Lo bonito siempre es relativo. Para uno, los gráficos fotorrealistas de un ‘Forza 7’ ocuparían el top de esta lista, mientras que para otro el minimalismo de ‘Thomas Was Alone’ ocuparía ese mismo puesto. Sin embargo, con nuestros más y nuestros menos apoyados por ese dicho que une opinión y culos en una misma frase, es indudable que hay juegos que destacan por lo visual.
Con esta lista queremos acercarnos a algunos de ellos, los que por alguna razón han conseguido cautivarme con su belleza, diseño visual o portento técnico. Sé que me dejo muchísimos en el tintero, y dudo que algún día acabase si no lo hiciera, pero de entre todos ellos estos son los 17 juegos más bonitos a los que he jugado.
‘Abzu’
(2016) – PC, PS4 y Xbox One
A Matt Nava le fascinaba el buceo y, tras trabajar en ‘Journey’ (otro que aparecerá en la lista), se le ocurrió que podía trasladar la belleza del desierto de aquél al fondo submarino. Que la aventura sea tan parecida no es baladí, en ambos el juego consiste más en maravillarte con su despliegue visual que en plantarte un reto a través del control. Sobra decir que el experimento les quedó fantástico y, como en el caso del juego en el que se inspira, ‘Abzu’ es un juego imprescindible.
‘Flower’
(2009) – PS3, PS4, PS Vita y iOS
‘Flower’ no es sólo uno de los juegos más bonitos a los que he jugado, también está entre mis preferidos de la historia del videojuego. En él controlamos una brisa de aire que debe recoger pétalos de flores y polinizar otras plantas para devolver la vida a un terreno asolado por la industrialización y el crecimiento de las grandes ciudades. Ver todos esos pétalos volar al unísono, mientras la naturaleza explota a su paso, siempre me ha parecido una experiencia alucinante. Probablemente el trabajo más espectacular de Thatgamecompany y Jenova Chen.
‘Hidden Folks’
(2017) – PC, Android y iOS
Lo de menos es más no es una regla exacta a la que agarrarse sin dudarlo, pero a los alemanes Adriaan de Jongh y Sylvain Tegroeg les funcionó de maravilla en ‘Hidden Folks’. Esta curiosa propuesta no es más que un ¿Dónde está Wally? en el que buscar objetos escondidos interactuando con el fantástico arte de Tegroeg. Un juego relajante y apto para todos los públicos en el que es imposible pasarte horas escudriñando cada punto del escenario en busca de ese detalle que te saque una sonrisa.
‘Hohokum’
(2014) – PS3, PS4 y PS Vita
La prueba de que los experimentos artísticos no siempre salen bien y, por lo general, el mundo del videojuego necesita algo más que buenas intenciones. ‘Hohokum’ nos ponía en la piel de una serpiente que debía recorrer distintos escenarios completando varios objetivos, normalmente llevar a los curiosos seres de su mundo de un lugar a otro. La falta de objetivos claros y lo confuso que resultaba todo le cerró muchas puertas, pero la de ser considerado una obra de arte interactiva nunca fue una de ellas.
‘Journey’
(2012) – PS3 y PS4
Si le preguntas a cualquier persona que haya jugado a ‘Journey’, cuál es su escena favorita, todos te contestarán lo mismo: el descenso entre las ruinas por el desierto. El brillo de la arena bañada por el sol, el escenario desparramándose como en un alúd… Son apenas unos segundos de un juego no mucho más largo, pero la experiencia que ofrece es inolvidable y se queda grabada a fuego en la cabeza. El juego de Thatgamecompany es muchas cosas más, claro, pero ser el poseedor de la escena más bonita de la historia del videojuego no es moco de pavo.
‘Ni no Kuni’
(2010) – DS, PC, PS3 y PS4
No es que ‘Ni no Kuni’ sea lo más parecido a estar dentro de una película de Studio Ghibli, es que los creadores de cintas como El Viaje de Chihiro estuvieron trabajando directamente con Level-5 para parir las dos entregas principales. El resultado es evidente, un RPG de la vieja escuela tan bonito que duele. Un trabajo soberbio en el que, además, la emoción que causaba no sólo se limitaba a lo que entraba por los ojos.
‘Okami’
(2006) – PC, PS2, PS3, PS4, Xbox One y Wii
De la mano del siempre genial Hideki Kamiya, Capcom lanzó allá por 2006 uno de esos juegos que acaban sobreviviendo al tiempo sin apenas despeinarse. Una aventura en la que debíamos luchar contra la oscuridad controlando a la diosa Amaterasu, de corte muy japonés y muy centrada en el folklore nipón. No le impidió convertirse en un éxito a nivel internacional y, de rebote, que cada vez que se habla de juegos rebonicos el nombre de ‘Okami’ salga a relucir.
‘Old Man’s Journey’
(2017) – PC, Android y iOS
Si no me equivoco, se trata del juego más reciente de la lista. Una aventura especialmente diseñada para móviles en la que acompañar a un viejo lobo de mar hasta un destino incierto. La historia, pese a parca en palabras, es memorable, pero lo es más aún todos los escenarios y fotografías animadas con las que nos vamos cruzando por el camino. No haremos mucho más allá de controlar la altura e inclinación de las colinas para que el señor siga avanzando, pero el bellísimo paseo por este ‘Old Man’s Journey’ me parece un viaje imprescindible.
