Como suele decirse, la realidad supera la ficción, y qué mejor material base para dar forma a un relato cinematográfico lo suficientemente apasionante que las aventuras, desventuras y logros de la infinidad de personajes relevantes que han trascendido a lo largo de nuestra historia.
El biopic es un género que, por así decirlo, siempre ha estado ahí; pero parece que el paso del tiempo está convirtiéndolo en uno de los más prolíficos gracias a su especial facilidad a la hora de cazar galardones y nominaciones durante las temporadas de premios. El potencial dramático de las vidas de sus protagonistas, o unos actores especialmente entregados a la causa bajo una buena caracterización son algunos motivos que hacen proclive a este tipo de filmes a nadar entre estatuillas.
No obstante, muchas cintas biográficas —salvo honrosas excepciones— se olvidan de un punto clave en cualquier producto destinado a ser consumido en una sala de cine, relegando el esencial entretenimiento a un segundo término para volcarse en describir personalidades y acontecimientos con el mayor rigor histórico. Es aquí donde ‘Tom of Finland’, lo nuevo del realizador finlandés Dome Karukoski destaca entre sus congéneres, ofreciendo un inusitado balance entre ambos factores dando lugar a una obra casi perfecta.
Un idealizado relato repleto de contrastes
‘Tom of Finland’ es, más que una biografía fílmica, un sentido homenaje a Touko Laaksonen, icono indiscutible de la cultura gay conocido por el seudónimo «Tom» con el que firmaba sus míticas ilustraciones de contenido homoerótico. Utilizando el ascenso de su popularidad entre el colectivo homosexual y el, en un principio encubierto, salto a la fama del artista, Karukoski rubrica un relato rebosante de contrastes.
La dureza inherente a una vida marcada por la opresión y la censura, tanto a la condición sexual como al arte de Laaksonen, choca con pasajes rebosantes de una ternura casi naíf, enviando un agradable —y agradecido— mensaje esperanzador. Por otra parte, la sordidez y socarronería de sus personajes y la reivindicativa llamada a la transgresión del filme se enfrentan a un tono menos agresivo de lo que podría esperarse, dando lugar a un conjunto orgánico y altamente disfrutable al servicio del espectáculo en todo momento.
En primera instancia, ‘Tom of Finland’ demuestra el magnetismo de su deslumbrante propuesta mediante su propia historia real, conformando una crónica apasionante de la trayectoria de su protagónico desde su participación en la Segunda Guerra Mundial con el ejército finlandés, hasta su última aparición pública; ahorrándose sus últimos años de enfermedad y cerrando con un broche de oro que, como es habitual en este tipo de producciones, tiende a idealizar a su figura central.
Un espectáculo digno de los grandes filmes de estudio hollywoodienses
Junto al impecable trabajo del guionista Aleksi Bardy dotando de una progresión orgánica y fluida a la trama, Dome Karukoski envuelve su séptima película en un tratamiento formal que, junto a su extraordinario diseño de producción, la permite jugar en la liga de los grandes filmes de estudio made in Hollywood sin perder un ápice de ese toque especial del cine nórdico.
Su ambiciosa concepción convierte a ‘Tom of Finland’ en un auténtico viaje a través del tiempo y el espacio, arrancando en el oscuro frente de la Guerra de Invierno donde los hombres uniformados y el sexo furtivo entre militares se elevan como el germen del arte de Laaksonen, y a su vez como antítesis de la controvertida liberación gay con la que cierra la cinta en Los Angeles a finales de los ochenta.
Un periplo a través de dos países y culturas radicalmente diferentes, y a lo largo de cinco décadas, articulado con maestría mediante el uso del montaje, y utilizando como catalizador una ecléctica banda sonora que, prácticamente de forma inconsciente, va enlazando imperceptibles elipsis temporales haciendo pasar sus casi dos horas de metraje ante nuestros ojos sin que prácticamente nos demos cuenta.
‘Tom of Finland’: tan magnética como el arte de su protagonista
Describir ‘Tom of Finland’ podría resultar una tarea infinitamente más sencilla de hacerlo comparándola con alguna de sus ilustraciones más famosas. Es transgresora, artísticamente intachable, y oculta un alma, delicadeza y sensibilidad inmensas tras su espectacular fachada. Una genuina obra de arte que podría escandalizar a los más remilgados, y que brilla impregnada de un magnetismo que te impide apartar la mirada aunque no comulgues con las ideas o te interese lo más mínimo la vida de su protagonista.
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‘Tom of Finland’: un extraordinario y transgresor viaje
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Espinof
por
Víctor López G.
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