Hay sagas cinematográficas por las que no pasa el tiempo, o por las que por mucho que pase mantienen el fenómeno fan hasta hacerse realidad aunque se trate de un universo totalmente fantástico (en los dos sentidos de la palabra). Si eres fan de Star Wars probablemente tengas algo de merchandising, quizás camisetas o alguna réplica, pero hay quien no se conforma con eso y con mucha dedicación e ingenio logra materializar naves y elementos de Star Wars.
Hablamos de ir algo más allá de los cosplay (que los hay realmente impresionantes) o de réplicas a escala. Pese a situarse en una galaxia muy, muy lejana, las películas muestran elementos que nos gustan tanto que tocan nuestra parte racional hasta el punto de llegar a plantearnos cómo materializarlos. Un sable láser, un X-Wing o incluso pensar en construir una Estrella de la Muerte, nada es demasiado para el verdadero e ingenioso fan de la saga.
X-Wing: un caza de andar por casa
Los X-Wing son naves caza cuyo nombre viene dado por la forma y colocación respectiva de sus cuatro alas (formando una «x» en cuyo nexo está el cuerpo de la nave, en perpendicular). Aunque fueron naves originarias del Imperio Galáctico, posteriormente pertenecieron a la Alianza Rebelde, cuando los ingenieros desertaron y se incorporaron a este bando (llevándose diseños, planos y demás).
Las alas son a su vez el soporte para los cuatro cañones láser, y aunque puedan parecer naves sencillas Luke Skywalker colaboró en la destrucción de una Estrella de la Muerte (de la cual hablaremos a continuación) subido a uno de éstos. Viendo cómo vuelan en las películas es bastante difícil imaginar uno en la realidad, pero la imaginación humana tiene también muchas alas y no es fácil cortarlas.
Empezando por lo básico, hace un tiempo a alguien se le ocurrió replicar un X-Wing, concretamente el que pilotaba Poe Dameron en ‘Star Wars VII: El despertar de la Fuerza’. La idea la tuvo James Benini, o mejor dicho el amigo que se lo propuso en forma de reto, para el cual se tenía que cumplir que fuese suficientemente grande y resistente para que un adulto se montase, que fuese fácil de transportar, de bajo coste y estar completo en cinco meses.
Benini aceptó el desafío y montó un X-Wing algo más pequeño que uno original, el cual según la ficha mide 12,5 metros de longitud, debido al espacio del que disponía. Empezó calculando las medidas para que fuese a escala exacta y cupiese una persona dentro (que finalmente sería un niño) y logró construir una nave con cartón, madera, Sonotubes, fibra de vidrio y poliestireno extruído, pero eso sí: estático.
¿Podría volar ese X-Wing o algún otro? Internet es maravillosa y esta pregunta probablemente se formule desde el momento en que se vieron estas naves en las películas. Según el razonamiento de Jamie Gull, ex-ingeniero de SpaceX, el diseño no es demasiado aerodinámico dado que las intersecciones en el fuselaje ocasionarían mayor resistencia (rozamiento), además de que los cañones en las puntas de las alas harían flaco favor, concluyendo que con una serie de modificaciones podría realizar vuelos lentos con una buena propulsión.
Así que de momento no tenemos un X-Wing totalmente funcional. Para ver una nave de este tipo volando nos tendremos que conformar con un X-Wing en miniatura en formato dron, concretamente éste Incom T-70 X-Wing de Oliver C, quien ya acumula varias creaciones de Star Wars como esta Estrella de la Muerte voladora.
El Halcón Milenario: pensando a lo grande
Una de las naves más representativas (y puede que entrañable) de las películas es el Halcón Milenario, propiedad en gran parte de la historia de Han Solo y un elemento clave en la Alianza Rebelde para destruir las Estrellas de la Muerte (junto a los X-Wing). Es una nave tipo carguero con un diseño de platillo extendido y según la ficha mide 34,75 metros de longitud, por lo que reproducirlo a tamaño real y lograr que vuele resulta demasiado fantástico incluso para el empeño del ser humano.
