A priori, adaptar ‘Fargo’ a la televisión no parecía la mejor de las ideas. La película de los hermanos Coen es insuperable, una obra maestra. No necesita continuación, ni remake. Pero sólo hizo falta un episodio para entender que Noah Hawley tenía un plan: extraer la esencia del film de 1996 y contar otras historias que podrían tener lugar en el mismo universo. Y es una gozada.
Ahora mismo, la serie ‘Fargo’ consta de tres temporadas, cada una ambientada en un año diferente y narrando una historia independiente. Hawley incluye la película en esta antología que concibe como capítulos de un libro de crímenes verdaderos ambientados en el Medio Oeste de Estados Unidos. El título, la localización y la cuestión de la «autenticidad» de los hechos (una broma de los Coen) son detalles que se mantienen pero el triunfo de la serie se apoya en estas cinco claves:
Una violenta trama criminal que no deja de dar giros
Uno de los rasgos del cine de los Coen que encontramos en ‘Fargo’, y que encaja con esa introducción de que la historia está basada en hechos reales, es que nada sale como estaba planeado. La vida es así. Y si se trata de un asunto criminal, las cosas van a acabar MUY mal. Habrá violencia, sangre y más cadáveres de los previstos.
Básicamente, cuando ves que un personaje trata de quedarse un botín o salir indemne de un crimen, ya sabes que eso no va a pasar. Puede parecer que ha tenido éxito al principio, pero caerá en algún punto del camino. Mientras tanto, asistimos a situaciones inesperadas y extrañas que complican la trama hasta que la tensión es tan agobiante que explota, llevándose por delante a los personajes.
En medio de la matanza descubrimos a los héroes de esta antología: personas valientes y honradas, humildes y sensatas, con una familia a su cargo, que van a hacer lo posible por resolver el caso. Dos mujeres y un hombre que destacan en un departamento de policía lleno de vagos y torpes, enfrentados al caso más raro, complejo y sangriento de sus vidas. Siguiendo el estilo de los Coen, tenemos a uno o dos asesinos aparentemente imparables, y un puñado de criminales de poca monta que van cayendo uno a uno.
Humor negro derivado del realismo y la excentricidad de los personajes
Tanto en la película como en la serie, son fundamentales las dosis de humor que ayudan a digerir toda la violencia y el dramatismo de las historias. A fin de cuentas, con ese tono realista que suele traducirse en grandes torpezas, personajes tan excéntricos, con su propia manera de ver el mundo, y comportamientos patéticos tanto de las víctimas como de sus verdugos, ‘Fargo’ sólo puede entenderse como una gran comedia muy seria.
Hawley, como los Coen, cuida a todos los personajes y los dota de su propia importancia dentro de la historia, aunque luego reparta justicia de manera implacable como un Dios molesto con sus criaturas más desviadas. Y la serie está regada con la comedia absurda y el humor negro de los Coen, pero siempre en favor de la trama o la construcción de los personajes. Hasta la broma más tonta aporta información, nos ayuda a entender el juego y los jugadores de ‘Fargo’.
Un gran reparto: todos los personajes importan, todos los actores en su mejor nivel
Como de costumbre, los hermanos Coen contaron con un repartazo en ‘Fargo’ (Frances McDormand, William H. Macy, Steve Buscemi…) y la serie no podía quedarse atrás. En la primera temporada destacaron Billy Bob Thornton, Martin Freeman, Allison Tolman, Keith Carradine y Oliver Platt, entre otros; la segunda fue más coral, disfrutamos con Kirsten Dunst, Jesse Plemons, Patrick Wilson, Jean Smart, Jeffrey Donovan o Bokeem Woodbine.
