En el Parque Nacional Wapusk, en Manitoba, una osa polar y su cría de cuatro meses se acurrucan junto a un sauce. En primavera, osas y oseznos salen hambrientos de su madriguera, al tiempo que las focas paren sus crías en la banquisa de la bahía de Hudson.
Los osos polares se cuentan entre los animales más amenazados por la desaparición del hielo marino del ártico a causa del aumento de las temperaturas. Según la organización conservacionista WWF, en 2040 la extensión de la banquisa del Ártico podría reducirse a su mínimo histórico, afectando gravemente a numerosas criaturas que habitan en él, especialmente los osos polares.
Los ejemplares que tienen acceso continuo al hielo marino son capaces de cazar durante todo el año, pero en aquellas zonas donde la banquisa se derrite en verano, los osos se ven obligados a pasar meses en tierra. En ocasiones, la dificultad para conseguir alimento los puede llevar a una situación crítica.
Algunos paísees, como Estados Unidos o Canadá, intentan salvaguardar la especie actuando en sus hábitats de distribución. En 2011 Estados Unidos protegió una franja de casi 500.000 kilómetros cuadrados frente a la costa de Alaska, donde se cree que podría haber un número importante de yacimientos de petróleo cuya prospección podría poner en peligro a los varios miles de ejemplares de osos polares que habitan en la actualidad.