Pero eso no significa que no haya intentos de materializar al menos parte de esta emblemática nave, siendo uno de ellos una réplica a tamaño real de la cabina de mandos al máximo nivel de detalle. Podéis seguir el proyecto en su página de Facebook, donde van subiendo fotos a medida que avanzan en la elaboración y montaje de las piezas, incluyendo algunos diseños 3D de las estructuras. Como vemos, recurren a la madera para muchos elementos aunque combinan distintos materiales (y se lo pasan bastante bien, que es lo importante en estas cosas).
Os recordamos un poco los interiores del Halcón Milenario original, y ponemos algunas de las fotos en las que se ve la estructura y parte del resultado de la réplica a tamaño real.
No uno, sino cientos de R2-D2
Los astromech son unos droides que logran conquistar sin expresarse siquiera en un lenguaje que entendamos. C-3PO fue el encargado de hacernos entender lo que decía R2-D2, un pequeño y aparentemente sencillo robot que tiene hordas de fans, y los más creativos se han reunido en el R2-D2 Builders Club desde 1999 creando un entorno en el que los que más desentonan son los seres humanos.
Los miembros de este club comparten su pasión y experiencias a la hora de crear robots a imagen y semejanza de estos astromechs, dotándolos de circuitos para que se desplacen y reproduzcan su peculiar lenguaje de pitidos. Como explica uno de sus miembros aquí, las partes necesarias no siempre existen y toca fabricarlas, para lo cual siempre hay otros miembros que pueden aportar su conocimiento y experiencia.
Suele partirse de aluminio, madera, poliestireno, resina, fibra de vidrio y partes impresas en 3D integrando un microcontrolador (Arduino) para la electrónica.
Ok, the real first baby steps for our R2-D2. Now with 100% more Keri squeeing! #lifewithR2D2 pic.twitter.com/0ZYfsjlFbo
— Keri Bean (@PlanetaryKeri) 27 de abril de 2017
La Estrella de la Muerte: esto son palabras demasiado mayores
El Lado Oscuro es tan sombrío como seductor y también tiene naves, estructuras y roles muy representativos. Uno de los propósitos del Imperio era crear una estructura tan destructora que fuese capaz de eliminar planetas enteros, un «arma definitiva», y de ese germen nacieron las estaciones espaciales móviles llamadas Estrella de la Muerte, capaces de disparar un láser tan potente como para conseguir acabar con astros enteros.
Como buenos seres humanos (y fans de la saga) nosotros ya nos lo preguntamos hace un tiempo: ¿sería posible construir una fortaleza así teniendo sus codiciados planos? Un objetivo muy complejo partiendo sólo del dato del tamaño, con un total de 120 kilómetros de diámetro, ni más ni menos.
En este caso querer no es poder, y según explicaba el ingeniero Martin Archer en aquel artículo, aunque contásemos con el material necesario para construirla (el acero que se hubiese obtenido con un universo 182 veces más viejo que el actual) todo son problemas a la hora de materializarla, a diferencia del planteamiento del X-Wing que se medio-solucionaba con arreglos en el diseño.
Precisamente la forma esférica sería una de las dificultades, dado que aunque se crease gravedad artificial con el giro (necesitaría girar una vez cada 3,5 minutos, que no es descabellado) no podría mantenerse en todos los puntos de la esfera. La cuestión energética sería compleja también, dado que aún recubriendo la esfera de paneles solares 100% eficientes habría suficiente, y si optasemos por la fusión nuclear (de tener la tecnología) necesitaríamos un campo magnético un millón de veces más grande que los creados hasta el momento.
Un sable láser: un must para todo buen Jedi
Ya hemos visto con la Estrella de la Muerte que la imaginación y las ganas no lo son todo cuando se trata de materializar elementos de una galaxia ficticia, pero podemos no pensar tan a lo grande e irnos a uno de los elementos más representativos de las películas: el sable láser. No se trata de una nave o un entorno, pero este arma Jedi (o no) nos ha maravillado por las coreografías de combate y la versatilidad que en pantalla muestra tener.
