El año 1202, unos monjes cistercienses llegados desde el sur de Francia habitaban un pequeño cenobio a orillas del Ebro. El recinto, consagrado a Nuestra Señora de Rueda, fue creciendo hasta que la Desamortización de Mendizábal de 1836 lo relegó a un inmueble agrícola y ganadero.
Tras años de trabajos, el monasterio hoy situado en la localidad de Sástago, en Zaragoza, ha renacido ahora para mostrarnos su antiguo esplendor. El conjunto, considerado un exponente máximo de la Orden del Císter en Aragón, ha recuperado sus dependencias tal y como fueron concebidas en el siglo XIII, de manera que el visitante actual puede imaginar fácilmente la vida monástica en la Edad Media.
Nuestra Señora de Rueda es el máximo exponente de la Orden del Císter en Aragón.
La visita se inicia en la Plaza de San Pedro, el corazón de este recinto de 38.000 metros cuadrados . La sobria iglesia medieval se alza a un lado y el palacio abacial del siglo xvii al otro, unidos por una galería de estilo herreriano.
Pieza clave es el Claustro, alrededor del cual se articulaban las principales dependencias monacales: celdas, enfermería, locutorio, sala de escritura, cocina, refectorio, cilla para el grano, calabozo…
Mención aparte merecen la Sala Capitular, de virtuosismo artístico, y, la enorme noria que dio nombre al monasterio. Su rueda, de 16 m de diámetro, repartía el agua del Ebro por canales que regaban huertos y abastecía a los monjes.