Cosina ha cumplido en esta CP+ 2017, y ha mostrado las primeras unidades finales de sus últimas ópticas para la familia Sony A7, entre las que encontramos el Voigtländer Macro APO-Lanthar 65 mm f/2 Aspherical, el objetivo macro más luminoso que podemos disponer para montura E, y con el que hemos podido hacer una toma de contacto con muestras a resolución nativa.
Se trata, de hecho, de la misma óptica que ya pudimos tocar durante la pasada Photokina 2016, y de la que ya realizamos una primera toma de contacto con una de las unidades de preproducción disponibles. En los meses transcurridos desde entonces, Cosina ha mejorado su aspecto exterior y pulido otros aspectos para ofrecernos ahora una versión final totalmente funcional.
Las tres pequeñas líneas tricolor –otrora circunferencias concéntricas– propias de la marca nos indican que estamos delante de una óptica apocromática, tal como su nombre indica –APO–. Gracias a su distancia mínima de enfoque de 31 cm, este objetivo macro es capaz de alcanzar un factor de reproducción de 1:2.
Para alcanzar este factor de escala, el barrilete de la óptica se extiende notablemente, tal como podemos apreciar en las imágenes de más arriba. No obstante, de momento habrá que conformarse con esta ampliación 1:2, pues según nos informan en el estand de Cosina/Voigtländer no existe –de momento– ningún tubo de extensión dedicado que permita llegar al factor 1:1.
Por otro lado, la lente posterior se desplaza de forma considerable también al extender el objetivo, cuando buscamos este factor de reproducción máximo. Un aspecto a tener en cuenta puesto que se bombeará aire hacía el interior y el sensor de la cámara.
El nuevo APO-Lanthar Macro 65 mm f/2 incorpora contactos electrónicos que permiten transmitir datos EXIF a la cámara, algo cada vez más común en los objetivos de Voigtländer –pero no tanto años atrás–.
Su diafragma está conformado por nada menos que 10 palas, aunque, tal como podemos apreciar en la imagen posterior, no son particularmente redondeadas. Esto tendrá consecuencias en el bokeh, tal como veremos más adelante en las tomas de prueba.
El anillo de valores de abertura de diafragma es de muy buena factura, y permite su ajuste por pasos –clics– de 1/3 de EV. No obstante, en este caso no hay existe la posibilidad de conmutar a un modo de ajuste continuo, como ocurre con el Voigtländer Nokton 40 mm f/2 Aspherical.
El anillo de enfoque, de generosas dimensiones, es muy cómodo, además de firme y preciso en su uso, algo de suma importancia en un objetivo de enfoque manual. No obstante, montado en una Sony A7R que nos ceden para la prueba, no dudamos en activar el focus peaking, sobre todo cuando trabajamos en tomas macro, donde el ajuste del foco es primordial.
Gracias a su focal de 65 mm –más cómoda que la de otros 50 mm para trabajar en macro– es también posible acercarse a la fotografía de retrato.
Muestras
A continuación, ofrecemos unas cuantas muestras a resolución nativa tomadas con el Voigtländer Macro APO-Lanthar 65 mm f/2 Aspherical montando sobre una Sony A7R.
Empezamos con algunas muestras tomadas a la distancia mínima de enfoque para obtener la mayor escala de reproducción macro, de 1:2.
En ambos casos una excelente capacidad de aproximación, junto con un bello bokeh.
El enfoque a plena abertura es crítico, sobre todo a pulso, pero el focus peaking ayuda siempre que sepamos “leer” sus indicaciones, lo que no siempre es el caso. A f/4, entramos en una “zona de confort” mayor, conservando todavía un muy buen bokeh.
A pesar del elevado número de palas del diafragma, la forma de la abertura no es totalmente redondeada. Quizá en Cosina/Voigtländer quede espacio para trabajar un poco más la forma de cada pala.
Tal como constatamos en la anterior imagen, a la plena apertura de f/2, parece ser que hay ciertas aberraciones de coma, esfericidad, etc., sin corregir –ver puntos de luz fuera de foco–. Evidentemente, si decidimos hacer retratos en primer plano, tendremos que acertar con el enfoque en los ojos, como es el caso, ya que la profundidad de campo es muy reducida. Y no olvidemos que estamos hablando de enfoque manual…
A pesar de lo comprometido de la situación –con las propias luces dentro del encuadre– los halos y aberraciones cromáticas son mínimas… se deja ver el carácter apocromático del objetivo.
La perspectiva ofrecida por la focal de 65 mm sobre el sensor clásico de 24×36 mm no deja de ser interesante. Además de macro, este objetivo se presta a la fotografía de retrato ambiental.