En realidad en su momento también pensamos en si las leyes de la física permitirían crear un sable láser en la actualidad (bueno, en realidad nos cuestionamos su letalidad), y de nuevo fue el ingeniero Martin Archer el que analizó este ficticio elemento desde una visión realista. Lo primero es el matiz de que al parecer no se trata de un sable de láser, sino de plasma (en Physics.org recuerdan que de ser de láser el haz sería infinito), el cual puede brillar en tonos según la temperatura (azul a altas temperaturas y rojos a bajas) o a través de corrientes eléctricas (dependiendo el color de la composición del plasma).
Así, como cuando hablamos de la posibilidad de hacer realidad el arma de los Cazafantasmas, de momento no es posible reducir a las dimensiones que deseamos el mecanismo que haría funcionar las pistolas de protones o, en el caso que nos ocupa, el sable plasma láser. Según Archer un sable láser es factible desde un punto de vista físico, pero el poder necesario para crearlo sería inmenso y la ciencia en la actualidad aún está lejos de hacerlo posible.
Otro aspecto que habría que resolver es el fenómeno de la reconexión magnética, un proceso fundamental del plasma que puede darse si dos plasmas distintos chocan, modificándose la configuración magnética y produciendo gran cantidad de energía (y cuando en ciencia se habla de producción grande de energía eso suele traducirse en boom). Teniendo en cuenta que un combate con sable láser se fundamenta en chocarlo repetidas veces, la reconexión magnética provocaría que ambos sables explotaran, y no habría nunca un ganador (ni un superviviente).
Pero, ¿cómo de fuerte es la Fuerza?
Ha sido gracioso recordar aquel post de Archer que acababa con la pregunta retórica de quién sabe cómo funciona la Fuerza, porque recientemente alguien la ha intentado calcular. Ése alguien es Rhett Allain, profesor asociado de física en la Universidad del Sudeste de Lousiana, que para celebrar el Día de Star Wars (el 4 de mayo, May The 4th Be With You) decidió calcular la potencia de la Fuerza, en este caso la que ejerce Darth Vader.
Para ello se basó en la escena de ‘Rogue One: Una historia de Star Wars’ en la que Vader se enfrenta a una tropa de rebeldes y usa la Fuerza para mantener a uno en el techo (hasta que acaba con él con el sable láser). Partió de la altura aproximada del rebelde (dato que no se conoce, por lo que optó por la altura media para un hombre, 1,75 metros) para obtener la escala aproximada de la escena, calculando así la posición del pobre rebelde en función del tiempo para determinar la velocidad a la que asciende (3,3 metros/segundo) y la altura (hacia 1,5 metros), todo en un transcurso de 0,46 segundos.
Suponiendo la masa del rebelde (tirando de medias de nuevo, unos 70 kilogramos) y tomando como referencia que esto se filmó en la Tierra, con su gravedad (9,8 Newtons/kilogramo), Allain calcula un trabajo de 1.410 Julios, que con un tiempo de 0,46 segundos equivale a una potencia de 3.065 vatios, es decir, ésa sería la potencia de la Fuerza.
Así, la espera de ver cómo queda una vez terminado el proyecto de la cabina de mandos del Halcón Milenario a tamaño real, probablemente vemos más de estos divertidos proyectos que implican su tiempo de cálculo y conocimientos de ingeniería (en la mayoría de los casos) para llevarlos a cabo (de ser posible). El resto de mortales nos conformaremos con esperar a los estrenos que aún quedan de esta saga histórica de la que aún nos queda mucho por saber y ver. Que la Fuerza os acompañe.
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Una ‘Star Wars’ muy real: cuando la Fuerza te acompaña hasta construir cazas o pensar en la física del sable láser
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Xataka
por
Anna Martí
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