Netflix lleva ya más de un año intentando hacerse un hueco entre los amantes del séptimo arte con sus películas exclusivas. Sin embargo, sus esfuerzos están muy lejos de dar los frutos con tanda rapidez como con las series de televisión, donde fue poco menos que un triunfo a la primera gracias a ‘House of Cards’ y ‘Orange is the New Black’, mientras que las cintas con Adam Sandler sigue siendo su mayor fuente de alegrías hasta ahora.
Eso podría y debería cambiar en 2017, año en el que van a llegar una serie de títulos muy llamativos. El primero de ello es ‘Ya no me siento a gusto en este mundo’ (‘I Don´t Feel at Home in This World Anymore’), la triunfadora del último Festival de Sundance que Netflix estrenó ayer 24 de febrero. Avalada por las grandes críticas, se trata de un imprevisible cruce entre comedia y thriller que abraza el absurdo de la mejor forma posible.
Una propuesta excéntrica pero realista
Resulta sencillo acordarse de ‘Un día de furia’ (‘Falling Down’) al leer la premisa de ‘Ya no me siento a gusto en este mundo’, ya que trata de una treintañera que no pasa por su mejor momento y que encima sufre un robo en su casa, por lo que decide pasar a la acción tras la inoperancia mostrada por la policía. Era lógico esperar una posible caída a los infiernos que diera pie a que se vengara por lo sucedido, pero aquí se apuesta por algo diferente.
Escrita y dirigida por Macon Blair, quizá lo más adecuado sea recordar que él era el protagonista de la notable ‘Blue Ruin’, en la cual daba vida a un hombre que llevaba a cabo una peculiar venganza tras descubrir que el asesino de sus padres había sido puesto en libertad. En la cinta de Jeremy Saulnier ya se percibía un tratamiento de la normalidad bastante sugerente a través de un clima ligeramente enrarecido que en parte recuerda a la cinta que nos ocupa.
Sin embargo, ‘Ya no me siento a gusto en este mundo’ prefiere potenciar el toque cómico para el relato criminal que nos cuenta, centrándose en la particular odisea de su protagonista en lugar de jugar con el posible misterio alrededor de sus acciones. Por ello, Blair crea a una mujer que ha sido educada para seguir unas reglas y que simplemente está cansada de que el resto pase de ellas y se comporten como auténticos gilipollas.
Personajes con muchas virtudes y alguna pega
Es ahí donde gana importancia lo que aporta Melanie Lynskey -la co-protagonista de ‘Criaturas celestiales’ (‘Heavenly Creatures’) que no ha tenido tanta suerte en su carrera como Kate Winslet-, pues su Ruth es un personaje que ha de saber cómo mostrar su indignación de una forma que entendamos hasta el punto de asimilar como normal varias de sus reacciones, algunas bastante disparatadas si nos fijamos en ellas de forma aislada.
Como decía, Lynskey es clave para que el tono de ‘Ya no me siento a gusto en este mundo’ funcione, pero no hay que olvidar a sus compañeros de reparto, en especial a un divertido Elijah Wood cuya carrera no deja de darnos sorpresas. Aquí ayuda a potenciar de forma directa esa comicidad absurda que mencionaba antes, dando de paso más credibilidad a la propia protagonista al recordarnos que ella no deja de ser una simple ciudadana que ha dicho basta.
Además, esa convicción personal le permite entrar en lugares que ayudan a que la película también funcione como retrato de la capa baja de la sociedad norteamericana, empezando por ella, de clase trabajadora, y pasando por una serie de maleantes de lo más peculiar. Eso permite a Blair dar una serie de matices turbios a esa excéntrica realidad que está retratando que es lo que me hizo acordarme también de esa conexión que mencionaba con ‘Blue Ruin’.
La principal pega es que algunos personajes funcionan más por los esfuerzos de los actores y lo llamativo de algunas situaciones que por el hecho de que Blair les haya dado la cancha necesaria para ser algo más que otros elementos que llaman la atención en el escenario planteado. De esta forma ‘Ya no me siento a gusto en este mundo’ consigue su objetivo en términos generales, pero hay determinadas escenas que podrían haber ido más allá de haberse prestado atención a este detalle.
‘Ya no me siento a gusto en este mundo’, con estilo propio
Tampoco me gustaría olvidarme de su tratamiento de la violencia, gráfica y en consonancia con el tono que domina en todo momento la función. Su predisposición hacia el humor negro -a veces verbal pero otras físico- puede llevar a buscar comparaciones con el cine de Quentin Tarantino o de los hermanos Coen, pero aquí creo que Blair consigue un estilo propio con unos personajes quizá tan excéntricos como las de los cineastas mencionados, pero dando la sensación de estar más en nuestro mundo en lugar de en un universo propio.
En definitiva, ‘Ya no me siento a gusto en este mundo’ es una película muy interesante que combina diversión retorcida con un jugoso subtexto alrededor de esa capa más baja de la sociedad norteamericana. Es cierto que no llega a ser una gran película, pero sería una pena dejarla de lado por esa tendencia a pensar que el cine de Netflix no merece demasiado la pena. Esta es una de las ocasiones en las que sí.