En la tercera, Hawley apuesta por algo especial: Ewan McGregor tiene doble tarea, interpretar a los hermanos Emmit y Ray Stussy. Es, curiosamente, la tercera vez que el actor hace algo así; al principio puede chirriar el truco pero, pasado la extrañeza, se disfruta este reto del actor. Quizá innecesario. En todo caso, encabeza otro elenco extraordinario: Carrie Coon, David Thewlis, Mary Elizabeth Winstead, Michael Stuhlbarg…
Si algo destaca de la serie son los villanos, y creo que Hawley aprovecha el formato para darles más recorrido, conocerles mejor, disfrutar de las extrañas y violentas situaciones que crean. Tanto los ingenuos criminales improvisados que piensan que controlan la situación (Lester en la 1ª; el matrimonio Blumquist en la 2ª; Ray en la 3ª) como los asesinos natos y los diabólicos cerebros que intentan imponer su orden.
Otra clave relacionada con el reparto que hace a ‘Fargo’ tan especial es que todos los personajes están cuidados. Desde los que aparecen regularmente a lo largo de toda la temporada hasta los que tienen una aparición breve; cada habitante de este peculiar mundo tiene su identidad y su importancia en la serie, y esto se refleja tanto en los guiones como en las interpretaciones. Todos los actores ofrecen su mejor nivel aquí, el casting y la dirección de actores es extraordinario.
Una inteligente puesta en escena que cuida cada plano y cada movimiento de cámara
Tan crucial en la evolución de la absorbente trama de ‘Fargo’ es el guion y el reparto como la puesta en escena. Es la clave de una buena dirección: narrar con imágenes, manejar la cámara con sentido, de tal forma que sólo se mueve o se recoloca para aportar información. Los hermanos Coen filman así y Hawley lo ha entendido. Para los que disfrutamos del arte de narrar historias en el medio audiovisual, esta serie es una gozada.
La cámara se mueve para narrar, para exponer lo escrito en el guion; no hay movimientos gratuitos y cada encuadre está medido. Hay un gusto por la composición simétrica de los elementos del plano y un esfuerzo por aportar detalles que ayudan a entender a los personajes y la trama; a veces evidentes, a veces sutiles. El ritmo del montaje, la música y los actores ayudan a dar fluidez a un relato donde, a menudo, la cámara apenas se desplaza o lo hace lentamente.
‘Fargo’ podría estar basada en hechos reales: habla del mundo y el ser humano con tono de fábula
«El mundo está mal. Parece mi mundo pero todo es diferente«, dice a su esposa un hundido Sy en el 7º capítulo de la 3ª temporada. Es uno de los momentos más íntimos y profundos de una serie que, en última instancia, retrata el mundo en el que vivimos. Los Coen bromearon con el clásico letrero de «basado en hechos reales», que nunca significó nada porque Hollywood nunca ha respetado la autenticidad de las historias, normalmente las simplifica y suaviza. Hawley va más allá con la broma, sobre todo en la última temporada.
El misterioso y astuto V.M. Varga es posiblemente el mejor villano de la serie y sirve para poner en escena la terrible era de la posverdad. Varga engaña, manipula, destruye y consigue lo que quiere con una sonrisa en su desagradable boca, tras convencer a sus víctimas de que tiene razón. Ojo al inicio y el final de la 3ª temporada: parece preguntarnos, ¿vamos a dejar que vuelva a pasar? ¿Vamos a dejar libre al lobo? Cabe ser tan optimista como pesimista al respecto.
Un aspecto interesante de la construcción de ‘Fargo’ es que nos sitúa en una pequeña y tranquila localidad donde nunca pasa nada. Como un pequeño paraíso. Pero al fin pasa algo, algo grave, y llegan forasteros que desestabilizan todo aún más. Así que los habitantes tardan en reaccionar: su mundo ha sido sacudido, fracturado. Y cada uno intenta recomponer las piezas, comprender qué ha pasado y tratar de seguir adelante, volver a su rutina. Tras la matanza.
La realidad se mezcla con un tono de fábula mientras se desarrolla la trama y los personajes tratan de controlar la situación (en cierto modo, como los espectadores). Esta sensación de que dioses y demonios, extraterrestres y sucesos inexplicables, es parte de lo que hace especial a la serie, y procede del cine de los Coen. Así retratan ellos la vida. Como un cuento absurdo, cómico y violento. Noah Hawley continúa, expande y reinterpreta ‘Fargo’ para ofrecer una serie única, imprescindible.
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Espinof
por
Juan Luis Caviaro
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