios de Internet (ISP) y fabricantes de filtros de spam advierten a sus remitentes sobre la «tasa de rebote», la cual mide la proporción de mensajes que son rechazados por rebote duro de un remitente. Si esa tasa es demasiado alta, se sospecha que el remitente está trabajando de forma sospechosa, sin realizar mantenimiento a sus listas de correo e incluso envía correo no deseado. En el peor de los casos, el emisor acaba completamente bloqueado por el proveedor, por lo que te recomendamos lo siguiente:
- Mantén tus listas de correo limpias y elimina las direcciones que produzcan rebotes duros inmediatamente, y si puedes, hazlo de forma automática. Al tercer rebote duro, esa dirección de correo debe desaparecer de tu lista de contactos para siempre.
- Si no estás seguro de si una dirección produce rebotes suaves o duros, elimina esa dirección.
- Asegúrate de que tu tasa de rebote duro nunca supere el 1%.
- Utiliza el procedimiento double opt-in para añadir nuevos destinatarios a tu lista.
Supongamos que siempre mantienes las listas limpias y eliminas los rebotes duros tan rápido como ocurren. ¿Crees ahora que estás en el lado seguro? Pues no. Todavía tienes que lidiar con las spam-traps. Se trata de direcciones de correo utilizadas por, entre otros casos, los ISP y los operadores de listas negras para identificar posibles spammers. Existen dos tipos de spam-traps, las recicladas y prístinas. Las spam-traps recicladas son direcciones de correo que en algún momento pertenecieron a personas reales y las cerraron. Entre 6-12 meses después de su desactivación, dicha dirección se puede reactivar como spam-trap. Como estas direcciones no han recibido emails en un periodo de tiempo largo, los ISP y operadores de listas negras, asumen que los remitentes que envían correos a estas direcciones, no mantienen sus listas de correos de forma apropiada, por ejemplo, no gestionan los rebotes duros, y añaden a estos remitentes a las listas negras.
Las spam-traps prístinas, son direcciones de correo que se cuelgan en la web de forma oculta para que un usuario real no las vea, pero sí son recolectadas por programas de extracción de emails que escanean la web para recopilar direcciones de emails. Estas direcciones son muy a menudo vendidas para campañas de emailing, pero tienen una alta tasa de rebotes y spam-traps, y por lo tanto si las usas es mucho más fácil acabar en una lista negra. Una vez allí, es muy difícil ser borrado… por lo que ¿qué puedes hacer tú como emisor, para no entrar en una lista negra? Te recomendamos lo siguiente, para al menos, minimizar el riesgo:
- Ni se te ocurra comprar o alquilar direcciones de correo electrónico. Es una mala idea, y desde mayo de 2018, prácticamente ilegal, si nos fijamos en el nuevo RGPD. Estas prácticas afectarán tu entregabilidad y te arriesgas a que te incluyan en listas negras ya que estarás enviado correo a direcciones que no lo desean.
- Olvídate de volver a contactar direcciones con rebotes duros. Lo mejor es que elimines esas direcciones lo antes posible. Esas direcciones podrán volver a activarse como spam-traps después de un tiempo, y hacer que aparezcas en una lista negra. Una tasa de rebote demasiado alta te hará parecer un spammer, y los ISP podrían decidir dejar de aceptar tus correos.
- Cuidado con los correos electrónicos sin respuesta. También deberías tener cuidado con las direcciones de correo que no te han contestado durante mucho tiempo. En el peor de los casos, no hay verdadero receptor, sino spam-traps. También se puede tratar de contactos que borran tus correos sin leer, o directamente los hayan movido a la carpeta de correo no deseado. En ambos casos, tu reputación sufre. Esto ocurre mucho con los newsletters de bienes de consumo.
- Comunícate regularmente. Las direcciones de correo a las que no escribes durante más de 6 meses pueden haberse convertido en una spam-trap sin que te hayas dado cuenta ya que no has detectado ningún rebote duro.
Como extra, también deberías sopesar la posibilidad de unirte a algún proyecto de listas blancas, como la Certified Senders Alliance, una iniciativa alemana fundada por eco e.V. (una asociación de e-commerce) en cooperación con la Asociación de Márketing y Diálogo alemana.
Esta iniciativa ofrece a todos sus miembros una tasa de rebote duro inferior al uno por ciento en sus campañas de emails. Para entrar en esta lista blanca, también se deben cumplir varios requisitos, como por ejemplo, que los destinatarios de tus campañas se hayan inscrito mediante el procedimiento de Double-Opt-in, una práctica que en los últimos tiempos con la publicación del Reglamento General de Protección de Datos europeo se ha convertido en un ‘must’ para realizar unas campañas de correo de forma segura sin arriesgarte a tener problemas legales.