A mediados de 2018, Guido van Rossum, el creador de Python y también conocido entre la comunidad como el «Dictador Benevolente de por Vida» del desarrollo del lenguaje, decidió que abandonaba el barco y se tomaría unas vacaciones permanentes tras 30 años al mando. Sus razones: estaba cansado del odio y de tener que pelear por propuestas para mejorar Python.
Guido no asignó un sucesor, le dijo a la comunidad que quedaban de su cuenta y que decidieran por sí mismos cómo sería el proceso para tomar las decisiones. Aunque tomó unos cuantos meses, la Python Software Foundation votó este mismo diciembre para decidir sobre el nuevo modelo de gobernabilidad de Python y el resultado es un consejo directivo formado por cinco personas.
Python Governance Vote Results (Dec 2018). https://t.co/XeUyYcdgIr. After a vote by the 94 core Python developers, the Steering Council Model (PEP 8016) won. The steering council is a 5-person committee with broad authority over Python.
— Python Software (@ThePSF) 19 de diciembre de 2018
The Steereing Council Model
El nuevo modelo de gobierno dependerá de ese consejo para establecer las prácticas estándar a la hora de introducir nuevas características en Python. La propuesta, según explican en la documentación, está diseñada para ser «aburrida», amplia, flexible y ligera.
Los desarrolladores Nathaniel Smith y Donald Stufft, autores de la propuesta explican:
No somos expertos en gobernabilidad y no creemos que Python sea un buen lugar para experimentar con modelos de gobernabilidad nuevos y no probados. Por lo tanto, esta propuesta se adhiere en la medida de lo posible a procesos maduros, conocidos y previamente probados. El enfoque de alto nivel de un consejo en su mayoría sin intervención manual es posiblemente el más común entre los grandes proyectos de FOSS exitosos, y los detalles de bajo nivel se derivan directamente de la gobernanza de Django
A la hora de de tomar las decisiones finales, el consejo tendrá toda la autoridad de vetar algo y de servir como juez de apelación, incluyendo la potestad de rechazar las propuestas que se encargaba de tener que rechazar Guido. Además se encargarán de hacer cumplir y mejorar el código de conducta de Python, crear subcomités, y gestionar los activos del proyecto.
Sin embargo, el objetivo es que ese consejo al final ejerza tan poco como sea posible sus poderes y en lugar de votar intentarán llegar a un consenso y estandarizar un proceso para la toma de decisiones. Se han ido por la ruta conocida y probada en lugar de intentar reinventar la rueda evitando complicaciones.
Mientras tanto, Van Rossum sigue por ahí «en la sombras», quizás haga de mentor de alguien que lo busque y quizás colaborando en el desarrollo. Python se ha convertido en un monstruo entre los lenguajes de programación modernos, año tras año es uno de los más relevantes y de mayor crecimiento. Desarrolladores en todo el mundo lo alaban por su gran flexibilidad, y parece ser que su futuro sigue en buenas manos, justo como Guido pensaba.
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La noticia
Tras la partida de Guido van Rossum, Python será gobernado por un consejo de cinco personas diseñado para ser «aburrido»
fue publicada originalmente en
Genbeta
por
Gabriela González
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