‘Ori and the Blind Forest’
(2015) – PC y Xbox One
De los títulos más bonitos que he probado en los últimos años, además de un juegazo como la copa de un pino. ‘Ori and the Blind Forest’ entendió el espíritu ‘Castlevania’ como muy poco lo han hecho desde que se inició la moda de lo Metroidvania. Sus escenarios son alucinantes, el bichico que controlas es puro amor y, de regalo, tienes algunas secuencias de acción que son para quitarse el sombrero. Puro arte en movimiento.
‘Puppeteer’
(2013) – PS3
No debió irle demasiado bien en ventas, porque ni Japan Studio se ha animado con una segunda entrega, ni Sony le ha dado la oportunidad de saltar a PS4 con un remaster, pero ‘Puppeteer’ es una aventura fantástica que bien merecía algo más de cariño. Además de ser divertidísimo, el pintar la aventura como una obra de teatro, a base de recortables y texturas reconocibles, le daba un aspecto brutal que brillaba aún más cuando había jefes en pantalla. Un juego muy recomendable, aún a día de hoy, para grandes y pequeños.
‘Shadow of the Colossus’
(2005) – PS2, PS3 y PS4
Hay juegos que te marcan de una forma especial y, aunque cualquier juego del Team Ico merecería un puesto en esta lista, me he quedado con ‘Shadow of the Colossus’ precisamente por lo mucho que me impresionó en su momento. Recorrer a caballo llanuras y bosques para acabar encontrándote con bestias gigantes que debías escalar y asesinar por un bien común, es un momento que difícilmente se borrará de mi memoria. Probablemente el juego que mejor ha conseguido captar el romanticismo en sus construcciones y escenarios.
‘The Legend of Zelda: The Wind Waker’
(2002) – Gamecube y Wii U
Puede que tener tan cerca las bellas estampas de ‘The Legend of Zelda: Breath of the Wild’ inviten a optar por ese juego en vez de otros de esta saga, pero lamentablemente para sus detractores, yo estoy entre los que opina que ‘The Legend of Zelda: The Wind Waker’ marcó un antes y un después en la franquicia de Eiji Aonuma. Con el tiempo las críticas hacia su cel shading se han ido diluyendo y, como era de esperar, se le ha colocado en el trono de lo bonito y espectacular que mereció desde el primer día.
‘The Unfinished Swan’
(2012) – PS3, PS4 y PS Vita
Empezó como una demo técnica y, a la larga, demostró que tampoco estaba hecho para mucho más, pero afortunadamente su batacazo no impidió que lo disfrutásemos y que, con el paso de los años, la gente de Giant Sparrow acabase lanzando una obra mucho más redonda, el imprescindible ‘What Remains of Edith Finch’. Sea como sea, con ‘The Unfinished Swan’ aprendimos lo importante que podía llegar a ser el minimalismo en el mundo del videojuego y que, con un lienzo en blanco y una bola de pintura, podían crearse estampas alucinantes.
‘The Witness’
(2016) – PC, PS4, Xbox One, Android y iOS
No sé si tras ‘Braid’ a alguien le quedaba alguna duda de hasta qué nivel era un crack Jonathan Blow, pero de la mano de su isla en ‘The Witness’, no sólo consiguió la difícil tarea de enseñarnos un lenguaje a través de un videojuego, también hacernos vibrar con unos paseos memorables que el resto de la industria no ha tardado en intentar imitar. No es un juego para todo el mundo. Requiere una paciencia y una atención constante. Pero el resultado bien merece que le dediquemos más horas de las que pensábamos que nunca invertiríamos en un juego de puzles.
‘Transistor’
(2014) – PC, PS4 y iOS
De la mano del arte de Jen Zee, el equipo de Supergiant Games respondió al éxito de ‘Bastion’ con un juego aún más espectacular. Brilla con luz propia tanto en lo visual como en lo jugable, pero más aún en una banda sonora que pone la guinda sobre el pastel. Crítica y público no le dieron la espalda, cosechando un millón en ventas y no pocas nominaciones y premios, todos ellos bien merecidos.
‘Uncharted 4’
(2016) – PS4
Era inevitable que un juego con músculo gráfico acabase saliendo en la lista y, por su diseño visual como por su acabado técnico, ‘Uncharted 4’ debía ser el elegido. Persiguiendo la utopía pirata de Libertalia, Naughty Dog nos traslada a una selva despampanante en la que es imposible no pararse de vez en cuando a utilizar el modo foto del juego. Que además nos toque la patata a todos los que hemos vivido desde el primer día las aventuras de Nate, le suma varios puntos más a su valor como juego sangriento y cuqui a la vez.
‘Yoshi’s Woolly World’
(2015) – 3DS y Wii U
No me temblaría la voz al afirmar que, si hay una compañía cuyos juegos son bonitos por definición, esa es Nintendo. Para muestra el alucinante trabajazo que hay detrás de ‘Yoshi’s Woolly World’ y su mundo de lana, crochet y botones. No hubo juego más bonito en Wii U, y dudo mucho que haya salido uno capaz de rozarle la cara al juego de Good-Feel. Al menos hasta que llegue la siguiente entrega para Switch.
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Si existiese un museo a los juegos más bonitos, estos 17 estarían en él
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Xataka
por
R. Márquez
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