La idea de un smartphone Android abandonado en un oscuro cajón es cada vez más frecuente. Si se trata de un modelo demasiado viejo o su reparación no vale la pena, lo más probable es que quede ahí, esperando a una segunda oportunidad que tal vez no llegue nunca. Sin embargo, muchos entusiastas del hardware están explorando usos alternativos para esos smartphones, y uno de ellos es el de servidor Debian.
Los mejores proyectos de hardware pueden comenzar con un accidente. Una pantalla rota, botones que dejan de funcionar, errores en el firmware, la lista sigue. Los fabricantes arrojan la toalla con una velocidad escalofriante al brindar soporte, pero si los espíritus del hacking nos ayudan, puede que haya un poco de información adicional en la Web. Tomemos el ejemplo de los smartphones Android. Se supone que el sistema operativo es abierto, pero los OEM se encargan de modificar las imágenes a un punto tal que se convierten en algo exclusivo para cada modelo. Como si eso fuera poco, los detalles sobre los componentes tienden a ser escasos. Aún con estas dificultades, hay entusiastas allá afuera muy interesados en reutilizar smartphones y tablets, lo que nos lleva al blog de Pete Scargill y sus esfuerzos para crear un servidor Debian.
Todo comenzó con un teléfono Oukitel K10000 que recibió de un amigo con la pantalla rota. El primer paso fue habilitar el acceso root en el dispositivo a través de kingroot.net, y luego descargó una aplicación de la Play Store llamada Linux Deploy, cuya documentación se encuentra en ruso. Scargill recomienda un smartphone con 16 GB de almacenamiento interno, aunque técnicamente es posible experimentar con unidades de 8 GB (quedarán menos de 2 GB disponibles). Dentro de la app hay un repositorio con una copia de Debian 8 para ARM, y después de algunos ajustes (sin mencionar una larga espera durante su instalación), debería quedar todo listo para acceder al smartphone vía WinSCP o similar.
Una de las cosas que instaló Scargill fue Node-Red, y para ello utilizó un script originalmente preparado con el Raspberry Pi en mente. De hecho, su proyecto mantiene cierta relación con el mini ordenador (el usuario en Debian es «pi»), pero al final del día es una bestia muy diferente. El K10000 tiene 2 GB de RAM, y una batería de 10.000 mAh que en esencia funciona como UPS. Otros dispositivos que formaron parte de la prueba son el Xiaomi Redmi 3, el OnePlus One, y la edición 2012 de la tablet Nexus 7.
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